Capítulo III.

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Después de eso, todo el grupo de trasladados estaba aterrado. Todos estábamos muertos de miedo, nerviosos. Mi mirada estaba perdida, mientras escuchaba como Chris y Tris se quejaban. Mi vista se volvía borrosa al recordar mi casa, mi familia, mi hermana. Si fracaso ellos no me acogerán. No por las reglas, sino por mi padre, él no lo permitiría. Por su ego, por su decepción, porque no quería volver a ver a un monstruo.

Gotas de sudor frío recorrían mi espalda y yo solo podía respirar con rapidez. Recordaba mi antigua facción, mis mañanas leyendo, las clases, Bianca... Dejar todo eso podría haber resultado en vano si fracaso. No puedo permitirme eso. Suspiré y cerré mis ojos, no se podía hacer nada. Era intentarlo o fracasar como abandonado; y creo que era obvio lo que escogería.

Cuatro nos llevó a los dormitorios, donde dormíamos tanto chicas como chicos. Nos cambiamos de ropa y nos hicieron quemar la de nuestra antigua facción. Adiós a Erudición, es un nuevo comienzo.

A la hora de comer, fuimos al gran comedor. Los nacidos en Osadía nos miraban curiosos, mientras que Tris, Christina y yo intentábamos encontrar un buen lugar. A lo lejos se veía una mesa con tres asientos libres, dos justo al lado de Cuatro y uno enfrente de este, así que optamos por sentarnos ahí, yo en frente.

– ¿Podemos sentarnos? – Preguntó Tris en voz baja.

– Sí claro. – Contestó un chico, antes de Erudición, sonriendo. Lo conocía, antes íbamos a clase de Historia juntos. – Soy Will, Erudición, y él es Al, Verdad. – Dijo señalando a su amigo, quien estaba sentado justo a mi lado. Miré al antiguo veraz, era el chico que me sonrió en el tren. Se veía amable.

– Yo soy Tris.

– Abnegación, ¿no? – Tris asintió.

– Christina, Verdad. – Sonrió. Bien, no sé si era yo pero Will y Chris no paraban de mirarse y sonreír. Estos dos tendrán algo, de seguro.

– ¿Y tú?, ¿cómo te llamas? – Preguntó Al con interés. Sonreí de lado.

– Eve. Osadía. – Ya no era de Erudición, era una osada, así que no tenía intención alguna de decir que era erudita. Alcé mi vista hacia Cuatro, quien también me miraba, un poco curioso por mi respuesta. Hizo una mueca, como queriendo sonreír, aunque su expresión se volvió seria cuando los demás empezaron a hablar de sus antiguas facciones.

– No quiero que volváis a hablar de vuestras antiguas facciones, sois osados ahora. – Bebió de su vaso. Vi que Tris tenía intenciones de preguntarle algo, aunque se le veía indecisa. Yo seguí comiendo.

– ¿Tú también eras un trasladado? – Cuatro le miró con una expresión de fastidio en su rostro.

– ¿Qué?, ¿Estás bromeando? – Respondió en un tono frío. Tris se puso nerviosa, y solo negó con la cabeza. – ¿Por qué piensas que puedes hablarme? – Alcé una ceja al escuchar lo que dijo. Sonaba muy prepotente.

– Será por lo accesible que te ves. – Respondió Tris con un tono gracioso en su voz. Todos nos reímos, pero nos callamos cuando vimos que Cuatro tenía una expresión enfadada. Bien, no ha podido ser lo mejor para decir Tris, pero admito que ha sido gracioso.

– Ten cuidado. – Dijo Cuatro. Se levantó de la mesa cuando le llamaron para hablar con él. Y nosotros volvimos a reírnos.

– No sé cómo le has podido decir eso. – Soltó Al.

– ¿Tienes un instinto suicida? – Bromeó Christina.

Terminamos de comer, y nos tomamos el día libre. Esa tarde decidimos ir a las tiendas que había en el Pozo. Al final acabamos comprando mayormente ropa. Estuvimos con Al y Will también. Aunque cuando los cuatro se fueron a una tienda, a la cual yo no quería entrar, un chico nacido en Osadía se me acercó. Era Uriah, lo había conocido en la Ceremonia de Elección. Era bastante amable y nos hicimos amigos rápido.

𝐒𝐂𝐀𝐑𝐒 || 𝐓𝐨𝐛𝐢𝐚𝐬 𝐄𝐚𝐭𝐨𝐧.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora