cap 31

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Alex miraba el techo de su habitación, de la que ocupaba desde que llegó a Madrid. No podía quitar de su mente los recuerdos de Lisa, veía su rostro y sentía su aroma. Suspiró con nostalgia poniéndose de pie, esa noche era especial, había usado sus contactos para conseguir la invitación a una gran fiesta de vinos de la zona, dónde participaban los mejores volados con los vinos más finos y exóticos traídos de casi todo el mundo. Era un gran evento, y allí estaría la ninfa....
Desde aquel día, trato de olvidarla, pero la vida se empeñaba en ponerla en su memoria a cada instante. Había anhelado un reencuentro, pero jamás lo admitía. Todas las veces que que Keyton le planteo buscarla se negó rotundamente, aún estaba herida, pero seguía amándola.

Alguien llamo a su puerta, no imaginaba quien podría ser, casi no tenía amigos allí y a los que sabían que estaba en Madrid no se presentarían sin avisar antes.
Se puso una camiseta, y al abrir la puerta jamás imagino quien estaría del otro lado...

-como has estado?- pregunto Helena desde la puerta, su cabello lo llevaba corto a los hombros, sus ojos ya no eran los mismos se veían en calma, su semblante era el de otra mujer, bajo la mirada, su vientre abultado. Sonrío internamente. - puedo pasar?
No dijo nada pero le dió lugar como respuesta.
La futura madre se sentó en la cama, mientras miraba alrededor. Todo allí gritaba el nombre de la moradora
- que haces aquí?- pregunto una apoyada en la ventana.
- a mí también me da gusto verte- bromeó, haciendo que la tatuadora se disculpara mentalmente. - Un pajarito me dijo que estabas por aquí - dijo sonriendo. - y tenía que verte, yo... James y yo decidimos empezar de nuevo. - pareció avergonzada de ser feliz.
- te felicitó, por tu bebé también - y lo decía sinceramente.
- no vine por eso Alex ... Tenía que decirte la verdad, para que también puedas ser feliz, ella te ama. Y tú la amas. Pero tú orgullo y tú corazón de acero agrietado no te permite aceptarlo. Es por eso que estoy aquí.
- no quiero hablar de eso, mucho menos contigo.
- Alex, puedo ver en tus ojos que la amas. Por Dios! Yo la odie siempre, jamás la quise, nunca hablamos! La empresa era de ella, pero renunció a eso para que mi papá la dejara en paz, vivió como una chica ordinaria. Cuando era chica nunca la ví, nunca nos cruzamos y aún así odie su sombra en la casa, el saber que todo aquello era suyo.
- no me importa nada que tengas que decir.- intervino Alex. Más molesta por saber que Lis había sufrido.
-dejame terminar, al diablo si no te importa, no podré criar a mi bebé sabiendo que en parte es mi culpa. Alex le hizo seña para que continuara. -las veces que la vi en tu casa, no supe que era ella, tampoco la reconocí en la empresa. Ella no quería venir, no quería saber nada de nosotros de mi padre en particular, pero la empresa de mujer que la adoptó y amo como una hija estaba en la ruina, esa mujer amaba dos cosas a ella y la empresa. Elisa volvió solo por eso, pero jamás quizo vivir con nosotros o decirnos dónde estaba, de todas las ganancias de la empresa nunca tocó no un centavo. Entiendes?? Solo quería estar tranquila, y esa tranquilidad la encontró contigo, las veces que la Vi a tu lado se la vía en paz, cobijada, y por mi culpa perdió eso. Por ser una cobarde te hice daño, y ahora tu se lo estás haciendo a ella... No es justo... Para ninguna de las dos. - termino colocando su mano en el vientre. - dije lo que tenía que decir... Tu elijes Alex, perdonar...o vivir sufriendo. - concluyó poniéndose de pie y caminando hacia la puerta.
Alex la vio salir y por la ventana vio a James ayudarla a entrar al auto. El hombre también había cambiado, ahora tenían un pequeño local de muebles hechos por los dos. El futuro padre la saludo con la mano y ella le devolvió el saludo.
No le dolió la imagen, no sintió envidia no celos. Inhaló profundamente quizás era el destino se dijo.
Inconscientemente marco el número de Keyton, la linea sonó 3 veces pero no hubo respuesta, seguramente por la diferencia horaria. Estaba decidida.

***
- como está la mujer más linda del planeta?- Lisa sonrío al oír su voz y ver si rostro asomarse por la puerta.- wow! Lisi! Estás... bellísima - dijo realmente asombrado al verla con aquel vestido de seda rojo, con escote caído y unas delicadas cadenas doradas en la espalda dejando a ver ese maravilloso tatuaje en aquella piel blanquecina. El cabello lo llevaba recogido en una elegante coleta que realzaba su color y largor.
- no exageres Dan - se sintió algo avergonzada por los cumplidos.
- por Dios! Cásate conmigo mujer o me muero - dijo casi sin aliento y ella río con más fuerza esta vez.
- Dan! Jaja vámonos o llegaremos tarde. - pidió.
El hombre negó con la cabeza y ofreció su brazo para serle de compañía.

***
Llegaron a la fiesta y los presentes observaban embelesados a la exótica dama del vestido rojo y su apuesto acompañante. Dan le presento algunos socios, ella hablaba del restaurante y de la franquicia que estaba por abrir en Italia, los hombres estaban asombrados cada vez más con su inteligencia y la facilidad para hablar de negocios, tanto que querían que sus vinos fueran especialidad de la casa. Dan hablaba del éxito dela mujer con tanto orgullo que la conmovía, la presentaba con cariño y admiración. Ella un momento sintió pena de no amarlo.

A la distancia una rubia con el seño pálido y manos temblorosas observaban la escena, estaba decidida a irse cuando de repente escucho sonar de fondo una canción de un grupo italiano llamado il voló, respiró hondo como si quisiera darse a si misma el valor de intentarlo, la veía reír y hablar con todos que casi se sintió una egoísta y fuera de escena, pero por una vez en su vida quería ser la protagonista. Comienzo a caminar, el corazón se aceleraba con cada paso.
Dan miro a Lisi que de repente se quedó callada mirando a un chico que se aproximaba, le tocó el brazo para que respondiera la pregunta de Alan pero no tubo suerte. La vio tragar con dificultad y casi parecía al borde del llanto.
El rubio quedó justo enfrente de ellos, sus ojos clavados sobre Lisa. Daniel miro el cuadro tratando de comprender pero quedó más que claro que el no formaba parte de aquello cuando el rubio estiró su mano hacia ella y la tomo sin dudar ni un segundo....

DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora