DESAFÍOS (#2)

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LEE MINHO 

El grito que lancé, me asustó tanto a mí mismo que brinqué de la cama y en segundos, mi cuerpo cayó al piso con un estruendo tremendo y un golpe tan fuerte que, estoy seguro, dejará marca. Solté un quejido de dolor mientras escuchaba pasos presurosos por la escalera.

¡ MinHo¡ — Mi madre abrió la puerta de mi habitación tan pálida que parecía un cadáver, al verme con la cara restregada en el suelo de madera, suspiró aliviada. — No puede ser, me asustaste, ya levántate, es hora de ir a recoger manzanas.

Me levanté con mucho trabajo, estiré mi espalda y me miré en el espejo de cuerpo completo que yacía recargado en la madera blanca de mi habitación, el piyama de algodón blanca que usaba, estaba comenzando a apretarme, mi madre me escudriñó con sus ojos verdes y luego me sonrió.

—¿No vas a preguntarme porqué estaba saludando al piso tan temprano? — Dije con un tono sarcástico mientras tomaba una remera negra de mi clóset y me sacaba la camisa de piyama, mamá soltó una risita. —

— Debió ser un sueño muy malo si te hizo gritar como nena. — Respondió ella sin dejar de mirarme, claramente en un tono de burla. — Ya deja de preocuparte, los miedos que vas alimentando a la larga se manifestarán en sueños, y los sueños son una realidad distorsionada muy peligrosa.

Asentí, no estaba seguro de querer contarle mi sueño, cuando era más pequeño, estaba acostumbrado a dormir entre las sábanas que desprendían un olor a lirio, y con los cabellos castaños suaves de mi madre dándome en la cara. Ella me cantaba hasta que me quedaba dormido, y cuando el gallo anunciaba el inicio de un nuevo día, despertaba y la veía dormida en un pequeño sillón de la sala.

Puede que mi mamá me prometiera no dejarme hasta que yo me durmiese, pero no iba a pasar lo mismo en mis sueños, además, yo ya no era un niño, mi decimoséptimo cumpleaños era en unos pocos meses.

—De acuerdo, veo que tienes razón. — Sentencié para terminar de vestirme y acomodar un montón de gel en mi rebelde cabello, me giré sobre mis talones y le sonreí despreocupadamente. — No debo de preocuparme por algo que jamás pasará, no más sueños.

Ella no me contestó, y eso significaba que la conversación se había terminado, tomé la llave de la mesita de noche, y abrí la compuerta donde guardaba mi arco y mis flechas, tomé el carcaj y la correa descansó en mi espalda, bajé a la sala y capturé una rebanada de sándwich con mi boca, estaba apresurado, y cuando iba a salir, el sonido de mi madre bajando las escaleras tan lentamente me detuvo por completo, volteé y la vi, situada entre el penúltimo escalón , descansando su brazo en el barandal.

—Minho... —Llamó ella — antes de que te vayas, tengo algo que decirte.

Me giré hacia ella, mamá bajó las escaleras que le faltaban y se acercó a mí, yo me tensé, era muy estricta, ¿Y si notó que saqué las flechas y no me permitiría salir?, ¿Me obligaría a cambiar de atuendo? Porque, "Si vas a cazar, necesitas protección, no importa que tan bueno seas en la arquería".

—¿Si?... —Contesté en el tono más inocente y me esforcé por tener la sonrisa más encantadora, vi su rostro totalmente serio y agaché la mirada soltando un suspiro. —

Pero para mi sorpresa, ella me levantó el mentón y acomodó el mechón rebelde en la parte trasera de mi cabello que no había notado, lo mismo hizo con el cuello de mi ramera, pues el carcaj lo estaba arrugando, luego me sonrió fugazmente.

—No vuelvas tarde. —Me advirtió y luego me hizo una seña para que me retirara. — Si puedes, caza un ciervo o lo que sea que tenga carne, prepararé un estofado para cenar.

CIELO EN LLAMAS (MINSUNG)Onde histórias criam vida. Descubra agora