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El departamento estaba oscuro, Jungkook se sentía extraño cuando no veía al pelirrosa durante mucho rato, si quería acomodar sus recuerdos y detener el zumbido tendría que empezar desde el inicio.

Desde la primera vez que conoció a la familia Kim, desde que conoció a Jimin, o tal vez no, tal vez desde que conoció a Yoongi, todavía escuchaba las risas inocentes en sus oídos, siempre fueron él y Yoongi.

Yoongi era mayor que Jungkook por un año, había perdido a sus padres a joven edad, cuando apenas tenía uso de razón y empezó a vivir con su abuelo, un hombre irascible que le hizo formar una personalidad insensible y lo metió en las drogas a joven edad, por suerte o para mal, Yoongi no adquirió una adicción, por lo menos no a esas sustancias, él encontró su adicción en el dinero, en las ventas, en el negocio. Ahorró todo lo que pudo y huyó de casa.

Conocía a Jungkook del colegio, estudiaron juntos cuando Yoongi tenía 12 años y Jungkook 11, el menor era un blanco fácil para los chicos de grados superiores, no era de sorprenderse que siempre llegara con los bolsillos vacíos y tuviera que mentir diciendo que había perdido su dinero.

La cadena de acoso se detuvo cuando Yoongi se encontró con la escena y decidió no ser un espectador como los demás, él siempre fue diferente a todos y todos lo sabían.

—¡Grandulón! —gritó Yoongi llamando la atención del acosador más grande y aventó su desayuno contra la cara de este.

La cafetería estalló en risas, el agresor sabía que meterse con Yoongi no era buena idea, así que solo abandonó el lugar junto a sus amigos.

Jungkook siempre fue dulce con todos, incluso cuando los chicos que lo agredían dejaron de hacerlo, él no guardó rencores y continuó expresando su amabilidad, era el contraste perfecto con Yoongi, quien se prometió proteger esa inocencia para toda la vida.

Cuando Jungkook cumplió 16 años las cosas cambiaron drásticamente, había vivido múltiples decepciones gracias a su complejo de niño bueno, había permitido todo, había sido traicionado por todos, menos por Yoongi, su mejor amigo que siempre lo defendió y lo escuchó llorar por todos. 

Jungkook fue rechazado. Porque una chica de quien estaba profundamente enamorado lo había utilizado solo por su dinero. 

Jungkook probó las drogas. Porque Yoongi lo había llevado a una de sus fiestas y lo había perdido de vista unos segundos.

Jungkook se volvió cerrado. Porque no quería volver a ser herido.

Jungkook se alejó de su familia. Porque sentía resentimiento de que ellos nunca hubieran notado el acoso.

Jungkook cambió. Porque había creado una barrera contra los demás.

Pero Yoongi estuvo ahí, con esa mirada dura y esa boca sin filtro, siempre estuvo ahí. 

Hoseok era vecino de Jungkook, siempre estuvo enamorado de Yoongi y tenía curiosidad por saber lo que se encontraba tras esos ojos helados.

Hoseok había vivido una vida similar a la de Yoongi en cuanto a la dureza de esta. Sus padres peleaban todo el día, su hermana se embarazó a corta edad, la echaron de casa, su pareja era un maltratador, sus amigos hablaban mal a sus espaldas, Hoseok también cambió cercas de sus 16 años.

Empezó a sumergirse en las fiestas mostrando una apariencia alegre y divertida que cubriera la amargura de su alma, dibujó una sonrisa en su rostro con marcador permanente y salió a buscar el amor que le hizo falta.

Le interesaba Yoongi porque sentía que ambos coincidían al rechazar el mundo.

La diferencia era que Yoongi no usaba ninguna máscara, Yoongi era así, era insensible.

El poco afecto que encontró lo conoció de Jungkook y más tarde se lo entregó a Hoseok.

Nunca decía "te amo", pero Hoseok podía sentirlo en cada beso, en cada caricia, en cada entrega.

Jungkook podía sentirlo en su lealtad, Yoongi era la única persona que había estado desde el inicio y nunca se había ido.

Los tres fueron distintos a los demás.

Y después apareció la familia Kim, una familia prestigiosa donde la cabeza era un político importante al frente de todas las campañas, sus hijos eran conocidos como los hermanos Kim.

Kim Seokjin, el mayor, era un joven abogado exitoso de carácter suave, tal vez heredado de su madre.

Kim Namjoon, el mediano, estaba estudiando una carrera de política donde se destacaba por su carácter fuerte similar al de su padre.

Kim Taehyung, el menor, más dirigido al mundo de la farándula, un joven destacado en su carrera de artes escénicas y que participaba en múltiples obras teatrales, tenía un arte expresivo que llamaba la atención de todo el mundo.

Y también había alguien más en esa familia, un joven sin padres, criado como un hijo y como un hermano, nacido de la querida hermana menor de la esposa del señor Kim, que había fallecido tras dar a luz y cuya pareja había escapado del país para no hacerse cargo del niño. Era un chico sonriente, de mirada acaramelada, que había sentido el amor gracias a los hermanos Kim y que también había caído enamorado por ese chico rebelde que siempre se acompañaba de dos más, el chico que nunca hablaba más de lo necesario y que protegía su corazón de todos. 

Park Jimin, el más joven de la familia Kim. 

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Perdón por actualizar tarde todo el tiempo, jeje.

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Reminiscence | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora