Capítulo 8

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Asher

Acabábamos de entrar todos en la casa de Leila, era mediodía y hasta el anochecer no tenía que estar en mi casa, así que me iba a quedar con ellos toda la tarde.

--Bueno, sentios como en casa,en el segundo piso están las habitaciones, escoged la que queráis. En media hora os quiero a todos en la sala de estar.-- Dijo la duela de mis pensamientos.

Subieron todos arriba dejándonos a Leila y a mi solos.

-- Tengo un mal presentimiento-- La puse una mano en el hombro.

-- Tranquila, todo saldrá bien, ya hemos reunido al super equipo, nadie podrá hacernos daño-- intenté tranquilizarla.

--Si, tienes razón pero aún así siento que algo no va bien--

-- Una preguntita, jeje, ¿Que poder tiene Chay? Su piedra es amarilla--

-- La electricidad, la controla y tal, como los demás con sus poderes--

--Eres la única que su poder no tiene que ver con controlar algo-- Vale, había algo que no me estaba contando relacionado con eso, se puso nerviosa y apartó la mirada.

--¿Qué te parecen los chicos?-- Vale, me acaba de cambiar de tema y voy a fingir que no me he dado cuenta.

--La verdad es que me parecen buenas personas, bueno... Chay me da un poquito de miedo-- mi acompañante sólito una risita.

--Ese es el efecto de Chay , es el típico hermano mayor sobreprotector que se pasa todo el día serio, no le gustan las bromas pero en el fondo nos quiere aunque no lo demuestre.--

--Que suerte, mi hermano solo se preocupa por estar guapo--

--Seguro que tu también le preocupas--

Me quede mirándola, era preciosa, ella también se me quedó viendo. Hoy llevaba un pantalón vaquero negro, una camiseta de manga corta negra y una chaqueta de cuero del mismo color, el negro la sienta genial. La verdad es que me encantaban sus ojos miel y su pelo castaño, también me encantaban sus poquitas y su boca, bueno... ella me encanta en general.

--Eres hermosa-- dije sin pensar

--Emmm... Gracias-- se le habían enrojecido las mejillas

--Te has sonrojado, ¿porque? Solo he dicho la verdad--

--No me he sonrojado--

--Claro que si--

--No, que va--

--Porque te molesta tanto sonrojarte, a mi me encanta como te ves ruborizada, enana-- Después de eso empezó a sonar la alarma, lo que significaba que Leila se tenía que ir a ayudar a la policia.

--Mierda-- murmuró bajito, pero aún así la oí-- Emm, me tengo que ir, tu ayúdales a matricularse en el instituto,¿Vale?--

-Si, claro, tu vete. Les diré como se hace y mientras lo hacen te ayudare-- Acto seguido le guiñe un ojo.

--Gracias-- Dijo, se acerco a mi y me dio un beso en la mejilla que me dejó estático unos minutos, cuando volví a la tierra me di cuenta que ya se había ido.

Me había dado un beso. Joder ¡Me había dado un beso! Creo que soy el hombre mas feliz del universo. Tengo que centrarme, ella me ha dejado al mando, no voy a decepcionarla.

Entro a la sala de mandos y mientras llegan los demás voy metiéndome en las cámaras de seguridad del banco que están robando, tambien me pongo mi pinganillo para ir hablando con ella. Minutos despues los demás estan aquí.

El chico de ojos verdes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora