– Escuchadme todos, no lo repetiré dos veces. – Cuatro alzó la voz, para que le prestáramos atención. Tiró dos sacos al suelo del tren, mientras nos acercamos a él, haciendo un círculo.No quería verle a los ojos, aún seguía enfadada con él. Pero esos ojos marrones no paraban de verme, mientras comenzaba a explicar cómo era esta última parte del entrenamiento.
– El juego es muy sencillo, es como la Toma de Bandera. – Nuestras miradas se encontraron, pero yo la desvié rápidamente.
Eric abrió los sacos, mostrando una buena cantidad de armas de color rojo. Agarró una y comenzó a explicarnos cómo las utilizaríamos.
– Esta será vuestra arma. – Nos la mostró.
– ¿A eso le llaman arma? – Molly hizo una burla, dirigiéndose a su amigo, pero todos lo escuchamos. No bastó ni dos segundos para ver cómo Eric le disparaba en la pierna, demostrando que no aguantaría un solo comentario que juzgase el entrenamiento. Molly se estampó contra la pared, y se sentó en el suelo, gritando de dolor.
– Dardo neuroestimulador. – Agarró la bala de la pierna de Molly. – Simula el dolor de un disparo de verdad, pero solo dura un par de minutos. – Tris y yo nos miramos. Esto iba a ser interesante. – Habrán dos equipos. Cuatro y yo seremos los capitanes. – Miró a Molly, burlándose de ella. – Adelante Cuatro, escoge.
– Escoge tú primero. – Cuatro le miró seriamente y Eric sonrió de forma arrogante.
– Muy bien. – Alzó la cabeza. – Edward.
Cuatro se giró, mirándome. Sonrió de lado. – Yo me quedo con la Erudita. – Alcé una ceja y fruncí el ceño. Me coloqué detrás de él, este se giró mirándome y yo simplemente alcé mi cabeza.
– No sé lo qué intentas. – Le susurré, para que solo él pudiera escucharme.
– No estoy haciendo nada, Erudita. – Suspiré.
– Te recuerdo que soy osada. – Él me miró divertido. Parecía una especie de juego para él.
– Lo sé.
– Pues no lo parece. – Me crucé de brazos. – Pareces saber que soy solo un monstruo. – Bien, podría ser muy insistente y tacaña si algo me molestaba, y creo que se estaba dando cuenta.
– No lo eres. – Solté una risa sarcástica. – Sé que no lo eres. Solo fue un impulso.
– Ya. No quiero hablar de eso.
– Cuatro. – Eric se veía enfadado. – Escoge de una vez.
– Bien, me quedo con la estirada. – Tris me miró, un poco confundida, y yo solo me encogí de hombros. Me daba igual si la escogía, eran muy amigos al perecer. – ¿Qué pasa, osada? – Cuatro sonreía levemente, mirándome.
– Nada que te importe. – ¿Celosa yo? En la vida.
Cuatro y Eric siguieron eligiendo, hasta que los grupos estaban formados completamente. Poco tiempo después, entre miradas, llegamos hasta un parque en ruinas. Había una noria gigante, preciosa en mi opinión. Unos cuantos puestos bastante altos rodeaban el lugar. Parecía una feria abandonada. Era perfecto para esconderse.
Corrimos en grupo hasta situarnos en medio de unos cuantos edificios, cerca de la noria.
– ¿Dónde habrá ido el equipo de Eric? – Preguntó Chris, una vez que estuvimos todos reunidos en círculo.
– Habrán ido hasta el fondo. – Respondió Will. Cuatro sacó la bandera de color amarillo fluorescente.
– Bien, fuera luces, venid aquí. – Todos apagamos las luces y nos acercamos a Cuatro. – A ver, ¿Cuál es la estrategia?
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𝐒𝐂𝐀𝐑𝐒 || 𝐓𝐨𝐛𝐢𝐚𝐬 𝐄𝐚𝐭𝐨𝐧.
Science FictionUna erudita callada y neutral para algunos; para otros una osada letal, un arma. París Riccia, una chica con una mirada ciertamente misteriosa, más no una chica normal. Había algo en ella que podría romper con todo, menos con un corazón leal. Una...