PREFACIO

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El dulce sonido de un canto armonioso y apacible era todo lo que Lee Minho solía recordar de su madre. El olor refrescante del petricor y el calor que experimentaba su cuerpo al correr por el campo en los días de lluvia con su padre, cuando era un niño.

Todo aquello le hacía sentir libre, incluso si una ráfaga de viento sacudía sus cabellos castaños y le provocaba una ligera caricia en las mejillas, amaba su cabaña, amaba todo lo hermoso de este mundo. Pero de todo eso, su fascinación más grande en esta vida era el cielo.

Azul, gris, violeta, miel. No importaba qué colores tuviera, incluso cuando llegaba la noche, las estrellas eran como luciérnagas relampagueantes que estaban esparcidas para iluminar su penumbra.

Su padre solía tirarse al pasto primaveral cuando regresaba de trabajar en el pueblo. le hacía cosquillas cuando él salía corriendo a recibirlo y se tiraban a ver las estrellas, Minho aún tiene en la mente el rostro de su padre sonriendo mientras señalaba a la osa mayor en el oscuro y alejado cielo.

— Mira querido — solía decirle. — El universo es precioso, y todo lo que hay debajo de la tierra también, ¿Pero sabes que es más impresionante?

— ¿Qué cosa? — Preguntaba, abriendo cada vez más sus pupilas.

Los ángeles. Nuestro dios Zeus los creó para que ellos administraran este mundo. Ellos son preciosos, — Le murmuraba, acariciando su mejilla. — Minho, son benevolentes y apacibles de corazón, son criaturas que están cuidándonos, pueden vernos.

— ¿Cómo yo? —Preguntaba el castaño con inocencia imaginándose como un ángel, ¿Cómo sería ver uno? ¿Serían tan majestuosos como su papá decía? — Yo siempre te cuido a ti y a mamá.

— Como tú. — Su papá le sonreía y lo aferraba a su pecho con ternura. — gracias por cuidarnos Minho, estoy seguro de que serás recompensado por ellos, los ángeles te aman ya lo verás.

Por mucho tiempo, Minho creyó en las palabras de su padre.

Entonces, cuando parece que es un sueño hecho realidad, aquellos hermosos instantes se desvanecen, provocando otra escena totalmente fuera de lugar.

Lee despertándose, mirando por la ventana de su habitación a sus padres y a la gente alarmada, gritos por todas partes, estruendos como bombas que caían desde lo alto, llantos y lamentaciones profundas que contenían un gran vacío de amargura.

Cuando el pequeño Minho se levantó de su cama y fue a la sala, vio a sus padres reunidos con un montón de gente frente a la chimenea que estaba encendida y apenas los alumbraba. Podía tener ocho años, pero conocía perfectamente cuando un adulto tenía miedo, y todas esas personas reflejaban un intenso temor y no paraban de murmurar y apuntar al cielo.

Todo estaba en silencio hasta que un gran estruendo sacudió la casa, todos se alarmaron, su padre era un gran líder del pueblo, calmó a los habitantes y ellos parecieron serenarse.

— ¡La oscuridad eterna ha llegado! — Gritó un hombre barbudo, poniéndose de pie— ¡Los ángeles se rebelan contra nosotros por nuestros pecados, será el fin para todos!

— ¡Cállate Kingsoo! —Le ordenó el padre de Minho, el hombre se calló y temblando volvió a sentarse. — Escuchen, debe de haber una explicación para esto, aun no amanece y ya son las ocho de la mañana, pero estoy seguro de que no tiene nada que ver con nuestros dioses.

Pero Minho sabía que mentía, salió por la ventana abierta junto a la cocina, su pequeño y frágil cuerpo cabía por la abertura, cuando sus pies desnudos tocaron la suavidad y el cosquilleo de los tallos verdes envolvía a sus dedos, miró al cielo, y observó su negrura, vacía, sin ninguna estrella, la luna también se había esfumado, y no había señales de la próxima alba.

CIELO EN LLAMAS (MINSUNG)Место, где живут истории. Откройте их для себя