Las manos de la asiática temblaban al abrir la puerta, temía ver a las rubias juntas, seria muy dolorosa aquella imagen y mas aun difícil de olvidar. Aun así se había decidido por ir, Angi había tenido mucho que ver con aquella decisión.
Giro la llave y la puerta se abrió, inconscientemente cerro los ojos inhalo y exhalo hasta que finalmente los abrió. Lo que vio estaba totalmente lejos de lo que había imaginado durante todo el día.
había pequeñas velas adornando la sala, el piso estaba lleno de pétalos de rosas y podía escuchar un sonido de tormenta. Lo que la dejo totalmente sin habla era la rubia que llevaba un camisa negra doblada en las mangas, apoyada sobre sus brazos dormida en la mesa con dos platos de comida servidos y probablemente elaborados por ella. Su cuerpo comenzó a temblar involuntariamente, y por un intento de sostenerse de la isla, tumbo un florero y la bella rubia durmiente despertó.
su cara de adormilada fue un viaje al paraíso.
-amor...regresaste -dijo con su típica voz ronca poniéndose de pie. -por que tardaste tanto ?- pregunto al tiempo que acortaba las distancias entre ellas. -llevo esperándote toda mi vida. -confeso una vez que sus manos hicieron contacto con el cuerpo deseado, sus manos no eras exploratorias pero quemaban la piel de la pelinegra.
como cada vez que la tocaba Lisa se estremeció de los pies a la cabeza, pero de sus labios salio una débil disculpa, que mas podía decir? Todo le parecía irreal.
-no tienes que disculparte Lis, solo recompensame por los años que llevo esperándote. Y no te olvides de indemnizarme por las heridas que sufrí hasta que llegaste a mi. -sonrió en su oído. -tu deuda es grande mi amor... tal parece que tendrás que amarme en esta vida y en la que sigue para saldarla. -dijo rozando su nariz en el cuello de la pelinegra, quien hasta ese momento seguía paralizada por el temor a despertar, pero al sentirla real, coloco sus brazos alrededor de cuello de la rubia acercándola aun mas, quería sentir que no estaba soñando. La abrazo con miedo, lo que no le gusto a la rubia. -que sucede?-pregunto ahora preocupada.
Lisa se abrazo con mas fuerza y poseída por esa misma fuerza le dijo:
-te amo, y te voy a amar en esta vida, en la siguiente y en todas las demás
. -concluyo con la cabeza apoyada en su pecho. Pero la rubia necesitaba mas que eso, la aparto lo suficiente como para ver su rostro.
-lo juras?-pregunto seria y la asiática asintió con vehemencia, los ojos de la rubia relampagueaban de deseo y emoción- dilo
-lo juro. -su voz al igual que la de la Alex estaba cargada de excitación, esta vez fue Alex la que cerro las distancias, no pidió permiso ni aviso, simplemente lo hizo. Lisa aprovecho para llevar ambos brazos entorno al cuello de la tatuadora, quien al sentirla rápidamente le levanto del piso a lo que la mujer asiática respondió de buena gana al enredar sus piernas en la cintura de la rubia.
lo que Alex estaba haciendo en su boca y con su lengua le estaba sacando todo tipo de sonidos y el calor creciendo en su centro la estaba llevando a una desesperación que no tenia vuelta atrás. Oyó el ruido del cristal roto cuando la rubia emprendió camino a la habitación sin detenerse si quiera a comprobar que era aquello que había sufrido en manos de la pasión. De la boca de la tatuadora broto un gemido ronco, cuando Lisa la beso con la intensidad y el roce de lenguas que ella empleaba, fue una sorpresa gratificante que provoco le vibraciones que le llegaron como ondas y le erizaron la piel.
Por segunda vez, pero en otro escenario esa misma noche, Lisa sintió como se separaban -Dios mio Alex - suplico agitada, pero quieta.
-dilo de nuevo -ordeno la rubia sentándose en la cama con la pelinegra en su regazo, le fascinaba oír como la llamaba presa del deseo provocando todo su cuerpo arder.
la garganta de la asiática se seco por completo, los ojos azules estaban oscurecidos por la pasión. -Alex...Alex...Ale... -dijo echando la cabeza hacia atrás, mientras la rubia le mordía y lamia el cuello mientras le bajaba el cierre del vestido. soltó un gemido largo y doliente aferrándose nuevamente al cabello de la rubia, cuando la boca de la mujer de tatuada se cerro en torno a un pezón y luego al otro. La rubia la deposito en la cama como la primera vez y se aparto para contemplarla, algo que parecía jamas cansarla.
en un ataque de timidez repentina Lisa se acomodo el vestido y el cabello, los pezones humedecidos le palpitaban, quiso taparlos pero las manos de Alex la detuvieron al tiempo que se arrodillaba enfrente de ella. Lisa estaba hipnotiza, atenta a sus movimiento. La rubia le coloco los brazos a los costados apoyados en la cama mientras sus manos le apretaban con delicadeza las rodillas, y luego trepaban y le subían el vestido por sus muslo sin dejar de mirarla a los ojos, provocando que la pelinegra apretara los puños y se mordiera sus labios, Alex la torturaba rozando apenas su piel, viéndola estremecer y temblar. Quería amarla lento, que sintiera su amor, que notara la diferencia entre ella y un hombre, pero verla tan dispuesta le nublaba el juicio aun así continuo lentamente con la labor. Con un pequeño movimiento se deshizo del vestido, para su suerte aquella noche no había mas que unas bragas que obstruían su visual.
el deseo las inundaba, pero antes de que la rubia continuara la voz de hechicera pelinegra la detuvo.
-quiero verte... -dijo mas como suplica que como orden. La tatuadora trago con dificultad, pero solo asintió comenzándose a desvestir pero unas manos de marfil la detuvieron nuevamente. -quiero hacerlo... -volvió a hablar pero esta vez con mas exigencia que la anterior. Alex simplemente obedeció, se quedo quieta solo sintiendo su presencia y embriagándose con su olor. Mientras tanto Lisa desabotonaba la camisa, dejando a la rubia con una prenda similar a la que tenia cuando llego toda herida la primera vez. Sin poder evitarlo beso uno de sus tatuajes cerca de su cuello, le indico que levantara los brazos para quitárselo y la rubia entendió. Desde el día en el que se ducharon juntas que tenia un anhelo reprimido pero esa noche lo concretaría, el pecho de la tatuadora quedo totalmente desnudo, pero su mirada era penetrante, Lisa la sintió, sin pensarlo nuevamente se abrazo a ella pegando su torso a la otra mujer, el contacto de sus pezones le provoco un hormigueo placentero encontrando la sensación placentera.
-te amo -interrumpió la voz ronca de la tatuadora -demasiado. -agrego, sus labios vagaban por el rostro de su amada y sus manos le abarcaban la cintura y la espalda. Lisa se sentía explotar, eran demasiadas emociones. Pero la rubia no la dejo pensar mucho en ello, con un rápido movimiento volvió a dejarla en la cama en la posición inicial, y sin manos bajo la cabeza y se metió a la boca un pezón, su cuerpo se agitaba y de su garganta emergían grititos que no lograba ahogar por mucho que la avergonzara. Cuando termino allí, sus miradas se encontraron en silencio con un mutuo acuerdo de pasión, Alex la vio tragar ansiosa y eso fue suficiente para continuar, rápidamente se deshizo de las bragas dejando su destino perfecto expuesto y palpitante ante sus ojos azules, paso la mano sin detenerse ante el suspiro de Lisa, le dibujo el contorno con sus dedos. La rubia sonrió, llenando de felicidad el pecho de la asiática como una adolescente, acaricio sus muslos separando sus piernas lentamente, seguía de rodillas ante ella.
beso la parte interna del muslo, y cuando la vio cerrar sus ojos la llamo con la voz vibrante de excitación, Lisa ante la mención de su nombre la miro y justo en ese momento sin previo aviso la rubia hundió su cara en su entrepierna. La pelinegra se contorsiono y gimió hundiendo sus dedos en la caballera de la rubia. Y la escucho gritar su nombre...
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Destino
RomanceAlex es la heredera de industrias Odonel, sin embargo decidió vivir oculta de aquel mundo, la vida le habia dado razones para desconfiar de las personas y su avaricia. Pero el engaño de Lena la impulso a tomar las riendas dd todo y destruir lo que e...