cap 33

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Teresa observaba a su hermana desde la terraza de su casa, la veía concentrada caminado de un lado hacia otro con un trozo de papel en su mano algo maltratado. Parecía repetir algo que no estaba saliendo bien ya que la rubia se pasaba la mano por el cabello y hasta la oía maldecir.
No era un buen momento para la visita inesperada.

Lisa estaba sentada cerca de una ventana viendo algo en su computadora cuando escucho una voz conocida.

-por aquí Cristian.- escucho a Teresa.
Inevitablemente vio al mellizo de Alex parado justo en frente de ella, el parecido era extraordinario, pero la rubia era de cotextura más grande.
- Gracias Teresa... Esto es realmente importante.
- Aún no me des las Gracias Cristian, yo no tengo ningún problema con que vengas a mi casa, reunirte con ella y como reaccione es por su cuenta.
- Lo se, pero aún así ...- le sonrió.
- para que me llamaste Teresa - se escuchó la voz de Alex y luego apareció la rubio desde el pasillo.  Su rostro cambio por completo al ver a su hermano. De manera instintiva estiró su mano para que su novia no estuviera cerca del rubio protegiendola.
- veo que aún estás molesta conmigo...- se lo veía triste. - no te culpo. - pero no vine aquí por eso.
- no eres bienvenido ni tú ni tu gente a mi mundo.- dijo con desprecio. Lisa sostuvo con más fuerza su mano, la notaba tensa. Teresa se había marchado para darles algo de privacidad, la asiática quiso hacer lo mismo pero el agarré de la rubia se lo impidió.
- lo imaginé...- dijo simplemente .
- y aún así te apareces en la casa de mi hermana? - pregunto con enojo.
- hm tu hermana? - pregunt incrédulo - yo soy tu hermano. - sentenció algo dolido, pero a la tatuadora no le importó.
- te equivocas Cristian, pero no voy a discutir eso con- lo señolo de pies a cabeza con desprecio.- contigo- termino. - mejor dime qué haces aquí?- no me digas - sonrío de forma malévola- murieron todos y a ti ya te queda poco jaja
Cristian cerro los puños con fuerza, sabía que la reacción de su hermana estaba más que justificada, pero a pesar de eso era su mellizo había un algo poderoso que los unia. Pero siempre había Sido un idiota, todas las veces que la busco desde que era más chico y dió con ella solo podía mirarla desde lejos y llorar. Por cobarde! La última vez fue en el cumpleaños de Megan pero ese día al tenerla de frente dijo una estupidez, una grande. Estaba tan destrozado y herido tanto como ella pero no lo sabía, la miro a los ojos y rogo a quien lo escuchará que su hermana lo perdonará quizás ese día no... Pero algún día, anheló.
- el abuelo está muy mal- dijo con la cabeza gacha.-
-por mi que este peor- dijo sin más y recibió un leve jalón de su novia. -y que quiere? Dinero? Que?!- explotó al ver cómo su mellizo negaba con la cabeza simplemente.
-quiere verte... Sé que nos odias, pero el abuelo te amaba y todo lo que pasó lo afectó de sobremanera- explicó - siempre te adoró, eras... Su todo.
- claro jaja lo noté - dijo en tono sarcástico.
- piensas que él quería que te fueras? De quién piensas que heredaste el orgullo y el rencor? De nuestros padres?!- elevó la voz con esa última oración y solo una mirada por parte de su hermana le advirtieron que no lo volviera hacer.- ya.. está bien. Solo me pidió que te diera ésto, es gracioso al parecer el sabía que no lo verías  - dijo extendiendo un sobre con el sello de su abuelo. Cómo Alex no lo tomo, Lisa lo hizo por ella y Cristian lo agradeció. - eso... Eso era todo. - miro a Lisa le pidió - cuidala, es difícil, pero si te ama lo hará con todo. Ella es genial. - dijo ya de espalda en la puerta.

Unos minutos en silencio, Alex abrazo a su novia con fuerza, no dijo nada ella tampoco pregunto. Pero guardaría el sobre para cuando estuviera lista.

El trío inseparable ese día está a full, no era cualquier día era nada más y nada menos que el cumpleaños de Alex, Lisa estaba preparando todo, la rubia había dejado claro que solo quería una cena familiar no demasido gentío ni nada. Los indispensables, los padres de Megan, incluyendo la mismísima Megan había Sido invitada, no era secreto lo que acontecería ese día, solo para la bella asiática que se probaba el quinto vestido esa noche.

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