HAN JISUNG
Las campanadas de la eternidad se hicieron sonar para anunciar que el tiempo, pronto se cumpliría. Los ángeles, valientes soldados y honorables seres de luz, preparaban sus espadas que brillaban con el reflejo del sol.
«Y yo, el caballero blanco, líder de este poderoso ejército, semidiós y heredero al trono por parte del todopoderoso Zeus, he de enfrentarme a la humanidad con decisión y fortaleza, para castigar su rebelión y proteger nuestra divinidad real, que corre por nuestras venas.»
Con los dos reinos divididos -El del cielo y el de la tierra- y yo al frente, estaba preparado para dar fin a todo este caos. El hombre se extinguiría y mi reinado tendría el comienzo más glorioso de todos los tiempos. El mundo sería de nuevo, puro, culto y maravilloso, sin una perversidad que amenace con destruirlo nuevamente.
Las puertas del inframundo se sellarían para siempre, y la muerte de mi madre, la gran Deméter, sería por fin, vengada. Todo dependía de mí, el destino del área dorada y del nuevo mundo, caía entre mis manos.
Aunque en el fondo de mi corazón, supe que eso jamás podría ser posible.
No estaba preparado, y nunca lo podría estar. Porque en lugar de estar entrenando con los querubines y centauros, me encontraba en el santuario destruido de mi hermano, el gran Ares, con el cuerpo hecho un ovillo y la respiración agitada. Protegiéndome de mis obligaciones, de lo que estaba destinado a ser.
-Uno...dos...tres...-Murmuré para mí mismo, intentando regular mi respiración.
Técnicamente, al ser el segundo hijo del dios más poderoso y del que es el único juez entre los demás, no merecía tener las responsabilidades que tengo hoy en día, pero desde la muerte de mi hermano Ares y mi madre, toda la esperanza fue puesta en mí, pues era el único que quedaba de la descendencia de la gran diosa de la naturaleza.
Cubrí mi cuerpo con mis alas, que son demasiado grandes y majestuosas para pasar desapercibidas. Desde mi nacimiento siempre fui un ser inusual, pues ángeles hay muchos, pero en toda la historia del Olimpo no ha existido ningún arcángel, y claramente me tocó ser el primero.
-Ocho...nueve...diez...-Suspiré y destensé mis hombros. - Al parecer, ya se fue.
La grieta que se situaba justo encima del resto del santuario me daba la oportunidad para ver si el gran grifo de Apolo -Un espantoso animal con el cuerpo de león, alas y cabeza de águila, y el cuerpo cubierto de plumas, que era una de las bestias celestiales que le representaban. - pasó de largo, pues mis lecciones con ese dios eran bastante monótonas y aburridas.
Me moví con cuidado de no hacer ruido, y pude escuchar el graznido del grifo alejándose, había fracasado en su intento de búsqueda.
Esa señal me hizo sentir tranquilo, salí de mi escondite y me acomodé la túnica blanca con bordes dorados que me hacía sentir ridículo y semidesnudo, las piedras pequeñas se encajaban en mis sandalias de cuero.
-Lo siento, Apolo...-Dije con triunfo en la voz. - Puedes agregar a tus lecciones, otra falta.
Desplegué mis alas con una sonrisa, el viento me daba en la cara y eso me motivó a alzar el vuelo, mis pies se impulsaron tan fuertemente que hicieron una grieta en el suelo. No me importó, a donde iba quedaba lejos.
Me moví de un lado a otro, atravesando nubes y acariciando con mis alas al viento. Me elevé tan alto, que al agachar la vista pude ver el páramo, con su paisaje fúnebre, enseguida, lo que rodeaba al Área Dorada, y me maravillé con la vista, la cuidad brillaba y los jardines estaban tan frondosos que aún con la distancia, percibí las manchas coloridas de las flores.
YOU ARE READING
CIELO EN LLAMAS (MINSUNG)
FanfictionEl cielo azul ya no existe más, uno nuevo se ha iniciado, la guerra entre seres celestiales y humanos no ha finalizado. Una oscuridad eterna rodea al mundo, obligando a quienes están en él a sobrevivir. Pero nada te llevas sin haber perdido algo, el...