Capítulo 6

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Asher

--Oh, hola, soy Sira Sorní, la madre de este dúo de locos-- Dijo mi madre.

--¡Mamá!-- exclamamos Ian y yo a la vez.

--¡Hijos!-- nos siguió el "juego"

--¿Donde está el padre de Ian y Asher?-- pregunto Zack.

Mierda, mamá se quedó pálida, nunca se mencionaba a ese hombre, Leila lo sabía pero él no. Un día le estaba contando algo de mi madre y me pregunto por mi padre, no respondí pero ella dedujo que de ese tema es mejor no preguntar.

--Mama...-- la mire preocupado

--No pasa nada, el chico solo tiene curiosidad-- No se lo tomó mal, menos mal, había que intentar que les cayera bien Leila y Zack para poder irme con ellos en busca de los demás. --Noy hay padre, no existe ese hombre, como me gusta decir a mis hijos los trajo la cigüeña--

-- Y muy buena cigüeña-- Dijo Ian, ese hombre tiene el ego por los cielos.

-- Señora...-- empezó Leila.

--Nada de Señora, llámame Sira-- la dijo con una sonrisa.

--Bueno, Sira, esta noche Zack y yo vamos a ir de viaje a recoger a unos amigos, han estado unos años estudiando fuera, van a llegar entre el sábado y el domingo y van a llegar a las ciudades de al lado porque sus aviones van aterrizar allí. Queríamos preguntarla si sería tan amable de dejar a Asher acompañarnos.--

--Eres una joven muy educada, puedes tutearme, y respecto a lo del viaje, claro, Asher puede ir con vosotros pero eso sí, cuidarmele, eh, el y su hermano son lo único que tengo--

--Claro Sira, lo traeremos el domingo por la tarde sano y salvo--

-- Gracias, mama-- fui a abrazarla, cuando la solté me giré había Leila y Zack-- quedaos a aquí con el dúo dinámico, voy a subir a coger unas cosas y ahora vuelvo--

--Vale-- respondieron los dos.

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Un par de horas más tarde estábamos llegando a la primera ciudad, íbamos en la furgoneta azul claro de Zack.

Un par de minutos más tarde aparcamos en un callejón al lado de una casa que parece abandonada.

--Llegamos-- Anuncia el conductor.-- Primera parada Werner--

--Genial, voy entrando-- Dijo Leila antes de salir del vehículo y empezar a caminar hacia la casa. Salí del coche y fui detrás de ella, Zack hizo lo mismo.

Zack tocó la puerta haciendo una especie de código. Cuando terminó la puerta se abrió y de detro de la casa apareció un chico de nuestra edad, era más bajito que yo por un par de centímetros. El chico, Werner creo, tenía el pelo castaño y algo largo y los ojos del mismo color, también parecía estar en forma.

No tienes posibilidades con Leila, mirales, todos dioses y tu siendo un simple mortal

Oh, callate

Oh, estoy hiriendo tu frágil ego

Solo callate

Callate tu

Al chico nuevo se le abrieron los ojos al ver a Leila y al segundo ya se estaban abrazando

--Como has crecido, ya no eres la niñita que conocía--

--Tu tampo eres como te recordaba, estás mejor--

Entonces los ojos de Werner se posaron en mi.

--¿Y este quién es? Espera, ¿Eres el novio de Leila?--

Ya me gustaría

Ay dios, callate.

--No, no-- se apresuró a aclarar ella, no voy a admitir que eso me decepcionó un poco pero que le vamos a hacer, no somos nada-- Este es Asher, mi compañero, por así decirlo, es un amigo que trabaja conmigo y me ayuda.--

-- Encantado de conocerte Asher, soy Werner--

--Lo mismo digo--

--Estamos reuniéndonos todos-- hablo por primera vez Zack-- Ahora vamos a ir a por mi hermana-- A Leila se le iluminaron los ojos

--Sisi, tengo muchísimas ganas de volver a ver a mi mejor amiga-- Dijo ella con una gran sonrisa.

--¿Y a que estamos esperando?-- Pregunto el recién llegado.

--Llevamos un par de horas en la carretera para venir a buscarte, deberíamos descansar un poco-- Hablo en pelirrojo.

--Claro, entrar a mi humilde morada y sentios como en casa--

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Unas horas después habíamos comido y descansado un poco, Leila y los otros dos se pusieron al día mientras yo intentaba enterarme de algo. Esta gente con poderes hablaba de cosas raras, pero que le puedo hacer, soy un simple mortal.

Ahora mismo están Zack y Warner donde la furgoneta y yo voy a aprovechar para hablar con Leía, no estoy a solas con ella desde ayer por la tarde.

--Hola enana, se que es muy obio pero ¿como estás?--

--Genial, pensé que estaban todos muertos y resulta que con los 4 que mejor me llevaba están vivos,  incluso mi mejor amiga y su hermano, estoy bastante bien, ¿Qué tal tu, cuco?--

--¿Eh? ¿Como me has llamado?--- Había dicho... ¿cuco?

--Cuco, eso he dicho, tu me llamas enana pues yo también quería llamarte de alguna forma-- Saco una sonrisa orgullosa-- Bueno, nos tenemos que ir, tenemos que ir a por Zenda-- Y Se fue a la furgoneta.

Te apuesto lo que quieras a que eso de los apodos no lo hace con los dioses

Creo que esta vez tienes razón

Bueno, el apodo era un poco raro, yo no soy un pájaro pero por el simple hecho de que ella me ponga un apodo no me voy a quejar.

Me dirijo a la furgoneta y nos vamos a nuestro próximo destino: encontrar a Zenda.

El chico de ojos verdes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora