Después de luchar con Lobos, Demonios, Elfos, Brujos, y demás, había logrado encontrar su maldita perdición en una raza bastante obvia, Vampiros, pero eso no era raro ni anormal, difícil iba a ser luego controlarse o llamar a su furia interna a voluntad, pero tampoco radicaba allí su dilema personal, sino, en el hecho de que simple y llanamente como si se tratase de un aparato tecnológico estaba dañada. A luces y kilómetros de distancia uno podía decir tan brillante deducción sin necesitar demasiadas pruebas, pero esto era diferente, estar dañada implicaba ser un Oscuro obsoleto, y serlo, estando bajo el mando de Lucifer se traducía mucho mejor como algo que pronto sería descartado,entonces, luego de tan brillantes cavilación sólo quedaba algo por mencionar estaba-totalmente-jodida. De los pies a la cabeza, jodida, ella, por entero, J.O.D.I.D.A.
Kev después de aquel asqueroso entrenamiento había manteniendo un silencio hermético y sumamente molesto, la buscó de su pequeña escapada sin que se lo pidiese, pero no habló de nada, no es que siempre mantuviesen largas conversaciones, pero la electricidad parecía cargar el aire una manera que nunca antes les había sucedido.
Tampoco necesitaba que su Demonio le dijera que lo que había sucedido no era normal, lo sabía, incluso después que sucediese Dezz notó como Kev se tensó frente a su deficiencia, como si los dos conociesen cómo iban a terminar las cosas, pero no quisiesen decir nada. Aunque una parte de sí agradecía que él la hubiera dejado sola, tenía que averiguar a de qué iba el comentario de Harlan, sobre el Alma de Kev...
Mierda, para todas las especies, la muerte era el final del recorrido, pero Dezz estaba bastante segura de que su Parca personal se encontraba por demás apurada en recoger su patética alma. «Suerte con eso, ya no es mía, pero si se la robas a Lucy sería genial, porque me he dado cuenta de que el trato que hice fue un asco. Desde ya, muchas gracias», si, seguramente era un discurso convincente, pero llegado al caso sabía perfectamente que a nadie le importaba, Stefan bien podía mandarla al Purgatorio sin pasaje de vuelta, Marion era una maldita perra la cual no había vuelto a ver. Max no tenía poder alguno sobre el Destino y se le acababan las opciones...
Miró con codicia la botella de vodka que aguantaba solitariamente junto a la mesa de luz, sí que había progresado, antes había tenido un cuarto decorado con muebles pesados de roble tallado, ahora, apenas si tenía una mesa de luz, una cama con resortes, la misma que hacía que dormir en el suelo fuese una idea tentadora, y un ropero donde lo único que conservaba eran cuatro mudas para salir, zapatos al por mayor y equipo de gimnasia. Su adquisición más valiosa era su celular, una mierda táctil que funcionaba, discreto, cómodo, pero nada ostentoso.
Apoyada junto a la pared al lado de la ventana abierta, dejando pasar el viciando aire de la calle, su vista volvió al vodka, y por qué no, ya había aclarado en dónde estaba parada, para qué seguir esforzándose, para qué seguiría cazando o entrenando, para qué matarse todas y cada una de las noches si después de todo no sólo era una inmundicia de persona, sino que su único trabajo, aquel por el cual había hecho que su Vampiro la odiase, quedaba sin efecto por una falla en su termostato.
Bien, estaba visto que la justicia poética apestaba y que no era nada bueno que el destino se ensañase con ella... aunque culpar a una entidad que nada tenía que ver, bueno, era un comportamiento muy de ella, culpar a todo el maldito mundo por su maldita vida.
Y todo, absolutamente todo le daba igual, si dijese que se encontraba defraudada de no ser útil, mentiría, es más, le encantaba la idea de ser un Oscuro inservible, aunque eso significase que pronto terminaría siendo sacrificada como un animal, le parecía bien, un perfecto final, porque lo había buscado, parecía casi irreal que todo saliese según el plan, y por sólo esa parte se alegraba, pronto dejaría de ser la maldita perra-arruina-vidas que siempre había sido, más temprano que tarde pasaría a estar en un infierno físico y real que provocaría que lo que por dentro sentía, justo en aquel momento, pareciese una maldita tarde soleada, pero estaba bien, todo estaba bien.
ESTÁS LEYENDO
Saga Ángel Oscuro III. Tentando al Diablo
RomanceAclaración, modo de leer la Saga: Ángel Oscuro I. La Sangre del Culpable. Ángel Oscuro II. La Dama de Blanco. Ángel Oscuro III. Tentando al Diablo. _________________________________________________ «Tentando al Diablo, es la tercera entrega de la Sa...