27: Sombras

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El castaño despertó de golpe tras una pesadilla, se sentía sofocado y la habitación parecía cada vez más grande y obscura, como si cayese en un abismo.

- Mierda, otra vez ese estúpido sueño - murmuró mientras colocaba una mano a su lado, sintiendo la frialdad por falta de la presencia de su pequeña hija.

El castaño aún no podía evitar sentir el vacío que dejaba la presencia de la menor, pero sabía qué pronto la rescatarían, sin embargo, la duda se apoderaba de su mente.

- Eres como yo, sabes perfectamente que el rescatarla no beneficia a nadie, al igual que ese día - esa voz resonó en la cabeza del castaño, sentía náuseas al recordar y la culpa comenzaba a recorrer su ser.

- Yo no soy como tú, está vez voy a salvarlos a ambos, solo que en este momento es más importante salvar a Q - se dijo a si mismo mientras veía aquella ilusión formarse delante de él.

- Eso es una simple escusa Osamu, sabes perfectamente que tú no puedes salvar a nadie, tu no naciste para salvar vidas, eres mi creación - aquel hombre de cabello obscuro se encontraba recargado en la puerta del armario.

- Es mentira, tu solo quieres que sea el próximo líder de la mafia, pero yo jamás voy a regresar - Murmuró con odio mientras veía aquella ilusión desvanecerse.

- Ya veremos si mañana tienes el mismo valor para enfrentarme o enfrentarlo a el - fueron las últimas palabras de aquel hombre con bata al desaparecer.

El castaño se acercó al lugar donde se desvaneció y abrió el clóset para buscar aquellos objetos que tanto lo atormentan.

- Aún si mi pasado está encadenado al arrepentimiento, yo jamás me daré por vencido y algún día seré libre - murmuró mientras miraba la caja con fotos y aquella arma.

El castaño sostenía aquella arma contra su cabeza jalando el gatillo, estaba vacía y aun sabiendo se sentía decepcionado y aliviado al mismo tiempo, aun no era su momento.

- Debería hablar con el jefe antes de la reunión de mañana - murmuro mientras regresaba aquella arma y tomaba un pedazo de tela quemada, eran lo único que quedaba de su tiempo como sucesor del líder de la Porf mafia.

No sabía cómo se tomaría las cosas o si cuando todo terminara sería entregado a la policía, se preguntaba hasta donde podría confiarle de su historia o si era necesario hacerlo.

- Supongo que este es el mejor camino - dijo mientras tomaba aquella caja, una botella de sake y unas copas para encaminarse a la habitación de su jefe.

El castaño no presto atención a la hora ni a su apariencia, solo tenía en mente confiar en la única persona que lo podría proteger en caso de que algo saliera mal.

- Nunca es demasiado tarde para un buen trago - murmuro después de tocar la puerta de su jefe, no obtuvo respuesta, sin embargo, la puerta se abrió y entro desapareciendo en la obscuridad.

- Nunca es demasiado tarde para un buen trago - murmuro después de tocar la puerta de su jefe, no obtuvo respuesta, sin embargo, la puerta se abrió y entro desapareciendo en la obscuridad

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Un Amor Marchito - SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora