Capitulo 17: El silencio del Caído

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Un temblor molesto recorrió su cuerpo rugiendo y amenazando con llevarla directamente a lugares para lo que jamás estaría lista para volver a pisar. Y si no respiraba correctamente, si no mantenía el paso, si no dejaba de imaginar escenario paralelos, caería... lo sabía, los demonios que su memoria atesoraba con tanto recelo, estaban esperándola a la vuelta de la esquina, dispuestos a llevarla al mágico mundo del dolor... aunque no era imbécil...volvería allí, había una celda con su nombre, esperándola. Caería... cada fibra de cordura que aún le quedaba lo sabía.

No se salvaría, estaba contra el reloj, y tras cada paso que se obligaba a dar sentía como se adentraba a un túnel sin salida, era inevitable, Lucy, ella se enteraría... tenía mordidas de su Vampiro aun frescas. Él la había marcado. Él había firmado su final. Era solo cuestión de tiempo. El secreto de lo que había pasado no duraría una vida, tarde o temprano las cosas comenzaría a ir extremadamente mal, como si el hecho de pensar darle a Mike su Alma, no cagara monumentalmente su futuro inmediato.

Sudor frío mojó su espalda. Sentía a Kev pisar sus talones mientras se obligaba a ir más rápido. Respiró con dolor, sus piernas ardían, sentía que los huesos que la mantenía erguida se partirían, era un títere, una absurda marioneta rota...

La bilis acarició su garganta una vez más antes que el vómito la golpeara con fuerza, se dobló en dos antes de caer de rodillas ahogándose. Era una sensación tan conocida, un acto repulsivo y cotidiano. Estaba tan perdida, tan fría, tan sola...

Respiró fingiendo calma mientras Kev la ayudaba a reincorporarse, todo iba a ir bien, todo, sin importar nada, todo saldría como tenía que ser. Sonrió mentalmente por pretender ser engañosamente positiva, luego se bañó en la realidad, ella moriría, y Kev probablemente también...

― Vi a mi padre ―murmuró porque necesitaba hablar de algo mientras juntaba fuerzas para continuar ―. Quiere que me mude...

― Vivirás conmigo y demás está decir que ya no puedes verlo.

Dezz asintió... Soltó el aire que sus pulmones retenían, su mente intentaba por todos los medios pensar en algo más que en la carne que se unía a sus huesos, o en la bilis que aún arañaba el fondo de su garganta, por lo que se replantó por qué Kev no había dicho nada con respecto a su padre, el mundo entero creía que Asbeel había muerto... quizás simplemente a él no le importaba.

Un viento tibio agravó el calor que su cuerpo ya padecía, algo no estaba yendo bien con su termostato.

― Kev... ―murmuró por lo bajo.

― Perdona Dezz... ―susurró el Demonio soltándola.

Antes de caer al suelo una patada vino de ningún lugar y la derribó a la vista de un par de personas que se encontraba en aquella cuadra, la segunda patada llegó estando en el suelo mientras intentaba conseguir aire, nadie de los allí presentes corrió a buscar ayuda y tampoco se percataron de su existencia, por lo que podía ser que Kev estuviese camuflando dicha pelea.

Habían un par de negocios apostados al los costado de cada calle, no sabía exactamente en dónde estaban pero eso dejó de importar cuando otra patada llegó apretando con fuerza sus costillas. Si aquello era una prueba para que no volviese a meterse con Gerard, tenía ganas de decir que no había ninguna necesidad, lo que él le había hecho... lo que habían vivido en aquella habitación jamás se repetiría. Aunque nadie se lo estaba preguntado exactamente.

El dolor nuevamente se hizo presente, llovieron golpes y no pudo detenerlos, estaba mareada, escupía sangre, buscaba aire, intentaba ponerse de pie, pero nada de aquello funcionó, absolutamente nada.

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⏰ Última actualización: Jun 10, 2017 ⏰

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Saga Ángel Oscuro III. Tentando al DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora