Nunca fui buena manteniendo el equilibrio, y aún así, mientras avanzaba debajo de lluvia y lamentos bruscos que se precipitaban del cielo, como si demostraran la ira de un dios invaluable, bañado en oro y gemas preciosas, los pies que sostenían mi cansado cuerpo tropezaban, enredándose entre ellos o resbalando casi intencionalmente con el lodoso suelo, que encharcaba agua de color oscuro en la que se reflejaba la luna.
Los cuartos se separaban en tres facciones distintas, siendo la nuestra la más alejada del remanso principal de las recién casadas. En el camino a ese final, que debió ser de ensueño, encontramos a Dakyo, con la pijama aplastada y el cabello hecho una maraña enredada, no dijo nada, asintió en silencio y nos siguió, Conann se unió a nosotras con los ojos aguados, bañados de incredulidad y ojeras. Peregrinos errantes, cuyas pieles pálidas resaltaban fantasmales bajo el brillo directo de la luz avanzaron sin hacer ruido, rompiendo la lluvia y el desconsuelo que en esta había.
Al tercer tropezón tardé en levantarme, más de lo antes demoré, me alegraba que Zhu llevase a Tahara en brazos, de haber venido a mi lado, la niña estaría tan sucia de lodo y tierra como yo. Volka chasqueó la lengua, retrocedió varios pasos desde el frente, y de un tirón me puso de pie.
—A este paso jamás llegaremos. —escupió sin sentir. —Ultima vez que te ayudo Nessa, vuelves a caer, tendrás que levantarte sola.
No pude ni asentir, no pude hacer nada.
Se alejó con zancadas dignas de un gigante encolerizado, y nuestra pequeña comitiva la siguió retrasada. Llegamos a la alcoba donde Imoan se arregló la mañana del día anterior, hacía tan solo unas horas que el interior estuvo lleno de júbilo, voces alegres y risitas que escondían deseo, al acercarnos, la efímera fantasía de un recuerdo perfecto se descompuso, lanzándome la realidad a la cara del mismo modo que se le lanzaba la carne a un grupo bravo de leones enjaulados.
Ya no se escuchaban risas y susurros melosos, ya no quedaban rastros vivos de felicitaciones y clamores, eso y más resultó tragado por el agujero negro de la muerte y la pérdida, inminente, y por encima de todo, real.
Los llantos contenidos iniciaban la melodía de perdición, acompañada por gritos o gemidos ahogados, incluso las respiraciones agitadas y los latidos desenfrenados de los corazones resultaban audibles, cortando el sonido rítmico y audaz de la lluvia.
Paramos en la entrada, Tahara escurrió de los brazos de Zhu, como agua, fluyendo libre, precipitándose sin frenos al regazo de su madre. Hubo conmoción en el interior, movimientos reflejados en el suelo a través de las sombras que las velas y la luna proyectaban, Prada salió junto a Shinoby, ambas con el rostro enrojecido, y no por la ira, intentando esconder aquella reacción, tomando partido de las sombras.
— Ve Nessa. —Prada forzó una sonrisa, pero como no era el momento, se descompuso sin siquiera formar una leve curva. —Los demás esperen fuera, démosles un tiempo en familia.
Zhu se acercó a mí, sobando mis hombros, a la par que Conann y Dakyo se colocaban contra las paredes, taciturnos y cabizbajos, con agua en el rostro; desconocía si aquellos ríos incesantes que surcaban senderos a lo largo de sus rostros, se debían a la lluvia o a las lágrimas, al dolor o a la propia naturaleza, cuya bendición daba a las tierras áridas una tormenta oportuna para las siembras, y compatible con el momento, con la muerte.
—¿Quieres que te acompañe? —susurró una voz ronca cerca de mi oído.
—Quiero. —respondí. Di el paso definitivo, la presión de apoyo sobre mis hombros no desapareció, caminando conmigo sin temor al resultado.
Movió la cortina por mí, y tan solo tuve que avanzar, y avanzar, y seguir avanzando, hasta que ya no pudiera más, hasta que mis piernas fallaran y el dolor explotara grave, arrastrando, desde mi pecho, una oleada fatídica, marcando el principio del fin.
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Ibris
ActionNessa Miller lleva una vida normal, rodeada de gente amable, mientras pasa sus días en una de las áreas verdes, que forman parte de la estrategia internacional, la cual, ayudó a prevenir el desbalance completo y la extinción humana por el calentamie...