Capítulo Siete

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𝙴𝚗𝚝𝚛𝚎 𝚍𝚎𝚋𝚎𝚛𝚎𝚜 𝚢 𝚏𝚞𝚗𝚍𝚊𝚖𝚎𝚗𝚝𝚘𝚜❞









❝ 𝙴𝚗𝚝𝚛𝚎 𝚍𝚎𝚋𝚎𝚛𝚎𝚜 𝚢 𝚏𝚞𝚗𝚍𝚊𝚖𝚎𝚗𝚝𝚘𝚜❞

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Después de un día de castigo, en donde Chenle fue obligado a mantenerse encerrado en su habitación con su dura Institutriz para que le enseñase nuevamente de forma aún más estricta las normas de cortesía, de cómo ser un "Omega de buen comportamiento" y el cómo debería de tratar a su futuro Alfa, el Rey cuando se conviertan en una pareja casada.

Pensó que sólo sería un día, pero a la mañana siguiente fue despertado bruscamente para seguir con la práctica.

Lleno de una tristeza que cambió por rabia y odio. Chenle no quería estar ahí, así que luego  de bañarse, peinarse y vestirse aprovechó la soledad con sus sirvientes para pedirles ayuda y lograr escapar aunque sea un momento y lograr respirar aire fresco.

Salió corriendo entre los pasillos con dos sirvientes por detrás siguiéndole.

Está tan molesto que tiene ganas de armar cualquier locura, odia tanto su situación, que Jisung le trate mal, que debe de casarse con Jeno, que debe de portarse como un tierno Omega sumiso y perfecto, que debe esto y aquello. ¡Ya está harto y muy hambriento! Odia las dietas además de que, no comer le empeora el humor.

Justo del otro lado del pasillo se apareció Jaemin, con un balde y escoba. Cuando el pequeño Príncipe lo vio simplemente corrió a él, tomó su escoba y la tiró al piso con rabia para pisotearla viéndose tal cual como un niño rabioso.



—¿¡Qué estás haciendo que no haces nada!? —le gritó furioso.

—¿Por qué me grita? ¿Qué le hice? —cuestionó incrédulo, soportando las ganas de no tirarse encima de aquel mocoso y dejarlo calvo de todos los jalones.

Su pregunta dejó en silencio a Chenle ya que no sabe qué respuesta lógica darle. Mirando a los lados se da cuenta que están cerca de la puerta de la Biblioteca.

—Te ordeno limpiar la Biblioteca Real, cada esquina mugrienta, cada minúsculo polvo ¡tú solo o te mandaré al calabozo! —dicho esto, salió apresurado sin olvidar patear su balde y hacer que el agua sucia se derrame en el suelo.

—Maldita sea, príncipe del demonio —maldijo por lo bajo con mucho recelo.

Levantó la escoba y luego de limpiar el pequeño desastre se dirigió hacia la Biblioteca, al adentrarse a ella se da cuenta que es totalmente gigantesca, lleno de muchos estantes que parecen infinitos.

Bufa y empieza a barrer. Le tomará todo el maldito día.

Odia al Príncipe Zhong y de paso, también al Príncipe Jeno. Ambos son unos estúpidos, tal para cual.

Las horas van pasando y ahora se encuentra subiendo las escaleras para retirar los polvos de los estantes y libros posiblemente olvidados. Llevando rato en eso, una carátula algo alejada de él le llamó la atención ya que al estar mal puesto, un poco de lado, pudo ver que en la portada se haya la gran y majestuosa Flor de Lis. Estiró su brazo para intentar alcanzarlo pero se le hace difícil, tiene flojera de bajar, rodar la escalera solo porque le faltan unos mínimos centímetros para llegar al libro.

Los Omegas NO son Héroes [Nomin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora