capitulo diez: una mentira

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Albin Duarte no se tragó ni por un segundo las excusas de Sarita. No quería presionarla a hablar, pero sabía que algo más había sucedido.

Aunque no quisiera, le era imposible no pensar en que Franco Reyes pudiese estar detrás del repentino cambio de humor de su novia. En cuanto vio a Franco la primera vez, supo que su vida no sería tan fácil como lo venía siendo.

Era obvio que Franco Reyes no se resignaría tan fácil a perderla, es decir, Sara Elizondo era la mujer más perfecta que él había conocido, era de esperarse que su ex esposo quisiera recuperarla.

Luego de que Sara le asegurara que no sucedía nada, le pidió volver a casa con la excusa de que Andrés y Gaby tenían escuela al día siguiente.

Sus sospechas sobre Franco Reyes comenzaron a confirmarse cuando observó como Franco intentaba despedirse de Sara, siendo rechazado por esta.

Franco le sonrió al caballista cuando este pasó a su lado para saludar a Norma y Juan. Una sonrisa ¿Burlona? ¿Victoriosa? Albin no podía asegurar cual de las dos era, pero sin duda, había algo con respecto a Franco Reyes que él desconocía.

El resto de la familia pareció no darse cuenta de ese gesto, y si lo hicieron, lo disimularon bien, pues los cuatro terminaron de despedirse y regresaron a la hacienda Meraki.

Luego de enviar a la cama a Andrés y Gaby, Sara se dirigió rápidamente a su habitación para darse un baño, estaba evitando a Albin a toda costa, y él por supuesto que se dio cuenta.

Albin ingresó en la habitación para encontrarse a Sara secándose el cabello, se quedó viéndola por unos segundos hasta que la escuchó apagar el aparato.

Ella giró un poco la cabeza, al verlo detrás de ella, se volteó nuevamente, visiblemente nerviosa.

Albin se dirigió al baño y se cambió de ropa para ir a dormir, cuando regresó a la habitación, Sara estaba ya dormida.

O mejor dicho, fingiendo que dormía.

—Sabes, me encantaría saber qué es lo que no quieres decirme -habló él mientras se metia debajo de las sabanas-

Sarita suspiró, sabiendo que él no dejaría el tema tan fácilmente.

Sara intentaba actuar como si nada hubiera pasado, pero ella no era buena guardando secretos, mucho menos diciendo mentiras. No quería mirar a Albin a los ojos, o sabía que no podría quedarse callada. Se sentó en la cama, jugando nerviosa con sus dedos mientras Albin le colocaba un mechón de pelo detrás de la oreja.

—Sarita, dime la verdad, ¿Franco volvió a molestarte hoy?

—¿A qué te refieres con "volvió"? -preguntó sin mirarle-

—No soy tonto, me di cuenta de que ese tipo vino a molestarte hoy, ¿Volvió a hacerlo en casa de tu hermana? no quiero entrometerme en tus asuntos con él, pero no me gusta saber que te está persiguiendo

—No pasó nada, cruzamos algunas palabras, pero nada de qué alarmarse, ¿si?

—Solo quiero que sepas que estoy aquí si necesitas que lo ponga en su lugar... si te hace algo, o te dice algo que te incomode, estoy aquí para defenderte

Albin colocó su mano debajo del mentón de Sarita alzando un poco su rostro para que lo mirara, esperando una respuesta por parte de ella

Sara fingió una sonrisa y asintió.

—Te prometo que no me está molestando, no sucedió nada, ¿Podemos ir a dormir?

Albin asintió mientras se giraba para apagar el velador de la mesita de noche. Cuando se acomodó y abrazó a Sarita por detrás, la sintió ponerse tensa nuevamente.

Happier {Sarita x Albin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora