Nayeon sintió mucha curiosidad, más ahora incluso de lo que antes había pensado. Acarició el rostro de Mina con su mano libre. Queriendo compadecerse de su dolor.
― ¿Por qué te quedaste si ella no tenía nada para ti? ―Consultó dudosa.
―Creí que si me esforzaba se fijaría en mí, pero ya ves, soy una alfa rechazada, ni siquiera su loba intentó tratar con la mía. ―Suspiró, agotada.
―Lo siento, es algo horrible, todos merecemos un poco de amor. ―habló despacio, desprendiendo el aroma a mandarinas que sabía, podía ayudar a su compañera de dolores.
―Tú también mereces amor, no te engañes bonita omega ―Mina se subió sobre el cuerpo ajeno, cuidadosa de no aplastarla, tomó su mano suelta y la entrelazó con la suya, subiendo ambas manos juntas a los lados de su cabeza.
― ¿Yo, me engaño? ― la omega estaba confundida.
―Puedo ver que una parte de ti aún quiere ser fiel a tu primer alfa, eres quien más está sufriendo de las dos. ―susurró sobre sus labios. ―Mi matrimonio nunca existió, nunca amé ni fui amada, en cambio tú, apostaste todo por alguien que está jugando contigo. ―una sonrisa amarga surcó sus labios, la rubia se mordió el labio inferior. ―Daría lo que fuera por alguien que me ame con esa devoción.
Lágrimas cristalinas rodaron cuesta abajo en sus coloreadas mejillas, Nayeon sentía mucho dolor, ¿Cómo la mujer de sus sueños pudo hacerle esto? ¿Qué podría hacer en una vida sin Hirai Momo? Y porque.... ahora la mujer que amaba le daba miedo.
Su corazón latía rápido en cada llamada, su pequeña loba interior temblaba con la cola entre las patas al oír sus gruñidos cruentos.
Esto era Nayeon, en esto Momo la convirtió. Ya no era más una loba libre, se daba cuenta que temblaba ante la sola idea de mentir, no entendía como la voz salía tan estable mientras su cuerpo entero temblaba de ansiedad. Se perdió por completo, hecha una loba obediente y sumisa. Doblegada a cumplir por unas simples caricias en la cabeza.
Im lloró como un cachorro sin consuelo, Mina se dio cuenta en el reflejo de sus lágrimas que esas palabras pesaban como el plomo. Besó cada lágrima caída y la abrazó, dándole seguridad entre sus brazos fuertes. Nayeon se dejó abrazar, necesitada de ese afecto genuino que era muy diferente a la dominación.
―P-Perdón, no quería...l-lastimarte. ―rogó Mina con la voz quebradiza.
―N-No lo h-hiciste. ―contestó la castaña con la poca fuerza que reunió.
―Tus bellos ojos de cristal se empañaron por mi culpa, debía hacer que la pases bien, no hacerte llorar. ―hundió el rostro en el hueco entre el cuello y el hombro. Sintiéndose culpable.
Impregnando su aroma a café con la mandarina tan dulce y triste.
―La pasé muy bien contigo. ―los finos dígitos dieron caricias placenteras a los rubios cabellos de la más alta. ―Pero tienes razón, me convertí en el perro faldero de alguien más ―mordió su labio inferior. ―Estoy llorando porque me perdí a mi misma...Lloro porque perdí la libertad que tanto busqué.
Suele suceder, como un hechizo invisible, que cuando amas a alguien de manera tan devota te pierdes a ti mismo, y esa persona merecedora de tu entrega tiene dos opciones, llevarte hacia ti o encerrarte en él. Nayeon por fin entendió que estaba encerrada en Momo.
Mina levantó el rostro, dejando un suave beso en los labios de la mayor. Miró sus ojos y le hizo sonreír, ambas miradas brillaron por un instante.
― ¿Sabes? No quiero que seamos de esas amantes que tienen sexo...quiero que seamos amantes que hacen el amor. ―Nayeon se animó a expresarse por completo.
―Me gusta, pero, no tenemos que hacerlo aún si no estás lista, todo esto nos sobrepasa y tal vez... ―Ahora Mina fue enmudecida por los labios de Nayeon.
―Hagamos un trato... ―propuso la omega.
― ¿Cuál? ―La escuchó atenta.
―Besemos nuestras heridas Mina, es algo en lo que encontramos satisfacción, y...además, quiero entregarme cuando mi celo termine, quiero ser yo quien decida darte mi cuerpo, no mi loba...Ya cometí ese error una vez, ¿Crees que...funcionará?
Recibió otro beso en lugar de palabras. Caricias en la cintura en lugar de respuestas. Una breve pausa para respirar fue el momento preciso.
―Trato hecho... Si esto que sentimos no es un impulso seré capaz de respetarte tanto tiempo como desees...― besó sus labios nuevamente.
Ese contacto, sutil pero estremecedor. Las manos explorándose ansiosas, las lobas insatisfechas bajo la luz de la luna, frustradas por no encontrarse otra vez. Entendiendo que ellas no siempre tomarían la decisión, aunque quizás esta vez tuvieran razón, en un mundo donde se rigen por sus animales, los humanos querían ser eso, simples humanos descubriendo lo incierto.
Luego de una extensa y caliente sesión de besos, Nayeon comenzó a sudar, así también a respirar de una manera irregular.
― ¿D-Donde está el baño? ―preguntó apresurada.
― ¿Estás bien?
No lo estaba, pero esa pregunta era un reflejo natural de preocupación.
―El celo, tengo fiebre. ―Nayeon suspiró. Odiaba los calores tan intensos y el sudor.
―Tranquila, te ayudaré, solo hazme caso ¿Si?
La omega asintió, casi al borde de empezar a delirar. Mina la ayudó a levantarse y cargó en brazos a la omega hasta la tina del baño. Una ducha con agua fresca le ayudó a sentirse mejor, mientras el líquido relajaba su cuerpo, la rubia cambió las sábanas en la cama, que ya estaban algo manchadas. Buscó una bata y se la ofreció a Nayeon para salir de la ducha.
Algunos paños fríos en la frente y un supresor bastaron para que Nayeon se sintiera mejor.
―Vamos a dormir, es mejor que descanses. ―murmuró Mina, en un tono tan suave que hacía a su acompañante sentirse relajada.
Nayeon dejó que, por segunda vez, Mina la abrazara por la cintura. Cerrando los ojos con ella, cayendo rendidas al sueño.
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Infidelidad [Adaptación Minayeon]
FanficTras descubrir que su amada esposa le era infiel con una omega llamada Chaeyoung, Nayeon decidió enfrentar a la amante en su hogar, sin imaginar que terminaría en la cama con Mina, la sexy esposa de Chaeyoung. "Bendito sea el día que viniste a mi p...