i. Perdidas

262 19 5
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

❛PERDIDAS❜

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

❛PERDIDAS❜


                         Blanche Forrest siente el frío colarse entre los pequeños agujeros de su suéter tejido, como agujas de hielo que le hacen picar la piel y provocan que un escalofrío recorra su espina dorsal. Ahí, en medio de un claro en el bosque, siente desaparecer la convicción que tenía de encontrar el auto y a su amiga dejada atrás. No tiene idea de cuánto han peregrinado en la noche, cuando pareció envolverlas una neblina perfumada a miel que mareó sus sentidos y las obligó, desorientadas, a buscar el camino de regreso al automóvil, en un lugar puesto de cabeza donde los caminos no existían como recordaba su mente, otrora confiable. La única certeza que tiene es que, frente a frente de un hombre apaleado por la vida, nada parece indicar que estén en un lugar seguro.

Finalmente, después de una eternidad en silencio al escuchar el nombre procedente del hombre, hay un asentimiento en reconocimiento por parte de la mujer de cabellos caramelo, que titubea por un segundo antes de decir—. Buenos días... O madrugadas, he de decir... —Nervioso es lo único que puede describir su estado mental. Están solas, perdidas y, si bien el semblante del hombre lo percibe honesto, sigue siendo un desconocido con el que se han topado de casualidad en medio del bosque; pronto visualiza la silueta de otro hombre en el suelo, que aparenta recién despertar, confundido. Continúa, en medio de un sobresalto, su voz apresurando las palabras como si ello fuera a garantizar una pronta contestación de salvaguarda—. ¿Sabrá usted por dónde se llega a la carretera? Cruzamos la meseta para ir por nuestro auto pero creo que he confundido los caminos... Verá, llevamos toda la noche caminando...

—¿Auto ha dicho? —El hombre pelirrojo parpadea y Blanche vislumbra por un segundo en sus ojos la certeza de que ha captado sus palabras, como si estuviera hablando con mil y un tecnicismos con alguna de sus tres amigas que, cuando reconocen una palabra entre esos centenares, poseen el mismo brillo de satisfacción.

Blanche entrecierra los ojos, con un ligero dolor en las sienes, el malestar concentrado en la parte posterior del cuello, potenciado por la presión que ejerce su bolso, cruzado para que tenga libres las manos. No le gusta que le tomen el pelo y, aunque quiere creer que el hombre está jugando con ella un juego de mal gusto, en su interior sabe que su desconcierto es genuino.

LOST IN THE WOODS ━━ Outlander Donde viven las historias. Descúbrelo ahora