Cuatro y yo estamos en el Pozo. Somos los únicos aquí, es muy tarde. Estamos sentados en silencio. La simulación me ha dejado un sabor agridulce. Lo miro de reojo mientras él no dice nada. Puedo notar su mirada, está tenso.
Dirijo mi vista a lo que sea que está viendo Cuatro. La tabla de osados que pasaron a la siguiente fase. Sonrío al ver mi nombre. Recuerdo esos días duros, los entrenamientos, mi adaptación.
Miro el nombre de Al abajo. Aparece en color rojo. Ya no está con nosotros. Tampoco lo estaba antes. Al estaba perdido, lo podía notar en su mirada. Lleno de miedo.
Aún puedo sentir un pequeño dolor en mi cabeza. Suspiro, es lo único que se escucha. La simulación de Cuatro me ha dejado pensativa.
Tobias...
Cierro mis ojos mientras el silencio es mi única respuesta a todas mis preguntas. Mi mente ahora es un callejón sin salida. Solo hay dudas, y nadie que las pueda resolver.
– Cuatro. – Él se gira a mirarme mientras yo susurro su nombre. Le sonrío levemente. – Cuatro miedos.
– Cuatro miedos entonces, cuatro miedos ahora. – Asiente. Ahora lo entiendo. – No ha cambiado nada. No consigo avanzar.
– Siempre tendrás miedo. Siempre habrá algo nuevo a lo que temer. Es normal.
– Lo sé.
Miro hacia otro lado. Inspecciono el lugar. Se ve solitario. No hay mucha luz, por lo que lo hace parecer abandonado. Como casi toda la ciudad. Una sonrisa amarga se asoma por la comisura de mis labios.
– Háblame sobre ti, Cuatro. Eres un libro cerrado para mí, lo has sido desde que te conocí.
– ¿Qué quieres que te diga? – Su voz es grave, pero tampoco es dura. Solo está cansado, igual que yo.
– Cuéntame sobre tus resultados. – Suelto sin pensar en la respuesta que puede darme. – En la prueba de aptitud.
Ah. – Responde, rascándose la nuca. – ¿Importa?
– Sí, quiero saberlo.
– Qué exigente. – Dice sonriendo.
Nos miramos por unos segundos pero él aparta la mirada en seguida. Siento un escalofrío en mi cuerpo. Hace frío. Siento como su meñique toca el mío. Sonrío mientras su mano me da calor.
– No le cuento estas cosas a la gente, ¿sabes? Ni siquiera a mis amigos. – Confiesa, después de un silencio que se me hace eterno.
Asiento mientras hago una pequeña mueca. Nuestras manos se entrelazan y él me acaricia la mano con su pulgar. Me acerco un poco más a él y apoyo mi cabeza en su hombro. Cierro los ojos por unos segundos.
– Mi resultado era el que cabría esperar: Abnegación.
– Oh. – Solo puedo responder eso. No me lo esperaba. Supongo que me he equivocado con él.
Había supuesto que le había salido Osadía en la prueba. No me esperaba que fuera un chico de Abnegación.
– Y aún así elegiste Osadía.
– Por necesidad.
– Tenías que huir... De tu padre. – Susurro. Cuido mis palabras. No quiero arruinar esto. Me quedo callada unos segundos mientras él siente. – Por eso no aceptas ser líder de Osadía. Puede que, si lo eres, tengas que volver a verlo.
Puede que esté diciendo muchas cosas sin sentido, pero no puedo quedarme con las dudas. Quiero conocerlo. Quiero saber quién es. Si voy a confiar en él, tengo que saber quién es Tobias.
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𝐒𝐂𝐀𝐑𝐒 || 𝐓𝐨𝐛𝐢𝐚𝐬 𝐄𝐚𝐭𝐨𝐧.
Science FictionUna erudita callada y neutral para algunos; para otros una osada letal, un arma. París Riccia, una chica con una mirada ciertamente misteriosa, más no una chica normal. Había algo en ella que podría romper con todo, menos con un corazón leal. Una...