capitulo 29

9 0 0
                                    

Emma trabajaba en los chips mientras esperaba a que el virus en el disco duro hiciera su trabajo. La chica no habia pedido que le trajeran esos exactos archivos en ese especifico orden solo para poder trabajar en esos dispositivos infernales. Cada archivo presente en la bati-computadora tenia un apéndice en su codigo informatico y junto con otros pedazos de codigos podia formarse un virus informatico que se comportaba como un virus biologico: conectando el dispositivo externo infectado, como lo era el disco duro, el virus se trasmitia al otro dispositivo e infectaba todos los codigos pero sin dañarlos, de hecho, no hacia nada. Era exactamente como un virus en su ciclo lisogenico. Ese proceso tenía un tiempo preciso: 3 horas. Luego de eso toda informacion presente en el sistema huesped era copiada y regresada al primer dispositivo: el disco duro. Todo sin dejar el minimo rastro.

En ese tiempo Emma terminó de armar el chip normal y el que seria destinado para los Kent que incluía en las puntas de las agujas unos fragmentos de kriptonita que le permitiria penetrar en la piel de los kriptonianos.

Al terminar estiró los brazos y miró hacia la mujer de delantal blanco

-señorita, adonde puedo dejar todas éstas cosas?-

-los chips los guardaré yo, todo lo que queda puedes dejarlo en el primer cajon de la derecha- le indicó a lo que ella guardó todo lo que habia usado, incluso el disco duro, dentro del cajón.

Regresó a su habitación y empezó a pensar en un plan para salir de ahí con todo ese material, encontrar a Constantine y seguido, su primo.

Había pensado y descartado muchisimos posibles planes. Pensó en intentar liberar su tio Wally para encontrar a Constantine rapidamente pero seguramente él no tendria la energia de hacerlo. Pensó acudir a su tio Tim pero estaba herido. Hacerlo escapar en esas condiciones sería un suicidio. Podría intentar crear algo para neutralizar los chips pero tardaria demasiado tiempo y no pasaria desaparcibida.

Luego de pensar casi toda la noche en múltiples posibilidades y tal vez se le había ocurrido algo muy arriesgado y con pocas posibilidades de lograrlo pero quería aferrarse a esa posibilidad tambien porque no tenia otras ideas

-esto es una locura completa- se dijo a si misma

-bueno, tuviste una vida feliz...quitando las últimas semanas...- agregó con un suspiro

-parece un lindo dia para morir...o eso creo-

Unos dias después, cuando volvió al laboratorio fue la última vez que lo hizo. No podia negar que estaba nerviosa, asustada y solo podia pensar en todo lo que podia salir mal.

Se alistó, se puso esa maldita mascara blanca y salió al laboratorio

-buenos días- saludó al entrar pero aun era demasiado temprano como para que alguien ya estuviera ahi.

Sin perder su tiempo se acercó al escritorio y abrió el cajon. Cogió el disco duro, la kriptonita y salió del laboratorio tratando de no caminar apresuradamente para no llamar la atención mas al llegar a pocos metros de la salida escuchó alguien llamarla

-Emma!-

~no voy a caer dos veces en la misma trampa~ se dijo al escuchar la voz de su padre tras ella

-papá, dime- trató de sonar tranquila.

Era dificil recordar que su padre no tenia el control de si mismo en esos momentos

-adonde vas?-

-solo estaba dando dos pasos por los pasillos, nada de que preocuparse- la chica se acercó al mayor hasta estar suficientemente cerca para abrazarlo

-te quiero papá...perdoname por esto- le susurró en el oido antes de pegarle un rodillaso en la entrepierna.

Eso era demasiado para cualquier hombre para soportar. Cuando Red Hood cayó al piso Snow salió corriendo a su maxima velocidad y apenas puso un pie afuera quienes empezaron a perseguirla fueron sus primos que al parecer estaban vigilando la salida del lugar.

Corria con los gemelos a pocos metros detras de ella. Tenia bastante resistensia pero no lograria escapar para siempre y solo rezaba para que sus primos se detuvieran antes que ella

-EMMA!!!- no esperaba escuchar esa voz.

Una moto, una de las que estaban en la bati-cueva, se acercó a toda velocidad para luego disminuir la velocidad e ir a la par con ella. El chico que manejaba la moto no lograba seguir una linea recta. Se veía que recien iba aprendiendo como se usaba ese vehículo

-SUBE!- le gritò para hacerse escuchar sobre el ruido del motor

-Neal...tu...como?-

-los estaba buscando. Ahora sube!- de un salto subió a la moto agarrandose fuertemente al chico quien aceleró distanciando a los gemelos pero eso no duró.

La moto empezó a diminuir su velocidad hasta detenerse por completo

-que estas haciendo?!-

-nada!-

-dejame manejar- la chica pasó adelante y el chico se aferró a ella pero tampoco Emma logró arrancar.

Miró la pantalla de la moto que le indicaba la velocidad, el mapa de la ciudad y...

-la gasolina! No le pusiste la gasolina?!-

-no soy practico de estas cosas!-

-entonces tendras que correr- ambos bajaron de la moto y empezaron a correr.

Los gemelos no tardaron mucho en alcanzarlos. Estaban otra vez tras ellos pero la verdad era que Neal no estaba preparado para esta situación y no lograría resistir por mucho tiempo, de hecho, ya empezaba a disminuir la velocidad

-necesitas hacer más ejercicio- le comentó como si no estuvieran corriendo por sus vidas

-perdon?! No todos somos vigilantes- respondió ya casi sin aliento.

Segunda GeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora