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Jungkook despertó entre mantas cálidas un miércoles, se trataba del día del calendario que marcaría el final de una tormenta desesperante cargada de amnesia.

Tomó una ducha caliente sintiendo el vapor relajar sus músculos tensos, dejaría que aquel gas lo borrara todo por unos segundos, que cubriera todo el campo de visión y lo hiciera descansar.

Su cuerpo se hundió en la bañera hasta hacer desaparecer su rostro, él retuvo la respiración y quiso morir, quiso que todo acabara ahí, tal vez de morir todo terminaría, Jimin no haría nada contra Yoongi o Hoseok, su muerte debía de marcar el final de la cruda venganza.

Pero volvió en sí y respiró aire nuevamente. 

No podía morir sin saber la verdad, ¿no?

Aún quería que sus ojos vieran la primavera una vez más, aún lo necesitaba.

Salió del agua, apresurado, se secó con la toalla y corrió al armario en busca de cualquier cosa decente, necesitaba saber cuánto tiempo le quedaba si es que aún existía una cuenta para ello.

Así que llamó al número de Namjoon, desafortunadamente no hubo respuesta, tenía que recurrir a otra opción, llamaría a Seokjin.

 —Hola, Jeon, ¿está todo bien? ¿necesitas algo?

—¿Cuándo detendrán al culpable?

—O-Oh, Jungkook, yo... no puedo revelar ese tipo de información a la ligera, sabes que es privado por protocolo.

—Seokjin, dime a qué hora piensan detenerlo.

—Bien, siguiendo su horario... No sé si deba decirlo.

—¡Maldición, solo dime!

—Alrededor de las 10 pm, que es cuando suele volver a casa a lo que se sabe, la policía encubierta lo esperará, ¿por qué?

—No es nada, te llamo después.

Jungkook colgó la llamada, se puso los zapatos y salió del departamento bastante decidido, esta vez encontraría a Jimin y sabría la verdad de una vez por todas.

Así subió a la motocicleta y empezó a conducir bastante decidido, preguntó a las personas vendedoras alrededor de sus calles si de casualidad no habían visto en la semana a un chico pelirrosa, nadie lo había visto, algunas personas tenían recuerdos ambiguos de haberlo visto en la semana por ahí.

Preguntó también en hoteles, en cualquier lugar de hospedaje y hasta en habitaciones de alquiler, pero no había respuesta.

Caminar entre calles repletas de gente aumentaba su ansiedad, lo hacía sentir como ese día de clases tras la muerte de su amado, cuando los sentidos se le apagaron, cuando las cosas dejaron de sonar.

Jungkook no podía caer en ese hoyo de nuevo.

Trató de resistirse, trató de respirar, trató de mantenerse consciente en medio de esa calle transcurrida, pero había ojos en todas partes, en todo su cuerpo, en todas las personas, había gente observándolo o al menos eso sentía.

Apresuró los pasos y salió de ahí hasta llegar al lugar donde había dejado su motocicleta minutos atrás, si quería trabajar necesitaba algo que lo hiciera alzarse, sabía que con ello no tendría consciencia por las primeras tres horas, pero si contaba tiempo podría reponerse antes de las diez.

Sustituiría los ansiolíticos que le hacían falta en casa de Yoongi.

Cuando llegó fue recibido por una sonrisa enorme, Jungkook pidió yendo al grano, Yoongi no se negó, aunque había una apariencia tranquila en su mejor amigo, él descubrió que algo no estaba bien.

—¿La consumirás solo? —preguntó sin dejar ver su preocupación tras entregarle la pastilla guardada en una pequeña bolsa.

—Sí, lo pagaré cuando pueda.

—Hoseok viene esta noche a cenar pizza, ¿no quieres quedarte?

Había pasado un largo tiempo desde que los tres habían hecho algo tan cotidiano como eso, se sentía especial.

—Volveré en la noche.

—De acuerdo, ¿estarás bien solo? Ya sabes, el viaje y esas cosas no suelen ponerte del todo bien a ti específicamente.

—He mejorado en eso, descuida, nos vemos esta noche.

—Esta noche.

Jungkook se fue rápido, volver a casa seguía sintiéndose como una amenaza, se escondió detrás del edificio de Yoongi y dejó las cosas ir, él solo puso esa pastilla en su lengua y se dejó llevar. 

Destellos.

Colores.

Vacío.

Oscuridad.

Inconsciencia.

Cuando se sintió mejor se puso de pie y soltó un suspiro de decepción, él en verdad se había quedado dormido más de la cuenta, nunca le había pasado eso, el reloj estaba apuntando a las seis, había perdido cinco horas importantes y ni siquiera tenía pila por haber dejado el teléfono encendido por accidente.

Se puso de pie a cuestas, aún bajó los efectos de la sustancia, y regresó a su motocicleta, era hora de marcharse ahora que se sentía más relajado, pero conducir lo podría dirigir a la muerte, tampoco podía ser tan idiota en eso. 

Dejó la motocicleta en lo que consideraba un lugar relativamente seguro y regresó a casa en transporte público, estaba casi adormecido, el sonido de las voces juntas le trituraba la cabeza.

—Si Jimin tuviera que ocultarse en algún lugar de la ciudad, donde ninguno de ustedes pudiera molestarlo, ¿a dónde iría?

Al llegar al edificio subió las escaleras con pesadez, pondría el teléfono a cargar un poco y después se iría de nuevo antes de que todo terminara, quedaba tiempo.

—A tu departamento. 

Buscó la llave en su chaqueta torpemente y al hallarla la insertó con cuidado antes de hacerla girar por completo.

Ya tenía una idea sobre en dónde buscaría esta vez, el efecto de la droga le había abierto la mente para bien, si no accedió a algo como la marihuana fue para no atontarse y pensar en blanco.

Ahora estaba seguro de lo que tenía que hacer.

—Jimin iría a tu departamento.

Sus ojos se agrandaron, su corazón empezó a acelerarse y la primavera había regresado.

—Tardaste tanto buscándome, por unos momentos creí que no llegarías, admito que tenía tantas esperanzas de que me hallaras en menos de tres horas, así que me harté de esperar y mejor volví, fue divertido jugar a las escondidas, perdiste.

—¿Quién es el asesino, Jimin? —lo tomó por los brazos y agitó su cuerpo bruscamente—. ¡SÉ QUE LO SABES! ¡TÚ ESTABAS AHÍ! ¡¿QUIÉN FUE EL ASESINO?!

—Eres inocente —sonrió bajo la mirada confundida del pelinegro—. Eres inocente, Ggukie.

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El final será oficialmente publicado el día Sábado a las 11 pm en hora México.

Los capítulos '21' y 'reminiscence' serán publicados a la par.

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Reminiscence | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora