¿PESADILLAS O MENTIRAS?(#8)

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LEE MINHO.

Los cálidos rayos del "sol" que se entrometían por los recovecos de las ventanas, anunciaban una deliciosa mañana de julio. Cualquiera pensaría que fueron los cantos de las golondrinas y el sonido irritante del despertador lo que me hizo levantarme de la cama.

Pero en realidad, fueron los jadeos y las palabras entrecortadas de Hyunjin, entre sueños.

Abrí los ojos, aún con el cansancio surcando mis pupilas, y solté un gran bostezo antes de estirar un brazo y apagar de un solo golpe la alarma. Cuando el ruido cesó, me levanté y caminé arrastrando los pies hasta la cama de Hwang, él seguía durmiendo.

Y al parecer, se debatía en una pesadilla.

Sus ojos, aunque estaban cerrados, se movían de una manera inestable, su cuerpo se estremecía bajo las blancas sábanas, y sus labios murmuraban frases inaudibles, de las cuales, solo pude comprender una.

"Campred y las bestias"

Alcé una ceja sintiéndome algo extrañado. ¿Qué tenía que ver nuestro pueblo con las bestias? Quizás Hyunjin solo extrañaba su hogar y temía que fuese destruido, o yo ya estaba comenzando a tener paranoia. Aunque, la primera no podría ser una opción tangible, pues tanto Hyunjin como yo, solo llevábamos un día lejos de casa.

Decidí apartar toda clase de ideas momentáneas, para inclinar mi cuerpo hacia el del menor y abrazarlo de manera escandalosa para despertarlo intencionalmente. Lo cual, funcionó, porque el pelinegro abrió los ojos asustado, pero se tranquilizó al ver mi rostro.

—Demonios, Lee. —Tartamudeó Hwang entre jadeos. — No sé que debe preocuparme más, si mis pesadillas, o el hecho de que estás abrazándome espontáneamente.

Sonreí con cordialidad, y le di unas cuentas palmaditas en la espalda sin dejar de mirarlo, sus ojos somnolientos adquirieron un atractivo color carbón.

—Ninguna de las dos. — Le respondí, y acto seguido, traté de levantarme de su cama. — Yo pienso que deberías de preocuparte por el ruido que hacen cuando ponen cubiertos, y el olor de un desayuno que ya casi está listo. Llegaremos tarde.

Hyunjin se frotó los ojos con confusión, y se incorporò sobre la cama, sentándose y estirando su espalda acompañado de un bostezo digno de un león. Todavía no terminaba de espabilar cuando me miró quitándome la camiseta de pijama frente a sus ojos.

— Oye, aquí no hagas eso. —Me reclamó, con su voz un poco ronca por los efectos mañaneros. — Para eso está el baño, mis ojos sufren una terrible tortura. Por cierto, no creas que vas a bajar con esa ropa vieja ¿Eh?

Hice caso omiso a su petición, y cuando estaba por ponerme mi playera negra de poliéster, —Una de mis favoritas. — el menor se levantó de su cama a la velocidad de un resorte, y me arrebató la prenda de entre mis manos.

—¡Hey, devuélvemela! —Le reproché instantáneamente. — ¡Los subordinados como yo, apreciamos la ropa vieja porque no hay suficientes recursos económicos para comprar nueva!

—Nada de quejas. No hay devoluciones para cosas tan desgastadas como esto. — Acotó Hyunjin, con una sonrisa radiante. — ¿Ya olvidaste que ahora este también será tu hogar? Lo que viste ayer en el guardarropa no solo era mío. Así que, por el momento, deja eso, y vamos a ver que te acomoda mejor.

Iba a protestar, pero el pelinegro arrojó mi vieja camiseta hacia el cesto de basura, me tomó por la muñeca, y sin darme tiempo para enfadarme por su acto tan descortés, me condujo hasta el enorme clóset marrón, que relucía ante nosotros.

—Hyunjin, no estoy muy se...

—Shh, calla. —Me interrumpió el menor de nueva cuenta, con un dedo índice sobre sus labios. — La señora Bang lo dijo ayer, tienes rasgos muy dignos de admirar, ¿Qué te parece si hacemos lo mismo con tu cuerpo? 

CIELO EN LLAMAS (MINSUNG)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant