El Elfo atacó sin piedad enterrando un cuchillo hasta casi la empuñadura, y no lo sintió, ni siquiera un leve escozor, nada. Estaba muerta más allá de toda teoría romántica y metafórica, sin él no tenía nada, aquello ya era un hecho, y gracias a el entrenamiento sin descanso al que Kev la había obligado a someterse, una puñalada ni siquiera dolía, simplemente se sentía como un pinchazo, y era extraño, pero sabía cuánto le había costado que se sintiese así, de sólo pensarlo empezaba a sudar pánico en estado puro, por más que por fuera mostrara entereza, no era así en su mente. Estaba completamente rota...
Después de haberlo visto alejarse en aquel callejón junto a su nueva amiga las emociones fueron desapareciendo, como si en realidad nunca hubiesen estado allí. Se apagaron incluso más rápido que con su ida al Infierno...
El agujero que sentía en su pecho era demasiado real, muy atemorizante si comenzaba a ahondar en el asunto, pero se negaba rotundamente a volver a verlo. Si había algo que justamente en aquél momento no necesitaba era verlo con otra... o quizás si lo necesitase... quizás y después de todo lo mereciera, verlo feliz con otra, verlo compartir su inmortalidad desde la vereda de enfrente, verlo disfrutar de una vida que ella sólo podía admirar desde lejos. Merecía aquello, todas esas cosas malas que le pasan a la gente despreciable. Aunque sentir lastima sobre su persona, verdaderamente ahora, no le estaba haciendo ningún bien.
Cuando el maldito la derribó y fue a dar al suelo le dio igual si el juego terminaba allí, ¿para qué entrenaba?, para ser un arma, una de Lucy... No le encontraba mucho sentido a la idea de ser brillante, de cualquier manera ya estaba jodida, no había diferencia.
Cubierta de sangre y tierra se quedó tendida siendo observada por un Elfo al que ya no le divertía atacarla, los ojos de él relampaguearon de un gris oscuro a uno metálico cuando Dezz sin ningún esfuerzo se lo quitó de encima como si él no hubiese hecho fuerza para retenerla, o como si no la hubiera apuñalado hasta casi tocar su corazón, pero lo que quizás nadie le contó al Elfo era que ella no tenía ningún corazón el cual atravesar, simplemente ya no lo tenía.
En ninguno de sus entrenamientos anteriores había matado a nadie, y no le apetecía empezar ahora, su semana comenzaba a ser muy larga, sólo quería que todo terminase. Lo dejó medio inconciente en el suelo y fácilmente lo desarmó, no fue demasiado conciente de sus movimientos, sólo podía sentir la sangre empapar su ropa como un recordatorio desagradable de que una parte de sí, seguía viva, nada más.
El guerrero se fue ofuscado y ella se quedó con un Demonio que echaba humo.
― Si esto fuera una legión de Elfos estarías muerta ―comenzó Kev con furia.
― Que bueno que sólo era uno.
Dejó las dagas en el suelo frente a él, se quitó el chaleco hecho trizas y observó las heridas de su piel. El equilibrio se le fue al maldito demonio y cayó sobre su Demonio sintiendo un dolor que la partió en dos por primera vez después de haberse acostado con Vladimir. Sus ojos se llenaron de lágrimas que no derramaría enfrente de nadie, ya estaba hastiada de demostrar dolor. Ya estaba cansada de llorar frente a Kev.
― Si quieres que te castigue, simplemente dilo ―gruñó Kev.
― No te daría tal placer... ―graznó entre dientes.
― Sabes que para mí no significa eso, con un demonio Dezz, ¿cuándo madurarás?
― ¡Muérdeme!
Kev sonrió oscuramente y le mordió el hombro pero sin herirla realmente.
― ¿Estás mejor ahora?
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Saga Ángel Oscuro III. Tentando al Diablo
RomanceAclaración, modo de leer la Saga: Ángel Oscuro I. La Sangre del Culpable. Ángel Oscuro II. La Dama de Blanco. Ángel Oscuro III. Tentando al Diablo. _________________________________________________ «Tentando al Diablo, es la tercera entrega de la Sa...