Reminiscence | kookmin

3

Jungkook tomó ansiolíticos antes de llegar a la escuela.

—Hey —saludó un chico pálido en la entrada de la universidad—. ¿Qué tal estás? Yo no he podido dormir mucho desde ese día.

Y era visible en las enormes ojeras remarcadas en su rostro, sus ojos reflejaban un cansancio tan grande mientras batallaban por mantenerse abiertos.

Jungkook no saludó con palabras ni contestó a la pregunta, se sentía adormecido, solo movió la cabeza en un asentimiento como si fuera un zombie y el gesto fue suficiente para su buen amigo, quien solo caminaba junto a él sin decir nada más.

Al caminar en los pasillos la gente observaba a Jungkook sin discreción, mascullaban cosas entre ellos, había pena habitando la mirada de todos y solo repitiendo los sucesos entre ellos podían alimentarse el morbo.

"Pero ¿cómo murió?"

"Debe de sentirse devastado".

"¿Crees que realmente haya sido así?"

No es posible precisar en qué momento el sudor empezó a bajar por la frente de Jungkook, sus manos comenzaron a hormiguear al ritmo en que las voces a su alrededor se hacían borrosas, al alzar la mirada vio todos los rostros volviéndose distorsionados y un mareo repentino le trajo ganas de vomitar.

Su cuerpo se sentía pesado.

Por su lado, Yoongi estaba hablando de algo, pero las palabras no podían llegar a los oídos de Jungkook y el contrario no estaba al tanto.

—¿Crees que den con el negocio? Estoy preocupado porque los abogados de la universidad...

Y entonces todo desapareció ante sus ojos.

—¿Estás bien? —finalmente escuchó.

Se sorprendió al notar que de alguna forma logró llegar hasta los baños, pero el recuerdo era impreciso, había un pequeño espacio en blanco dentro de su memoria.

A través del espejo observó una cabellera rosa, perteneciente al dueño de quien acaba de hablar y así mismo de su gran pesadilla en persona. Jungkook tragó saliva antes de responder.

—Déjame, Jimin —susurró y devolvió la atención al lavabo, abrió la llave, llenó sus manos de agua y se agachó para luego empaparse el rostro de esta.

—Has hecho eso más de 3 veces desde que te traje —habló Jimin soltando una delicada risa que sonó espeluznante en los oídos de Jungkook—, me preocupaba que no respondieras.

—¿Tú me trajiste? —preguntó, confundido, cerró la llave y de nuevo halló el reflejo de Jimin en el espejo, era tan denso como un reflejo sobre el agua.

—Yoongi parloteaba tantas cosas mientras caminaban juntos, así que esperé a que finalmente entrara a su jodida aula para acercarme a ayudarte, tu amigo es tan imbécil que ni siquiera notaba lo mal que venías —otra risa burlesca escapó de sus labios al terminar de hablar y el eco suave como gota de agua fue escalofriante.

—Deberías de estar en clase...

—Solo quería asegurarme de que mi presa estuviera en buen estado —se acercó hasta Jungkook a pasos peligrosos y lo envolvió de la cintura en un abrazo débil que hizo sobresaltar al pelinegro.

—¿Qué quieres?

—Si quieres guardar el secreto del que Yoongi te hablaba hace un momento, ven conmigo al terminar las clases, saldrás último a todos y me verás en el estacionamiento. Solo si quieres.

Y Jimin se fue antes de que él pudiera responder.

Pero Jungkook no recordaba nada de la plática con Yoongi.

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