37.- Bromance

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TaeMin habló conmigo ayer en la noche

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TaeMin habló conmigo ayer en la noche. Llegó viéndose radiante y seguro desde el apartamento de MinHo cerca de la hora de la cena, después de pasar el 14 de febrero con él. Estuvimos en el jardín un rato aprovechando el buen tiempo y allí me contó lo que había pasado. A decir verdad, yo pensé que TaeMin y MinHo habían tenido sexo hace tiempo, pero hace sentido que le tomara trabajo después de lo que le ocurrió. Y sí, quizá fue un poco incómodo que me comentara que había sido capaz de coger con MinHo después de todo, pero se veía tan animado y hasta realizado, que se me olvidó la incomodidad y no pude hacer más que sentirme feliz por él.

Dudo que MinSeok sepa sobre esto, en todo caso. Y tampoco es como yo le vaya contar. Ni siquiera le pienso hablar. Estoy enojado con él porque me había prometido que iría a la galería de TaeMin, pero el muy pelotudo me canceló a última hora y él sabe, mejor que nadie, lo mucho que me caga que me dejen así.

No le contesté los mensajes durante todo el fin de semana, lo cual le molestó. Si hasta me amenazó con que, si yo no le respondía, se aparecería en mi trabajo en mi horario de salida para verme. Sé que no es capaz de hacer algo así, y si lo hace, pues bien. Que se esfuerce para que yo lo perdone por haberme cancelado veinte putos minutos antes de la hora en la que nos encontraríamos ese sábado.

No le respondí entonces y tampoco lo haré ahora.

Es lunes 15. Son las ocho de la noche y ya estoy camino hacia mi auto.

No creo que venga.

No me interesa si viene, claro que no. Tengo cosas mejores que hacer que prestarle atención o esperar que llegue a...

—Pensé que ya te habías ido.

Me quedo con la mano sobre la manija de la puerta del auto, inmóvil como una estatua. La voz de MinSeok a mi espalda hace que se me ericen los vellos de la nuca y que el corazón se me acelere. Realmente no pensé que iba a venir; no pensé que estaría hablando en serio, pero claro: desde niños MinSeok siempre iba caminando por donde yo fuera que pisara. No soportaba que yo estuviera enojado con él. Entonces me seguía, me regalaba cosas y me buscaba hasta que yo regresaba a su lado. Siempre fuimos así. No cambiamos, al parecer.

—Y yo pensé que seguirías siendo un idiota. —Cierro la puerta de mi auto de golpe sin haber entrado, volteando inmediatamente hacia él—. Realmente quería que fueras, pero insististe con tu mierda de rechazar a mi hermano, y eso no te lo voy a disculpar tan fácil, Choi.

—No es que me cause rechazo, entiende.

Se aproxima. Está cerca de mí; cerca a tal punto que me encuentro casi aprisionado entre mi auto y su cuerpo.

—Te expliqué —continúa—, que ir para allá significaba ver no solo a TaeMin, sino que también a tus padres.

—Te adoran, ¿por qué mierda crees que te dirán algo malo?

—Porque seguramente saben que no me porté bien con MinHo y podrían...

—¿Podrían rechazarte a ti de la misma forma en que tú rechazaste a tu hermano, o al mío?

〈 La Habitación Blanca 〉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora