HAN JISUNG
El estómago me daba vueltas. Me encontraba junto a Atenea, esperando la señal para ir a hacia el interior del anfiteatro. Mi nueva armadura se veía ligera exhibida desde aquella delicada vitrina de cristal, pero ahora, que la traía puesta, me sentía un poco más pesado que de costumbre.
Miré mis alas, que se fundieron con el metal de la armadura, utilizando la tecnología de Tique, que las hacía ver suaves al tacto, pero de un color azul tornasolado que daba una apariencia engañosa de acero al mezclarse con la luz del sol.
Me sentía como un ave enjaulada, más aún, cuando tenía que esperar dentro de aquella cueva húmeda y oscura, que poseía dos puertas de hierro. Solo tenía que ser paciente y escuchar las señales de las trompetas, para salir y conocer a mis adversarios. Atenea notó mi inquietud, pues ella entrenándome desde que era pequeño, por ende, entendía que la transpiración en mis manos, y mi respiración entrecortada, eran signos de mi ansiedad. Así que mientras sujetaba el casco de mi armadura, ella se inclinó hacia mí, para regalarme un tenue beso en la mejilla.
Abrí los ojos completamente sorprendido por su acto, pero tengo que admitir, que también me transmitió confianza.
-Gracias, Atenea. -Dije, y ella me apretó la mano con suavidad. - No sé si sea el momento indicado para decírselo, pero...usted es lo más cercano que he tenido a una madre.
Atenea inclinó su cabeza con suavidad.
-No vas a morir, Han. -Bromeó ella y en ese instante, la trompeta que anunciaba la salida de los combatientes, sonó. - Ahora, ve allá fuera, y demuéstrale a Bluedem de que está hecho su futuro rey.
Asentí y suspiré una última vez, tratando de regular mi respiración, finalmente, me coloqué el yelmo y lo ajusté, su forma de cabeza de animal me hacía sentir un tanto diferente, sin embargo, ahora podía percibir su poder, era como si, al colocármelo, el halcón tallado en aquél metal y yo, nos conectáramos de alguna u otra forma.
Cuando las puertas de plata se abrieron ante mí, los ruidos de griteríos y emoción me golpearon los oídos. Las damas, ninfas y guerreras situadas en las gradas, vociferaron varias aclamaciones y nombres, entre ellos, el mío.
Al salir, la luz ardiente del sol lastimó mis ojos, percibí el olor a tierra picante de la arena que hostigaba mi nariz, y el sonido de las trompetas anunciado mi llegada hasta el lugar que me correspondía. En medio de dos lugares vacíos. A mi costado derecho, estaba un gran poste de color azul. En la punta había una bandera que se alzó en cuanto toqué mi lugar, llevaba como estandarte un fuego de un intenso celeste.
Enfrente de mí, se encontraba una estatua de un halcón completamente hecha de zafiros. Algunos detalles estaban hechos de lapislázuli y ópalo, como el sombreado de sus alas y pico. -que, por cierto, estaba entreabierto. - Del lado izquierdo, la segunda puerta se abrió y entró otros de los guerreros al coliseo. Su armadura era completamente carmesí, y su yelmo representaba a un ave fénix.
Cuando se situó en su sitio, una bandera roja se alzó en el enorme poste carmesí que le representaba. El símbolo que llevaba en ella era el del aire, y supe inmediatamente de quién se trataba.
Era Jeong Jaehyun, hijo de una de las diosas más manipuladoras, y exóticas, Afrodita. Jaehyun, era uno de los príncipes más codiciados del Olimpo, pues al ser el primogénito, heredó la belleza y los enigmáticos encantos de su madre, aunque sus otros dos hermanos, Eunwoo y Soobin, estaban quitándole el puesto.
El joven rubio se acercó lo suficiente hacia mí para que yo pudiese contemplar su rostro soberbio que mostraba una gran sonrisa de burla y provocación.
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CIELO EN LLAMAS (MINSUNG)
FanficEl cielo azul ya no existe más, uno nuevo se ha iniciado, la guerra entre seres celestiales y humanos no ha finalizado. Una oscuridad eterna rodea al mundo, obligando a quienes están en él a sobrevivir. Pero nada te llevas sin haber perdido algo, el...