capitulo tres: un "te amo"

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Sara Elizondo sonrió al despertar y sentir los brazos de su novio alrededor suyo.

Los últimos dos meses, para Sara se habían sentido como un sueño.

Luego de esa primera cita, le siguieron mil más, algunas de ellas, tan formales como la primera, en otras, Albin simplemente llegaba de imprevisto a la casa de Sara, y ambos compartían junto a Andrés y Gaby, quienes estaban encantados con el hombre que se había robado el corazón de su mamá.

Por supuesto, ambos extrañaban horrores a su papá, pero para ambos, la relación de sus padres había terminado de una manera normal, Sara les había dado la misma versión que Gabriela al resto del pueblo. Les hacia muy feliz que su mamá pudiera encontrar a alguien que la quisiese tanto, pero de vez en cuando, Andrés sí que extrañaba la relación de sus padres, el mayor de los hermanos entendía mejor que su hermana lo que era una separación, y siempre se le hizo extraño como un amor tan bonito como el de sus papás podía terminarse de un momento al otro.

Pero cuando veía a su madre reir junto a su nueva pareja, nada más le importaba que verla feliz, luego de verla llorar a escondidas durante tanto tiempo, lo único que Andrés quería era verla sonreír.

Gaby era la más emocionada con la nueva pareja de su mamá. Aunque ella siempre había sido la niña de papi, la pequeña de la familia no podía evitar emocionarse cuando veía a Albin tratar a su madre como lo que era a los ojos de Gaby: una reina.

Una noche en la que Albin había llegado con un par de cajas de pizza y helado para consentir a sus personas favoritas, Gaby se escondió en la cocina para poder espiarlos, y la pequeña de la familia, chilló tanto al ver a su mamá besar a Albin, que fue descubierta por ambos adultos, quienes se rieron al darse cuenta de la razón por la cual Gaby los espiaba.

—¿Qué haces ahí? -preguntó Sara mirándola con los ojos entrecerrados-

—Nada -respondió ella inocentemente-

—Ajá, seguro que nada -Dijo sarcásticamente- Voy a llevar esto a la mesa- le informó a Albin tomando unos vasos y caminando hacia la sala-

Gaby Reyes terminó de salir del armario donde estaba escondida y miró a su alrededor para asegurarse de que Sara no estuviese escuchando

—Albin -susurró mirándolo-

—¿Qué sucede, Gaby? -preguntó él agachándose a su altura-

—Gracias por querer tanto a mi mamá -Dijo con una sonrisa- por favor, no la lastimes

Al caballista se le enterneció el corazón al escucharla.

—Gaby, te lo juro por lo más sagrado, que tu madre no derramará ni una lagrima por mi culpa, ¿Si?

—¿Por el meñique? -Preguntó la joven extendiendo su mano-

—Por el meñique -le aseguró él sellando la promesa-

Albin Duarte no pensaba fallarle a Sara, ni a ella, ni a esos dos jovencitos que lo habían aceptado tan bien en tan poco tiempo. Cada día que pasaba con ellos, confirmaba más que no quería separarse de ellos nunca.

El resto del clan Reyes Elizondo también estaba encantado con Albin Duarte, el caballista se había ganado a toda la familia, y en especial a Gabriela y Don Martin, quienes junto a Gaby, no perdían oportunidad de mencionar la bonita pareja que hacían.

Por supuesto, Don Martin le había advertido a Albin que incluso en su estado, era capaz de matarlo si le hacia daño a su nietecita, y Albin río mientras Sara intentaba calmar a su abuelo

Happier {Sarita x Albin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora