1997.
¿Qué más podía salir mal en otro año de ataques terroristas, llamados por un alto al fuego, desapariciones y asesinatos de figuras públicas e inocentes, teorías conspirativas y recesiones? Definitivamente no la clonación de una oveja que adop...
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❛EL INCIDENTE DEL CAFÉ EN LA RUTA A CASTLERIGG❜
Cuando Orla Darling pide un café con leche para el desayuno en una cafetería al pie de la carretera, sus amigas Synnove, Flora y Blanche saben que algo no estará bien para lo que resta del día. Entendiendo las consecuencias que correrá la chica rubia ceniza por tener un estómago muy sensible, se limitan a verla beber los primeros sorbos que sellan su destino: Synnove con resignación siendo que su consejo de evitar la bebida quedará volando en el aire, Flora en apoyo pero consciente de que su propia intolerancia la empuja a beber té al no querer experimentar malestar, y Blanche sintiendo que no tiene el derecho de limitarla debido a que ella está bebiendo su segunda taza, por al mismo cansancio que las aqueja a todas.
Es 21 de septiembre de 1997. Viajando desde Londres, han recorrido con su monovolumen tantos sitios y atracciones que, sin revisar a diario el calendario e itinerario que Blanche mantiene en su bolso junto al mapa, están seguras de que se perderían en el tiempo.
Ciertamente ha sido un buen viaje, pero la desventaja de un road trip radica en que, ensimismadas con las atracciones de su tour, la noche puede pisarles tanto los talones como para evitar que encuentren con paciencia un estacionamiento seguro donde quedarse y descansar como es debido. Han corrido con mala suerte una vez en Cumbria, donde tras visitar dos de los sitios de interés marcados, tuvieron que regresar sobre sus pasos para encontrar un buen lugar donde estacionar, lo que les restó tiempo de descanso al tener que levantarse antes para iniciar temprano su recorrido y terminarlo.
—Entonces de Castlerigg podemos visitar alguno de los lagos que encontremos en el camino... Si tenemos suerte llegamos a Carlisle a la noche para descansar y ahí visitar el Castillo de Carlisle y el Muro de Adriano, luego hay que buscar un lugar cerca de la frontera con Escocia para descansar y pasar por Gretna Green y...
—¿No podemos resolver lo siguiente al pasar Gretna Green? De cualquier forma, ¿Qué íbamos a ver en Gretna Green? —inquiere Synnove, con el ceño fruncido en confusión ante la verborrea de su amiga, que tiene la costumbre de hablar hasta por los codos sin preocuparle mucho si los demás captan o no la información, con tal de ordenar sus ideas.
