El cielo azul ya no existe más, uno nuevo se ha iniciado, la guerra entre seres celestiales y humanos no ha finalizado.
Una oscuridad eterna rodea al mundo, obligando a quienes están en él a sobrevivir. Pero nada te llevas sin haber perdido algo, el...
Nuestras primeras semanas dentro de aquél edificio militar, fueron bastante monótonas y aburridas. Desayunábamos en un comedor enorme junto con otros chicos, hacíamos algunos ejercicios, y después seleccionaban a ciertos grupos para hacer la limpieza en las distintas áreas.
De vez en cuando, hacíamos una que otra actividad extra, como jugar juegos de mesa, o ver la televisión, para no aburrirnos. Luego comíamos, cenábamos. Nos dábamos una ducha en la habitación que nos correspondía, y cepillábamos nuestros dientes para finalmente, irnos a dormir.
En la habitación tampoco había mucha novedad. Félix seguía discutiendo y quejándose por el pequeño espacio que compartía con Hyunjin, pero la mayoría de las veces, al despertar, nos lo encontrábamos abrazado de éste. Lo cual, me daba la pequeña esperanza de que volvía a acostumbrase a tenerlo cerca.
Christopher permanecía al pendiente de cada uno de nosotros, y me daba la impresión de que realmente me quería como a un hermano más. En cuanto a Seungmin, solo nos bastaron un par de días para que se adaptase por completo a nosotros. Dejó de ser el niño tímido de las agujetas desamarradas para convertirse en el chico más ocurrente y divertido de la habitación. Hacía bromas y cuando discutía con alguien soltaba palabrotas que, por su rostro inocente, pasaban desapercibidas.
Hyunjin continuaba callado y serio ante los demás. Sin embargo, cuando estábamos a solas, no perdía la oportunidad de platicar acerca de cualquier cosa conmigo y de reírse ante mis comentarios. También compartía su música y su pasión por el arte y eso me llevó a conocer a una parte de él que jamás había visto. Incluso me llegó a contar acerca de su plan para reconquistar a Félix, que luego descartó después de que yo le dije lo patético y cursi que sonaba.
Esa tarde, estábamos los cinco en la habitación. Christopher y yo jugábamos una partida de ajedrez, y justo cuando iba a hacer un movimiento importante, nos llamaron a todos al auditorio. En el camino, Hyunjin se acercó a mí y me pasó un brazo por detrás de mi espalda, atrayéndome hacia él.
—¿Para qué crees que nos necesiten en el auditorio? —Me preguntó, en un suave susurro.
—No tengo ni la menor idea.
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Cuando llegamos al enorme y oscuro auditorio, nos sentamos en las incomodas bancas de mármol. Observé el lugar y por lo visto no se usaba demasiado, pues estaba algo polvoriento y descuidado. Me senté en medio de Christopher y Seungmin. Félix optó por sentarse junto a Hyunjin. Ante lo cual, decidimos molestarlos un poco.
—¿Qué? —Preguntó el pecoso de mala gana, al ver que todos lo estábamos mirando. — No iba a sentarme aquí, pero ya no hay más lugares. Era mi única opción. Dejen de mirarme así, idiotas.
—Sí, como digas. —Canturreó Seunming. — Estoy seguro de que te morirías por sentarte en las piernas de Hwang.
Félix se sonrojó y todos nos comenzamos a reír, a excepción de Hyunjin, que cubría su rostro, totalmente avergonzado.
