19: Eres mío

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El castaño se encontraba en la puerta de Kunikida, se escuchó el suave sonido de tres golpes y unos pequeños pasos, al otro lado de la puerta se escuchó un golpecito recibiendo cómo respuesta otros dos.

- Papá estás de regreso - dijo entre susurros la menor al abrir la puerta, el castaño cargo a la menor y entro a aquel departamento, el rubio aún dormía.

- Lo siento te desperté – la menor abrazo a su padre, llevaba 2 días desaparecido era un corto tiempo a comparación de otras ocasiones.

- No importa me alegra que estés de regreso papá - el castaño comenzó a dar suaves palmadas en la espalda de la menor mientras se acercaba silenciosamente al rubio.

- Kunikida, es hora de despertar llegarás tarde al trabajo - murmuró el castaño al rubio, quien se levantó de golpe comenzando a arreglarse velos mente.

- ¿Qué hora es? - el rubio coloco su mirada en el reloj 3:18 am eso regreso al idealista a sus sentidos dándole una mirada de muerte al castaño.

- Mami ya despertó - dijo la pequeña al estirar los brazos hacia el rubio quien la recibió por reflejo.

- Dónde demonios te habías metido idiota, llevas casi 3 días desaparecido - le regaño el rubio quien mataba a al castaño con la mirada, en cambio el castaño solo se encogió de hombros.

- Digamos que me encontré con un viejo conocido - el castaño le había entregado la información recopilada al rubio, este no entendía que quería decir, pero estaba impresionado por la información obtenida.

- Dazai esto es... - el castaño solo le dedico una sonrisa de auto suficiencia y camino hacia la puerta mientras la menor bajaba des sus brazos y seguía a su padre.

 - el castaño solo le dedico una sonrisa de auto suficiencia y camino hacia la puerta mientras la menor bajaba des sus brazos y seguía a su padre

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- Dazai san, cómo era la madre de Kyoko - pregunto el albino mientras entregaba a la pequeña al castaño.

- Porque la pregunta Atsushi - dijo el castaño mientras recostaba a la pequeña en una cama de la enfermería.

- Es solo que Kyoko es muy diferente a los niños del orfanato - dijo el Alvino algo apenado, no considero la idea de que era un tema delicado para el castaño.

- Veamos, su madre era muy temperamental, se enojaba por todo, pero a veces le gustaba reír por cosas sin sentido y sonreír en cada oportunidad que tenía - dijo una sonrisa al recordar la cara del pelirrojo con su sonrisa tras ver un amanecer juntos.

- Y la amaba - dijo sin pensar en un susurro el chico tigre quien tapó su boca al instante, el castaño solo despeinó levemente el cabello del Alvino.

- La amo, pero, aunque su corazón es mío, el destino no quiere que permanezcamos juntos - murmuró con suavidad ganando una mirada triste del chico.

- Le gustaría volver a verla una vez más - el castaño solo sonto una risa frágil ante el comentario del Alvino confundiendo al chico.

Un Amor Marchito - SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora