Capitulo 1

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Leila

Estaba andando por los pasillos de la escuela, intentando pasar desapercibida. Toda esta gente a mí alrededor no tenía ni idea de quien era en realidad, porqué ocultaba un secreto, uno muy grande: tenía poderes. Aunque los llamamos anomalías.

Si, como en las pelis

Todo el mundo quería tener superpoderes y ser un superhéroe, pero no es para tanto. Ayudo a la policía cuando ellos solos no pueden y también me encargo de delitos menores como robos en la calle.

Por si os preguntabais yo tengo telequinesis (ósea que puedo mover cosas con la mente) y también puedo teletransportarme, aunque no suelo hacerlo porque me gasta mucha energía, me quedo muy débil después eso.

Pero todo cambio aquel día de otoño, cuando caminando por los pasillos me tropecé con un chico.

--Perdón-- dijo aquel chico ayudándome a levantarme. Nos quedamos mirándonos a los ojos. Me quede embobada mirando sus ojos, eran de mi color favorito, verdes, eran preciosos.

--Emm, hola, me llamo Asher-- Dijo el chico de ojos verdes. Dios, que voz, podía quedarme horas escuchando esa voz. Pero ¿en qué estoy pensando?

Céntrate Leila.

--Leila-- Dije cortante. No podía hacer amigos, tenía que pasar desapercibida, no quería que nadie descubriera mi secreto.

--Encantado, Leila--Madre mía, que bien sonaba mi nombre con su voz--Perdón por lo de antes, no estaba mirando por donde iba ¿Aceptarías ir algún día a tomar un helado conmigo para compensártelo?- -

Sí, claro que quería pero no podía.

--No hace falta, acepto tus disculpas-- Dije, intentando no sonar decepcionada por no poder aceptar.

--Bueno, si no quieres no te puedo obligar, nos vemos-- Después de so desapareció por el pasillo.

Las próxima horas me quede pensando en Asher, tenía que admitir que era guapo, ¿Qué digo? Era guapísimo, pero no podía pensar en esas cosas.

Al salir de la escuela me fui caminando a mi guarida, como me gusta llamar a mi casa, pensando en que hacía tiempo que no hablaba con nadie, vivía sola, mi padre murió hace tres años, cuando tenía solo quince años me quede sola. Mi madre me abandono cuando tenía ocho años, no me gustaba hablar de ese tema. Mi mente volvió al chico de ojos verdes, me sacaba una cabeza, tenía el pelo castaño y unos ojos verdes preciosos, he de admitir que estaba bueno, aunque sabía que no tenía posibilidades con aquel chico, no confiaba en nadie y dudo que lo vuelva a hacer. Las personas en las que había confiado alguna vez o estaban muertas o me habían traicionado.

De repente escuche algo raro en el callejón que tenía al lado. Cogí mi mascarilla de tela negra, deje la mochila escondida entre unos contenedores y me adentre en el callejón. Había dos personas, un hombre que me daba la espalda que estaba amenazando con un cuchillo a un chico de mi edad, Espera, no era un chico cualquiera, era Asher. Me acerque hasta situarme detrás del hombre del cuchillo.

--Suelta el cuchillo-- Le dije. El hombre se dio la vuelta lentamente.

¡No pude ser!

Era el Tío Dadan, el hombre que me traiciono, por su culpa los demás niños con poderes con los que me crie estaban muertos y supuse que venía a acabar con el trabajo, ya que yo era la única que quedaba con vida.

--Pero mira a quien tenemos aquí, a la gran superheroina de la ciudad, la gran y poderosa, Mera-- Si, ese era mi nombre de superheroina, tenía que elegir uno que no tuviera nada que ver con mi nombre para que no me descubrieran.

--Dadan-- Susurre, se estaba encendiendo la ira dentro de mí.

--Pasaba por la ciudad y decidí venir a ver qué tal estabais tú y tus amiguitos-- Eso fue la gota que colmó el vaso y de repente mi puño estaba en su cara. El intento devolverme el golpe pero lo esquive. Le di otro puñetazo y otro. De repente sentí un dolor en el brazo, me había rajado con el cuchillo debajo del hombro. Baje la mirada para ver la herida y en cuanto la levante Dadan ya no estaba. Me acerque hasta Asher.

--¿Estás bien, chico?-- Le pregunte acercándome a él. En cuanto estuve lo suficiente mente cerca no pude evitar mirarle a los ojos, el hizo lo mismo y de repente puso cara de shock, como si se hubiera acordado de algo.

--Leila-- Dijo en un susurro.

¡Mierda!

El chico de ojos verdes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora