Capítulo 19

3 0 0
                                    

Leila

Lo primero que vi al abrir los ojos fue oscuridad. Estaba en una habitación en la que no entraba nada de luz. Estaba tumbada en una vieja cama, el colchón tenía agujeros y el somier era de metal, pero estaba oxidado y muy viejo.

¿Donde estaba?
¿Que había pasado?

Derrepente, empezaron a llegarme recuerdos como un tornado.

Asher, callejón, Madison, Dadan, la pulsera, cuchillo, sangre, negro...

Me acordaba de todo. Dadan me había secuestrado y me había puesto una pulsera de Lonsdaleita, el mineral más duro del planeta. Aparte de ser el más duro, era el único aue podía retener nuestros poderes. Al llevar la pulsera no podía usar ninguno de mis poderes y tampoco podía quitarmela.

Mi mente viajo derrepente al momento en el que Dadan había apuñalado a Asher. ¿Seguiría vivo? ¿Lo habrían encontrado? ¿O estaría muerto en el callejón?

No

Asher no podía morir, y menos ahora que por fin estábamos juntos.

En ese momento abrieron la puerta de la habitación en la que estaba y por ella entró Dadan. Encendió la luz de la habitación y cerró la puerta a sus espaldas.

--Por fin te has despertado. ¿Que tal, sobrina? Perdón por no tener una cama de lujo pero es lo único que teníamos -- Dijo burlón, el cabron se están riendo de mí.

--Imbecil--

--Asi no se le habla a tu tío-- Dijo desafiante.--Vas a estar aquí mucho tiempo, hasta que te mate.--

--No te creas, los chicos habrán encontrado a Asher y en cuanto despierte les va a contar todo. No les costará mucho encontrarte y en cuanto lo hagan estarás muerto.-- Empezó a reírse a carcajadas. Este tío estába loco de verdad.

--No te adelantes, mocosa, tu noviecito está muerto.--No, imposible --Murió antes de que te sacara de ese callejón. A estas alturas tus amiguitos habrán encontrado el cuerpo y pensaran que también has muerto. Nadie te va a sacar de aquí porque nadie te va a buscar.--

No, no no no no no no, Asher no podía estar muerto, era imposible.

No podía

Una lágrima bajo por mi mejilla. Seguida de esta fueron muchas más.

--Bueno, te dejo para que lloriques en paz. Pero volvere-- Dicho esto se dio media vuelta y salió por la puerta dejándome a oscuras otra vez.

Asher no podía estar muerto

Los demás no podían abandonarme así, no otra vez, ellos no

Perdi la noción del tiempo. Llore como hacía años que no lo hacía.

.................................................................

Habían pasado un par de horas o minutos, no estaba segura. Hacía un buen rato que había dejado de llorar, pero no podía dejar de pensar en Asher y en los demás.

Escuché pasos acercándose y poco después se volvió a abrir la puerta. Cuando encendieron la luz vi a un hombre que no conocía. ¿Quién era?

Era un hombre de unos treinta años de edad, alto, rubio, ojos azules, músculos bien definidos.

Vale, no era un novato

No me deje intimidar por su cara de mala leche, porque si alguien tenía mala leche era yo.

--¿Quién cojones eres tú?--

--No te importa-- Acto seguido se agachó cerca de mi y dejo un plato con comida-- Come--

Mire el plato con una muesca de asco, no tenía hambre. Lo único que quería era salir de allí y abrazar a Asher. Aunque fuera algo imposible.

No pienses en eso

Levante la cabeza y le mire a los ojos desafiante.

--Te he dicho que comas-- Dijo con un tono autoritario.

--No tengo hambre-- Dije en su mismo tono. -- Te puedes meter la comida por donde te quepa-- No me dio tiempo a reaccionar cuando noté su puño chocar con nariz. Lo siguiente que sentí fue sangre brotar de mi nariz.

--No me vuelvas a hablar asi o la próxima sera peor-- Dijo. Vale, lo había cabreado y no me importaba una mierda.

--No me das miedo. Y te hablaré como quiera-- El próximo puñetazo llegó directo a mi mejilla.

--Se me había olvidado que eras una superheroína. Pero acuérdate que ya no tienes tus poderes, no te puedes defender. -- Le mire con una ceja alzada y antes de que pudiera reaccionar le metí una patada en sus partes.

Jodete

Cuando se agachó por el dolor aproveche y salí corriendo por la puerta. Lo primero que vi fue un pasillo con una puerta al fondo. Corri hasta la puerta, la abrí y subí por las escaleras que había. Cuando termine de subir las escaleras había otra puerta.

¿Pero cuántas puertas tienen?

Abri está última puerta y me encontré con lo que parecía ser una fábrica abandonada . Allí había muchos hombres y todos armados. Había un par de ellos mirándome y me apuntaron enseguida con sus armas. En ese momento apareció Dadan.

--¿Que haces aquí, mocosa? ¿Y Greg? Yo que tú volvería a donde estabas y no volvería a hacer lo que has hecho, por lo menos si quieres seguir con vida --

--¿Que quieres de mí?-- Pregunté confusa, quería matarme y a la vez no, no lo entiendia.

--Venganza. Hacia el imbécil de tu padre--

--¡Era tu hermano!--

--¿Y que? Eso no le impidió hacer lo que hizo y a mí no me impedirá hacer lo que voy a hacer.--

--¿Que te hizo mi padre?--

--No voy a responder a más preguntas-- Hizo un gesto con la cabeza a alguien detrás de mí. Hasta ese momento no me di cuenta de que ¿Greg? Estaba detrás mía. Me agarró con los dos brazos y Dadan se acercó a ponerme un pañuelo en la nariz. Poco después se volvió todo negro.

.................................................................
Volví a despertar en la misma habitación oscura, pero está vez tenía las manos atadas.

Me escocían las muñecas, me dolía la nariz y la mejilla, sentía rastros de sangre seca bajo mi nariz. Pero seguía sin tener miedo a esta gente.

Sera porque lo que más miedo te daba esque hirieran a Asher o a alguno de tus amigos.

Tienes razón. Ahora que Asher ya no estaba y que los chicos no iban a buscarme ( lo cual los ponía fuera de peligro), ya no tenía porque preocuparme. No les tenía miedo.

En ese momento la puerta se volvió a abrir. Cuando encendieron la luz vi a Dadan mirándome cabreado.

--Puta mocosa, no vas a escaparte nunca. Así que no lo vuelvas a intentar. O vas a acabar muy mal.--

--Te voy a decir exactamente lo que le he dicho a Greg, no os tengo miedo.--Me puse de pies --Mucho menos a ti--

--Pues deberías. Vas a pagar el haber intentado escapar. Puta mocosa-- Acto seguido agarró el cuello con ambas manos, levantándome del sueño. Instintivamente puse mis manos sobre las suyas intentando apartarlas. No podía respirar, me estaba cortando todo el aire.

Cuando pensé que me iba a matar me soltó, haciendo que cayera al suelo tosiendo. Antes de que pudiera respirar me asestó una patada, luego otra y otra. Cuando terminó de pegarme me miró con una sonrisa psicópata.

--Aun no he terminado contigo mocosa, no creas que te vas a librar tan fácilmente-- Después de eso se fue y volvío a apagar la luz.

Me dolía todo, me saldrían moratones por todos lados y estaba casi segura de que me había roto un par de costillas. También tenía heridas en varias partes del cuerpo . Casi ni podía levantarme del suelo. Tenía un presentimiento de que esto aún no había acabado. No sabía si podría salir con vida.

El chico de ojos verdes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora