Capítulo 11

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****Matt****

--No te atrevas...-- Le dije mientras apuntaba mi pistola a la cabeza de la chica y cargaba una bala. El clic que sonó hizo que la chica bajara la pistola y la dejara en el piso. Era una zapper, mejor conocida como pistola eléctrica (son esas pistolas que te lanzan descargas de electricidad, sin matarte, pero lo suficiente para dejarte inconsciente durante un par de horas). Aunque no iba a matar a Kora no hay razón por la cual dejar que le disparen. 

Observé los ojos de la intrusa... Wow, son del tono verde más intenso que he visto. Siento una chispa en mi estómago que sube al corazón. Rayos, tengo que apartar estos pensamientos. Tengo tanto tiempo de fugitivo que han pasado años desde que vi a una chica, aparte de Kora claro, pero a primera vista se ve que está colada por Mello.

Kora se levantó y le señale discretamente una caja que estaba en una repisa, luego junté los brazos de la intrusa atrás de su espalda. Tome las esposas que Kora llevaba en la mano. Se las puse y las apreté.

--¿Estás bien?-- Le pregunté a Kora.

--Si-- Me respondió. Desvió la mirada hacia la intrusa.--¿Que haremos con ella?-- 

--Tengo una idea-- Dije y avancé unos pasos hacia ella. La voy a llevar a...

****Kora****
Matt fue dolorosamente interrumpido. La intrusa subió su talón con fuerza y le pegó a Matt en la entrepierna. Aunque no soy hombre, comparto su dolor. Logro escuchar como Matt ahoga un grito, y la chica logra soltarse de su agarre. Empieza a correr y la sigo. Además de que trae las esposas, no es muy rápida. Le doy alcance, la agarro del codo y la azoto contra una pared. 

En eso escucho la voz de Mello, todavía medio aturdida por lo ocurrido hace algunas horas:

--¿Que esta pasando aquí?-- Aunque sus imponentes ojos se cruzan con los mios, no cometo el mismo error de aflojar mis manos. 

--Esta intrusa apareció buscándote.-- Le dije. Vi a Matt en cuclillas todavía tratando de calmar el dolor.  Demonios, esta chica le ha pegado más fuerte de lo que pensaba. 

--Creo que sé que planeaba Matt, sígueme.-- Mello me llevó a una habitación... No, es más una celda que una habitación. Hay una silla en el centro, sentamos a la chica en ella y Mello trae unas cuerdas. Atamos a la chica y nos vamos. No pasan ni diez segundos y escuchamos a la chica gritar insultos y exigencias de dejarla salir. Simplemente la ignoramos. 

--¿Cómo es que tienen una celda preparada aquí adentro?

--Te sorprendería cuanto nos ha ayudado...

Vemos a Matt a medio pasillo cojeando.

--¿Estás bien?-- le pregunto.

--Si, eso creo. ¿Que demonios le ocurre a esa chica?-- Responde. 

                                                                          †

Tomo la cinta adhesiva que llevo en la mano y corto un pedazo. Se lo pego a la intrusa en la boca para dejar de escuchar sus malditos gritos. Repito eso 5 veces. No quiero que se le despegue.  Mello, Matt y yo hemos escuchado sus gritos por mas de media hora.  Hemos estado jugando videojuegos y sus gritotes ya nos hartaron.

Regreso con Mello y Matt, distingo un gesto de este mientras juega con sus videojuegos. Mello se levanta del sillón y se acerca a mi. Es como si hubieran planeado algo.

--Acompáñame--

--¿Vamos a interrogar a la chica? 

Matt y Mello intercambiaron miradas. Matt suelta una risilla. Sin duda están planeando algo.

--No.--respondió Mello--Bueno, si, pero no ahora. Ven.

 Me llevo a la habitación en la que el estaba inconsciente. Él suspiró y... me abrazó. Creo que solté un ruidito de sorpresa. Me quede unos segundos atontada antes de corresponderle.

--Gracias por todo. Por lo del edificio y mi quemadura.-- Me dijo sin dejar de abrazarme.

Sentí algo en el corazón. Pero... ¿Por que Mello me esta diciendo esto? Él no se comporta así...

 Mello rompe el abrazo pero no quita sus manos de mi espalda. Nos quedamos mirándonos un buen rato. Noto algo en su cálido en su mirada. Es algo que simplemente me hipnotiza, aunque solo tenga un ojo descubierto debido al vendaje. Mello lleva una sus manos a mi nuca y me atrae hacia él. Se acerca cada vez más a mi, hasta que siento su aliento con olor a chocolate en mi rostro. Y nos besamos. 

La Hermana de L ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora