Capitulo 13: Ecos en la oscuridad

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Dulce, tanto como fuese posible. Ella sabía así, dulce y picante.

Pero aquel beso sólo le sirvió para descubrir algo que ya sabía, su Alma ni lo sintió, si es que aún tenía una. Esto era real, mucho más que ningún beso que hubiese dado, no había aromas a flores de primavera, no había glamour alguno, aquello no tenía nada de ello, y aun así se sentía bien, vacío, pero bien.

Azy se congeló. Lo sintió incluso aunque no estuviese tocando su cuerpo. Y todo era nuevo. Su Ninfa jamás había a actuado así, Azy no representaba peligro alguno, así no prendía su imaginación perversa, se sentía como besar a una vieja y querida amiga...

Cuando se alejó ambos se observaron por un momento admirando lo que habían hecho, era extraño, se sentía extraño.

Cuando se alejó de ella unos pasos para recuperar algo de aire, no quiso reflexionar sobre lo que significaba para él besar sin sentir nada, aquello era el claro recordatorio de que jamás volvería a sentir, que ya no tenía la capacidad de hacerlo. Todo lo que por tantos años había creído que él era, se esfumó con su Ninfa. Lena consumió todo sentimiento en él, apagó por completo lo que sentía. Ahora era un muerto en vida, ahora era aquello a lo que por tanto tiempo había escapado.

Nada solucionaría su destino, nadie le regalaría paz, no tenía un maldito «felices para siempre», no lo tendría jamás. Eso no era para él.

Michael significaba muerte, peligro, todo lo malo que puede coexistir en el mundo, él significaba que ya no había esperanza. No podía amar, tampoco podía dejar que lo amasen, nadie y nada cambiaría su final, porque estaba maldito, y demasiado lejos de la redención...

Buscar a aquella que no era su Ninfa significaba sacrificar otra vez todo lo que él era, aquello que representaba, apartarse de su cómodo papel de no hacer nada y luchar por una idea, pero hasta las ideas más perfectas decepcionan, hasta aquello que creía inmortal había acabado de la peor forma. Buscarla equipararía a bajar de su realidad e internarse en una búsqueda contra el reloj pretendiendo salir bien librado. ¿Y qué si no llegaba a tiempo? ¿Qué si la encontraba y se daba cuenta que ella no podía amarlo, de que él no sabía hacerlo?¿Qué si ella no lo quisiese a su lado?. No podría resistirlo, no nuevamente, otra decepción sería demasiado. Ahora entendía a su hermano, entregar todo y perderlo de igual forma era extremadamente doloroso, lo sentía en carne viva, la herida desgarraba lo más profundo de un amor que creyó suyo.

Tarde comprendía cómo se sentía cuando todo lo demás se desmorona, cuando la mentira que por tanto tiempo sostuvo creyendo que era real, se destroza contra la realidad. Allí él no importaba, todo lo que dijese o hiciese era irrelevante. Allí estaba solo.

O lidiaba con sus demonios o se rendía y vivía en aquél infierno, y estaba comenzando a creer que aquellas llamas no podían arder por mil años, en algún momento dejaría todo atrás, podía intentar exterminar su dolor viviéndolo hasta ya no poder sentir. Pero... ¿Qué si se equivocaba?, ¿Qué si el infierno en su interior no se congelaba?, ¿Qué si no pudiese olvidar sentir dolor?, ¿Qué si éste terminaba consumiéndolo en vida?... Bien, estaba poniendo a su Alma en aquel juego de azar, y esperaba perder, porque ganar, significaba olvidarse de lo que había sentido por su Ninfa, olvidar lo único que fue puro en su vida, perder el amor de alguien a quien intentó amar...

Sufriría encarnadamente para perder el sentido, moriría internamente de la manera más cruel que alguien podría condenarse nunca. Ella lo había abandonado, la vida por completo lo dejó... Qué más daba si no quedaba un mañana, qué más daba si no quisiese ver el amanecer una vez más.

Él era un condenado por elección, y como tal, elegiría el veneno con el cual hacer que todo terminase de una vez. Porque de la misma manera violenta en la que había vivido su vida, quería terminarla. Solo, frío y desgraciado, no merecía otro cosa.

Saga Ángel Oscuro III. Tentando al DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora