Experiencia lésbica [Courtney Love]

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Sinopsis: Mía tiene una fantasía secreta que se muere por llevar a cabo, y ese deseo solo se incrementa cuando es testigo accidental de la vida sexual liberal de su vecina Courtney.
Advertencia: Contenido sexual explícito lésbico, uso de lenguaje vulgar, historia narrada en primera persona. Incluso podría catalogarse como porno sin trama. Será mi única historia de este tipo, lo prometo.














A finales de los 80's, no había muchas mujeres que se dedicaran a hacer rock; pero mi vecina Courtney Love era una de esas raras excepciones. Ella era una rubia alta y atractiva, que llamaría la atención de cualquiera, y más aún encima de un escenario. Mi abuela se quejaba del ruido que hacía cuando ensayaba en su garaje con su banda Hole y, cuando mi novio venía a visitarnos, solía reclamarle que bajaran el volumen.
Courtney solía responderle mostrándole el dedo medio, y él decía que era una pesada creída. Ella y yo no éramos precisamente amigas, pero nos llevábamos bastante bien. Por supuesto, esto no se lo decía a nadie.

—¡Hoy sí la vamos a romper, banda! —vociferó Courtney eufórica, saliendo de su casa en compañía de los integrantes de su grupo para tocar en algún lugar.

—¡Dios! Esa chica está muy descarrilada —masculló mi abuela, presignándose como si hubiera visto al diablo—. Menos mal que tú no eres como ella, Mía.

Lo que mi abuela no sabía era que su querida nieta estaba loca por tener sexo con otra mujer. Quería probar lo que se sentía chupar unas tetas tersas, firmes, blanditas, no muy exageradas en su tamaño, hasta dejarlas bien hinchaditas. ¡Es que se ven tan ricas! Deseaba lamer una vulva y hacer tijeras frotando con fuerza, hasta que me ardiera la vulva. Había visto algunas cintas de porno lésbico para satisfacer mis necesidades, y ver la cara de gozo que ponían las mujeres al hacer tijeras incitaba aún más mi curiosidad. Era solo deseo, me consideraba heterosexual y nunca me enamoraría de otra mujer. Circulaban rumores de que Courtney había tenido tanto novios como novias, lo que despertaba en mí cierta admiración hacia ella.

La casa de Courtney quedaba justo detrás de la mía. Un día, mientras sacaba la basura al atardecer, vi que la ventana de su casa que daba a mi patio estaba abierta y con las cortinas descorridas. Eché un vistazo por mero reflejo, y vi a mi vecina recostada sobre el dintel de la ventana, con la cabeza casi afuera y boca arriba. Se notaba a simple vista que estaba desnuda. Encima de ella, otra mujer le lamía las tetas como si no hubiera un mañana. Courtney cerraba los ojos, mordía sus labios y jadeaba con su rostro contraído por el placer. Alcancé a verle los senos; eran de los que a mí me gustaban: no muy grandes, firmes y tersos. La otra mujer se detuvo un momento para frotar sus tetas contra las de Courtney, y luego se metió un pecho entero en la boca. Joder, qué rica comida de tetas le estaban dando a mi vecina. Ojalá fuera yo quien se las comiera. Mi ropa interior ya estaba mojada, mi vagina palpitaba y ardía. Tuve que ir al baño y meterme dos dedos en la vulva. Froté furiosamente mi clítoris, pensando en lo que había visto, y obtuve un orgasmo intenso. Salí otra vez para curiosear; esta vez, Courtney estaba sentada sobre el dintel de espaldas a mí, con las piernas abiertas y la otra mujer entre ellas. Era evidente que le estaba comiendo el coño. Tan solo unos minutos después, la mujer subió al dintel para entrelazar sus piernas con las de Courtney. Empezaron a moler tan fuerte, que pude escuchar un par de gritos que se les escaparon. Aquello era mucho mejor que el porno. Metí mi mano bajo mis shorts y pantis para frotarme allí mismo. Las piernas se me aflojaron y caí de rodillas cuando me llegó el orgasmo. A partir de ese momento, mis fantasías lésbicas se incrementaron.

En una ocasión, me pidieron que le hiciera llegar un encargo a Courtney. Como estaba en una caja, no pregunté lo que era. Solo fui a su casa y se lo entregué. Ella estaba sola.

—Sé que me viste cuando tuve sexo con Lily en la ventana —dijo cuando yo estaba a punto de irme—. Y no niegues que te gustó lo que viste, porque vi tu cara de deseo. ¿Quieres que tengamos sexo ahora?

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