Reminiscence | kookmin

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Jungkook regresó a su departamento. 

Era oscuro y frío, las paredes lucían una aburrida pintura olivo, no había decoraciones, solo adornaban los muebles básicos que compondrían el departamento para una sola persona. Tenía el vago recuerdo de un pelirrosa diciendo que no importaba el lugar mientras ambos pudieran llenarlo de calidez, y entonces reía al pensar sobre ello.

¿Quién lo haría cálido ahora?

—¿Estás seguro de que estarás bien solo? —preguntó su madre con ojos preocupados—. Podemos quedarnos unos días si lo necesitas.

—Estaré bien —contestó secamente—, solo necesito mi espacio y tiempo.

—Seokjin preguntó por ti, le dije que volverías al departamento para tener tu tiempo a solas, pidió que le enviaras mensaje cuando estuvieras mejor.

Él quiso reír, ¿cómo estaría mejor?

—Te estaremos llamando durante el día —avisó su padre—, por favor, no olvides contactarte con nosotros y decirnos si hay algún problema, vendremos de inmediato.

Jungkook asintió con la cabeza y entró directo a su habitación, hundido entre las mantas gruesas y las almohadas, lo último que escuchó fue la puerta del departamento cerrándose antes de adentrarse al mundo de los sueños.

Con él durmiendo toda la tarde, el departamento parecía casi abandonado, todo se hallaba en relativo silencio absoluto, donde solo su respiración daba ápices de vida y aquello era dudable considerando la muerte de las emociones que le daban viveza a su ser. 

"Eres un asesino, Ggukie".

Al anochecer despertó sudoroso con la sensación de que alguien lo observaba afuera de la ventana, así que la abrió y buscó, pero la búsqueda solo mostró una calle desolada que ni un alma transitaba.

Aunque de todos modos era casi imposible que alguien estuviera ahí, volvió a dormir intranquilo.

Durmió con el pensamiento de que en cualquier momento volvería a enfrentarse a Jimin.

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