Capitulo 03: Derrotada

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Los días no eran fáciles, para nada, pero las noches eran otro cantar. Las malditas siempre sacaban el palito más corto del sorteo de sentimientos, porque sin importar que ella fuese un Oscuro, la noche susurraba una melodía dulce y siniestra, y se veía obligada a bailar siendo tirada entre acordes, y sin importar cuánto pelease, era arrastrada a un mar de desesperanza, sin fuerzas ni aliento para poder escapar, se volvía vulnerable, más que eso, por momentos, sólo en sueños, se sentía frágil, sola, abandonada, casi como si fuese humana...

Las pesadillas que le regalaba Morfeo siempre empezaban con Vlad tocando su cuerpo, más bien torturando su Ser, luego de aquella sensación asfixiante sobre su piel todo se perdía en los ojos de Gerard, para terminar con él acostándose con una cualquiera y verdaderamente disfrutando de ellos, definitivamente la culminación de tan sádico escenario era horrible, y el fantasma de ese sueño se abrazaba a su piel dejándola aún más fría que antes. Y no existía nada que quitase aquello de sí.

Pero siempre había algo más, algo que la dejaba con la clara idea de que el miedo adquiría un cuerpo completo y la aplastaba hasta dejarla sin aliento, y eso era cuando soñaba con él... Podía ver fuego, o sentirlo porque en realidad la oscuridad consumía todo a su paso. El calor chamuscaba su cuerpoy podía olerlo, abrazaba cada parte de sí, pero él estaba por algún lugar, era hombre, sólo sabía eso, además del hecho de que eso no era humano. Luego alguien gritaba su nombre, con un dolor espeluznante, pero ella no reaccionaba, no se movía, ardía bajo un fuego que no podía ver o escapar. Después despertaba sobresaltaba sintiendo como si su cuerpo se estuviese quemado, pero lo peor era el olor a piel quemada, eso no se borraba una vez despierta porque ya lo había sentido antes.

Por semanas enteras había intentado que la angustia de ambos sueños no la aniquilase.

Ella era fuerte, era la fuerte de los dos, se suponía que aquello solo le pasaba a los débiles, pero cada día era peor.



Solía tener sobre sí, miradas de Kev, miradas que no quería tener, el Demonio bien sabía que no se sentía de humor para ser tratada de manera condescendiente, y él no la trataba específicamente así, como si supiese que ella necesitaba llegar a un extremo de cansancio total, la sobre exigía sin importar qué hora fuese, o que estuviesen más de diez horas peleando en un duro entrenamiento en el cual todos sus músculos quemasen del agotamiento. Aquello ayudaba mucho a la hora de llegar a casa, usualmente luego de tal desastre corporal, no sentía deseo alguno de buscar más peleas...

Pero nuevamente caía en el sueño, aquello no lo manejaba, siempre despertaba sobresaltada, llorando y sufriendo como si alguien hubiera clavado un hierro ardiente en sus entrañas y la hubiese prendido fuego, lo que se traducía como algo súper genial. Volver a dormir luego de aquello era inútil, cualquier cosa se tornaba completamente vana, su vida en sí lo era, al menos para la óptica de Dezz.





Cuando el calor de diciembre se hizo insoportable deseó tener un maldito aire acondicionado, pero qué más daba, si al menos durmiese más de dos horas de corrido sería genial, pero el calor ayudaba a no descansar tanto como para soñar, lo que era genial, pero después de días y días sin dormir, el sueño siempre la vencía, y por más que luchase con dagas, uñas, plumas, balas y dientes, cuando Morfeo clavaba sus púas en ella, lo hacía de manera mordaz.



Diez horas de aquella pesadilla era demasiado, incluso para un Oscuro, alguien tenía que apuñalarla para que el dolor que sentía se volviese justificado, porque no tenía sentido seguir así después de tantas semanas de soñar los mismo alternando el orden, pero terminando con el mismo resultado, porque ni morir quemada ni ver a Gerard con otra era placentero, ambos le traía dolor al despertar, ambos la atormentaban despierta y dormida, ambos sueños eran una mierda.

Saga Ángel Oscuro III. Tentando al DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora