¿Rumores? (#4)

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"Mi cerebro es el caos, mis ojos la destrucción, mi esencia la nada"  ._ Gustavo Adolfo Becquér


 Lee MínHo

No recuerdo haber soñado nada esa noche, fue una mala forma de terminar el día. Así que lo más seguro fue que, tanto mi agotamiento físico como mental, sucumbió a un descanso sin otra cosa que la oscuridad.

Pareciera que solo vi negro durante muchas horas.

Me desperté totalmente aturdido y con un humor de los mil demonios. Mi cabello estaba tan alborotado, que sin problemas alguien podría pensar que un tanque me explotó encima. No me cambié ni los zapatos de piyama, cuando me acerqué al clóset, y junté un buen de ropa sin fijarme en qué era. La hice bola como un maniático, y la metí a la fuerza en mi mochila.

El maldito cierre de esa cosa no quería ceder. Así que me cabreé y metí la ropa lo más apretujada posible. No iba a llevarme nada más, no necesitaba cosas que me recordaran a mi cobardía.

Salvo...

—¡Mi arco! — Pronuncié con tosquedad. E inmediatamente bajé las escaleras, maldiciendo por lo bajo. — Espero que no te hayas atrevido a tocar mi...

Tuve que interrumpirme a mí mismo, al encontrarla sala en total silencio, y sin rastros de mi madre. ¿Seguiría dormida?

Fruncí el ceño, ella acostumbraba a levantarse más temprano que yo. ¿Habrá ido al pueblo a comprar algo? Mantuve esa posibilidad, y decidí relajarme. El reloj marcaba las once y media.

Me aproximé a la alacena en busca de algo para comer, el irte a dormir sin cenar es enserio, el peor error que puedes cometerle a tú estómago. El mío estaba rugiendo de hambre. Fue cuando un olor exquisito llamó mi atención. Provenía de la estufa. Bajé del banco que me ayudaba a alcanzar los estantes que tenían el triple de mi altura, me encaminé y la destapé. En su interior, había un estofado de ciervo.

El estómago me volvió a gruñir de tan solo oler el vapor. Pero lastimosamente, había algo más grande que mi hambre, y eso era mi orgullo.

Volví a tapar la comida, y sin más que otra opción, tomé una manzana del frutero y le di una gran mordida. Pero como estaba hambriento, esa pequeña fruta no me llenó del todo.

Suspiré malhumorado, y volví a la alacena a esculcar. Había especias, verduras e incluso canela y algo de cacao. Pero nada de alimentos enlatados, nisiquera una lata de atún.

Gruñí totalmente irritado. Mamá estaba decidida a demostrarme que, yo solo no podría sobrevivir un día entero. Volví la vista al estofado que estaba detrás de mí, y suspiré derrotado.

—Solo por esta vez...—Murmuré al tomar un plato llenísimo.

Me fijé que no hubiese moros a la costa y comencé a comer deleitándome en cada bocado, pero con una sola idea en mi mente.

¿Por qué mi madre no había regresado?

3:OO PM.

Esa era la hora que marcaba en estos momentos, el reloj.

Yo ya estaba bien comido, y con la mayoría de las cosas listas para emprender mi marcha. No sin antes, buscar pistas sospechosas de mi madre y haber fracasado en ello. ¿Dónde demonio estaba?, se notaba claramente que el tardar demasiado, era impropio de ella.

Bien, no la necesitaba. A fin de cuentas, estaba huyendo de ella. Tomé mi mochila, mi arma y pasé por la cocina para apagar las luces. Y al hacerlo, noté en la mesita de madera — Que usábamos para comer. — Un objeto simple, pero que llamó mi atención por su fuerte brillo esmeralda.

CIELO EN LLAMAS (MINSUNG)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang