Tras descubrir que su amada esposa le era infiel con una omega llamada Chaeyoung, Nayeon decidió enfrentar a la amante en su hogar, sin imaginar que terminaría en la cama con Mina, la sexy esposa de Chaeyoung.
"Bendito sea el día que viniste a mi p...
La verdad, para ser honestas Nayeon creyó que iba a cenar sola, después de todo aquella había sido una propuesta arrojada al azar, pensó que a lo mejor podría ser amiga de aquella alfa y no sufrir tan sola. Además, ambas debían plantearse muy bien que harían de sus matrimonios.
La omega miró el teléfono por cuarta vez, con una ansiedad que no había sentido antes, carcomiendo sus entrañas. Momo le volvió a marcar, esa debía ser la llamada número veinticuatro que recibía de su esposa. Resopló desganada y atendió.
― ¿Alfa?
Habló sonando adormilada.
― ¿Acaso conoces a otros alfas? ―su tono de voz salió con mal humor
Por primera vez, Nayeon se dio cuenta que negar no era una respuesta, el silencio tenso perduró por algunos segundos.
― ¿Estás molesta? ―consultó, cambiando de tema.
―Preocupada Nay, no atiendes mis llamadas hace horas.
La mencionada suspiró, buscando algo que decir.
―Entré en celo, ya sabes cómo me pongo. ―eso era cierto, ese estado de debilidad no era bueno para su rutina.
― ¿Dónde fue?
Momo sabía que su omega era una persona ocupada y que pudo sucederle en cualquier parte, cosa que le hacía sentirse culpable por no estar ahí.
―En Busan.
Contestó sin pensar en lo que salía de su boca. Abrió los ojos en grande cuando notó lo que había hecho.
― ¿Qué hacías tú en Busan? ―Podía jurar que la alfa tenía una ceja arqueada en este momento.
―Fui... A conocer una pastelería nueva, tenía interés en hablar con el gerente, a pedido de Sana, negocios. ―respiró al terminar la frase, rogando sonar creíble.
―Oh ¿Y el celo? ¿En qué momento te llegó?
Esta era la parte donde Im no sabía cómo contestar. Le ponía nerviosa el estar inventando cosas cuando ella no tenía la culpa de nada. Tampoco sentía bien decirle que la masturbó otra alfa.
―Después de hablar con la gerente, por suerte una alfa muy amable me ayudó...me llevó a su casa y me ofreció supresores. ―Le daba risa pensar que la primer frase fue algo sugerente.
Oh, si Momo supiera como esa alfa la ayudó.
― ¿Doña Amabilidad te trajo a casa también? ― Ahora sí, Nayeon quería estallar de risa ahí mismo.
¿Estaba celosa? Que gran noticia, nótese el sarcasmo.
― ¿Celosa? No, solo me dejó tomar una siesta en su sillón, le preparé fideos al ajo y regresé a casa por mi cuenta ¿Contenta? ―Su tono de voz se volvió más agresivo.
Notó como Momo gruñó del otro lado.
― ¿Cómo te parece que debería estar? Otra alfa te tuvo en su casa mientras estabas en celo, ¿Qué tal si se aprovechaba de ti y te daba otro tipo de ayuda? ¿Era necesario que le cocinaras? ―Okey, esto ya no le estaba gustando nada.
―Solo le agradecí el favor, nada más. ¿Sabes qué? No, no sería necesario cocinarle a otra si mi alfa estuviera para cuidarme en un maldito celo ¿De acuerdo?
Dicho esto cortó la llamada, decidida a ignorar la infinidad de llamadas que vinieran después. Dejó el teléfono muy lejos de su alcance
Pensó en dormir otro poco, cuando los toquidos en la puerta cambiaron sus planes. Caminó algo perezosa a la entrada y movió las llaves, abriendo la puerta.
―H-Hola... ―Saludó tímida a la alfa del otro lado de la puerta.
―Sorpresa, ¿creíste que no vendría? ―Sonrió leve.
―La verdad si ―rio.
La omega se hizo a un lado para dar paso a la muchacha. Una vez que entró cerraron la puerta detrás de sí. Mina levantó los brazos mostrando que llevaba una caja cuadrada con el logo de una pastelería.
―Decidí darme una vuelta por la pastelería para distraerme, y terminé por traer pastel del trabajo.
Nayeon formó una pequeña "o" con sus labios, tal parece que su mentira comenzaba a ser verdad.
― ¿Eres repostera? ―la miró curiosa.
―Jefa repostera y gerente ―le guiñó un ojo.
Nayeon comenzó a reír, mientras, ahogada por sus carcajadas le guiaba a la cocina.
―L-Lo siento, es que acabo de hablar con mi esposa ―se auto interrumpió por la risa. ―Y le dije que fui a Busan para ver una pastelería, por negocios.
Mina la miró y rio de igual forma.
―Entonces ¿Eres gastronómica? ―una linda expresión de sorpresa adornó su rostro.
―Sí, jefa de cocina en Eat Sana, el mejor restaurante de Daegu. ―Sonrió orgullosa, mostrando sus dientes mientras guardaba el postre en la nevera.
―Eso explica la delicia que hiciste en mi casa ―quiso decir algo más, pero se detuvo apreciando la mesa bien arreglada y el aroma delicioso que inundaba la cocina. ― ¿Tú hiciste todo esto?― preguntó, a lo que la omega asintió.
―Solo para nosotras, cocinar es terapéutico para mí. —le sonrió.
―Te entiendo, dime ¿Te gustan las cosas dulces?
Nayeon la miró, pensativa.
―No del todo, pero, el mochi está bien, es delicioso.
―Prepararé mis mejores mochi para ti.
Prometió dejando su abrigo sobre la silla.
―Está bien...Yo... ¿Cómo te sientes? ―Ambas tomaron un lugar en la mesa.
Mina se quitó los lentes negros que traía puestos desde que llegó. Descubriendo ojeras enrojecidas y ojos cansados.
―No muy bien ―Hizo una mueca apenas similar a una sonrisa. ― ¿Qué hay de ti?
―Igual, por momentos quiero pensar que es una pesadilla y luego sé que aunque lo intente no hay como despertar. ―sus labios se hicieron una línea.
Nayeon se levantó de la mesa y comenzó a servir los alimentos, una vez colocado todo en cada plato sacó una botella de vino.
― ¿Tomas?
―Más que nunca. ―respondió Mina.
La alfa tomó la botella para servir ella misma.
―Esto es muy tonto, pero, ¿brindamos por los cuernos? ―Nayeon rio por sus propias palabras.
―Por los cuernos entonces.
Alzaron sus copas, alfa y omega heridas brindaron por el comienzo de un vínculo difícil de descifrar.
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