Capítulo 3

24 3 1
                                    

Leila
Me senté frente a Asher en el sofá que está en frente de la televisión. Le empecé a contar mientras me quitaba la chaqueta, quedando en una camiseta de tirantes negra y empecé a curarme la herida.

--La gente con poderes, anomalías como lo llamamos nosotros, lleva existiendo siglos, se ocultaban para que los humanos normales no los atraparan e intentaran experimentar con ellos. La gente con anomalías nacía o con algún progenitor con poderes o nacía de gente normal, pero ese caso era más raro o eso se creía hasta hace unos dieciocho años, el año en que yo nací. La raza con anomalías se estaba extinguiendo, no quedaban más de diez. De repente ese año empezaron a nacer niños de gente normal, nacieron quince niños en total. >>

<<El caso es que cuando una mujer sin poderes da a luz a un niño con anomalía la madre no suele sobrevivir. Dar a luz a un niño con poderes es demasiado para una humana, en cambio, si la mujer tiene poderes hay muchas más posibilidades de que sobreviva pero el parto será mucho peor que uno humano. Trece mujeres inocentes murieron ese año solo por querer tener un hijo, que injusta es la vida a veces.

--Espera, ¿Trece mujeres? ¿No has dicho quince niños?--Me pregunto.

--Hubo mellizos--Dije, recordé a mi mejor amiga, Zenda, ella tenía un hermano mellizo, Zack. Me pregunto que estarían haciendo si estuvieran vivos.

--Vale, perdón, sigue--

--Esos quince niños se quedaron solos porque sus madres murieron y sus padres decidieron abandonarlos porque les parecían peligrosos. La cosa es que un hombre llamado Michael durante ese año se propuso a adoptar a esos niños para enseñarles a controlar sus anomalías y que convivieran con otros niños como ellos. Le llamábamos padre Mich, aunque prefería que lo llamáramos papá o simplemente Mich. Era muy cariñoso, amable y simpático con nosotros, era como un padre. Luego estaba Dadan, el tío Dadan, era el mejor amigo de Mich, también nos cuidaba y nos enseñaba, pero no pasaba tanto tiempo con nosotros como Mich, por eso lo llamábamos tío. Era todo maravilloso hasta hace tres años, cuando el tío Dadan se volvió contra nosotros, mato al padre Mich y mato a algunos de nosotros, fue horrible. La mayoría nos escapamos y nos separamos para que no nos encontraran. --Hago una pausa porque se me hace muy difícil hablar de ello, muchos recuerdos dolorosos inundan mi mente mientras se lo cuento a Asher. La expresión de este es indescifrable, no sé en lo que está pensando. --Me he pasado dos años buscándolos a todos y... resulta... que están todos muertos...-- Noto como una lagrima cae por mi mejilla, a Asher le cambia la cara a una de preocupación, la ignoro y sigo--El tío Dadan ha ido encontrando a todos y ha ido acabando con ellos, con nosotros--un sollozo sale de mi boca--Soy-soy la única que queda con vida--Empiezo a sollozar mientras las lágrimas caen por mi rostro.

Ya no puedo más y abrazo al chico que tengo al lado mientras empiezo a llorar. El me abraza de vuelta. Empieza a acariciarme la espalda. No había llorado en años, pero me sentía muy a gusto y segura con Asher y más ahora que estaba en sus brazos, siento que puedo contarle todo. Hacía mucho tiempo que no me sentía así con nadie.

Estuvimos así unos minutos hasta que me tranquilize del todo. Me separe de él mientras me pasaba una mano por el dorso de mis ojos. Me puse de pie e inmediatamente él también lo hizo.

--Ahora voy a enseñarte mi guarida, como me gusta llamar a mi casa--Mi casa no estaba mal pero he de admitir que era demasiado para una persona. Le enseñe el salón y la cocina, después seguí el pasillo y antes de llegar a las escaleras había dos puertas a cada lado, entramos en la de la izquierda.

Estábamos en mi gimnasio, era una especie de gimnasio un poco grande. En un cuarto del gimnasio había un saco de boxeo, pesas y cosas para entrenar, en otro cuarto había una mesa con varias sillas y la mitad restante la deje vacía, por si acaso encontraba a alguien para entrenar, para practicar combates cuerpo a cuerpo.

Después de enseñarle el gimnasio fuimos a la puerta de la derecha, era una sala de mandos, tenía ordenadores, radios, teclados... Tenía pinchada la radio de la policía, se podía oír todo lo que dijeran por ahí. Cada vez que me necesitaban en para algo sonaba una alarma por toda la casa
Cuando terminamos de ver la sala de mandos fuimos al segundo piso, ya que la casa contaba con tres. Allí había ocho habitaciones de invitados, cuatro a cada lado de las escaleras y dos en cada pared. Cada habitación tiene incluid una cama grande, un armario, una cómoda, una mesilla de noche, un escritorio con silla, un perchero y un cuarto de baño.

--¿Por qué hay tantas habitaciones?-- Pregunta Asher.

-- La verdad es que no lo sé--Me encogí de hombros. --Bueno, ya has visto toda la casa, ¿qué te parece?-- Pregunté

-- Me gusta, está muy bien, se nota que es de una súper heroína, pero, ¿Qué hay en el último piso?

--Ahí está mi habitación-

El chico de ojos verdes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora