DISNEA (#5)

173 56 46
                                        


Disnea: Dificultad para respirar muy difícil de describir.

HAN JISUNG.

Cuando pasaba por el portal, mi cuerpo sufría cambios radicales. Experimentaba náuseas y mi respiración disminuía, también mi estatura y mi capacidad para ver cambiaban para adaptarme a el mundo humano. Con la falta de aire me daba cuenta de que el portal no hacía más que descender.

Lo más doloroso, era que mis hermosas alas se contraían, y al fundirse con la carne de mi espalda, desaparecían. Estos cambios externos e internos tenían un propósito, el parecerme más a un verdadero humano, para que éstos, no detectaran mi verdadera naturaleza.

Una luz blanca me encandiló y el dolor en mi cuerpo me dieron la señal de que estaba a punto de llegar. Finalmente, sentí como mis alas se desplumaban y desaparecían con un piquete agudo.

El portal me terminó por escupir en algún punto de la tierra no muy habitado. Caí sobre mis rodillas, acostumbrándome a esta sensación tan extraña de caminar sobre mis dos pies.

Suspiré lo más fuerte que pude, mi cuerpo temblaba y el aire denso se coló por mis pulmones. Miré a mi entorno, todo parecía estar calmado. No era tan diferente del Olimpo, pero parecía menos estético. En el Área Dorada las flores y el pasto crecen al unísono, todas tiene la misma forma, sin defecto alguno.

Aquí en la Tierra, todo era desorden., las plantas tenían cualquier estructura y los árboles eran modificados de forma, haciendo lucir a sus copas extrañas, pero hermosas figuras.

Me puse de pie. Al principio, mis pies tambaleaban e incluso me llegué a caer. En el Olimpo utilizaba mucho más mis alas, pero ahora, más seguro de mí mismo, coloqué ambas plantas del pie sobre el suelo, acariciando el pasto con mis dedos, y logrando un equilibrio perfecto.

Bueno, casi.

Eché una mirada furtiva a mi espalda. Se veía rara sin el par de enormes y llamativas alas que estaba acostumbrado a portar. Curiosamente, la hacía lucir más fuerte y más atractiva.

Sonreí satisfecho con ese pensamiento, pero sentía que algo me hacía falta.

De repente, hice memoria. Los humanos utilizaban un montón de ropa diferente a las túnicas que nosotros, los dioses y arcángeles llevábamos, y que vergonzosamente, no nos cubría nada.

Afortunadamente, frente a mis narices estaba una vivienda humana, con una cuerda que sostenía varias prendas en diferentes formas, tamaños y colores. Ya había escuchado como se llamaban, "Un pantalón de mezclilla" "Un suéter blanco" y una "camiseta sin mangas".

Al colocármelas, me sentí más cómodo. No divisé a nadie, por lo que mi mente me sugirió avanzar.

Caminé largos senderos, y todo me parecía igual. El paisaje verde salpicado de distintas flores me comenzó a irritar. La consecuencia de mi metamorfosis surgió efecto, respiré agitadamente y me senté sobre una madera lisa y firme.

Estaba agotado, y, sobre todo, hambriento.

Maldije por lo bajo. Venir al mundo oscuro era muy mala idea, pero, aun así, era grande y maravilloso.

Además, una de mis grandes naturalezas, era el ser curioso.

Me sequé el sudor de la frente con mi antebrazo. De repente, escuché a lo lejos, un sonido muy irritante, algo parecido a un llanto, pero la criatura que lo emitía lo hacía con tal fuerza, que por un momento pensé en un grifo herido.

Levanté la vista, y frente a mí visualicé una casita de mármol detrás de una cerca de madera. El llanto se hacía más fuerte y frustraba mis oídos.

CIELO EN LLAMAS (MINSUNG)Onde histórias criam vida. Descubra agora