Capítulo V.

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Estos últimos días han sido agotadores. Tris y yo nos levantamos una hora antes que los demás, vamos al comedor y desayunamos algo ligero y nos ponemos a entrenar. Practicamos de todo: disparamos, peleamos, le enseño varios ataques y movimientos, practicamos diferentes lanzamientos con los cuchillos...

Y hoy no era la excepción.

– Me duele todo. – Se quejaba Tris mientras caminábamos hasta los sacos que había en la sala de entrenamiento. – Hasta mis nudillos están rojos por golpear estos sacos ayer.

– Si te sigues quejando no te enseñaré nada más. – Sonreí de lado.

– Sí, instructora. – Nos reímos y estiramos un poco. Últimamente Tris y yo nos habíamos hecho cercanas. Estos días hemos hablado más que nunca, mientras entrenábamos.

– Bien, empecemos. – Me coloqué en posición, delante de un saco rojo. – Para las peleas es muy importante que te centres en el próximo movimiento que hará tu contrincante. Fíjate en sus pies. – Señale a la parte baja del gran saco. – Normalmente usan los brazos para atacar. Ahí podemos ser más listas y utilizar nuestras piernas.

– Y si damos patadas se debilitan más.

– Exacto. – Le hice una demostración y le di una patada al saco. – Intenta dar las patadas en la espinilla. Así cuando se retuerza el enemigo, puedes tomar ventaja y pegarle en la cara, o en el cuello, que es mejor.

– Esto va a ser más difícil de lo que pensaba.

– Vamos, ya has mejorado muchísimo, no te desanimes. Hasta sabes disparar y esquivar los golpes, solo te falta un poco más y en tu siguiente pelea, seguro ganas. – Le sonreí, de forma sincera.

Me coloqué en frente de Tris, las dos nos pusimos en posición. Le hice una demostración de la patada, sin darle fuerte, y de varios movimientos y lugares en los que pegar.

– Bien, te toca a ti.

– Pero no quiero hacerte daño.

– Podré soportarlo. – Dije burlona y me sonrió. – Solo pon en práctica lo que te acabo de enseñar. – Con esto dicho, Tris me dio una patada en la pierna derecha, lo que hizo que me agachase por el dolor. Me iba a dar un golpe en el cuello, como le había enseñado, pero fui más rápida y le agarré el brazo, lanzándole lejos de mí. – Tienes que ser rápida, vamos. Levántate y ataca.

– Esto es muy duro, tú lo haces ver muy fácil. – Me reí y Tris me dio un golpe en la cara. Yo le sonreí y me agaché, arrastrando mi pierna por el suelo, pasándola por sus pies y haciendo que Tris se cayera.

– Vas bien, Tris. Venga. – Le di mi mano para ayudarle a levantarse. Pero aprovechó esto para tirarme encima de ella y darme varios golpes en el estómago. Ya me dolía el abdomen, así que le di un puñetazo en la cara y me levanté, para acorralarla y doblar su brazo, sin hacer mucha fuerza. – Por ahora está bien, dejémoslo aquí antes de que desquites tu ira conmigo. – Bromeé.

– Lo siento. – Las dos sonreímos. Tris se sentó en el banco y yo bajé de la plataforma. Mi mirada pasó a un chico que nos veía con media sonrisa en su rostro. Cuatro. Sonreí inconscientemente.



(...)



– Dios, este pastel de chocolate está riquísimo. – Dijo Christina mientras comía su segunda porción del pastel que habían servido en el comedor.

– Puedes comerte el mío, si quieres, no me gusta mucho el chocolate. – Comentó Tris.

– Que no te guste el chocolate en sí ya es un crimen grave, aunque te lo perdono por dármelo. – Sonrió Chris y los demás nos reímos. Yo comía el mío mientras veía como Will y Al hablaban de las clasificaciones.

𝐒𝐂𝐀𝐑𝐒 || 𝐓𝐨𝐛𝐢𝐚𝐬 𝐄𝐚𝐭𝐨𝐧.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora