Argos le había pedido dos nuevas mozas con suma urgencia, lo que le parecía genial, tenían a una, Alice, sabía que ella diría que sí, de la otra se encargaría Roma personalmente. Will suponía que era para no tener que lidiar con Argos por demasiadas horas, el Dios no la dejaba en ningún momento, tanto así que Will había aprendido a identificar el momento exacto en el que el Argos entraba, no por el aire que siempre descendía un par de grados o la advertencia que le llegaba como un escalofrío en la nuca, sino por la actitud de Roma, cuando él no estaba se mostraba calma, preocupada, pero calma, luego era como si un asesino en serie estuviese apuntándola con un cuchillo... y comenzaba a ver que claramente era eso.
Cuando el aire volvió a estar tranquilo se relajó y siguió en su mundo sin hablar de lo que seguramente Argos le había dicho. Roma podía ser muy capaz y amorosa, pero cuando estaba de malas era muy inteligente huir de su camino.
― Con respecto a las candidatas al puesto ―comenzó Will ―. Tengo una amiga a la que quizás le agrade la idea.
― Bien, pero...
― Ella sabe de esto ―dijo señalando con una mano para especificar todo el asunto en el que ellos vivían metidos ―. Se llama Alice.
― Bien, pregúntale y armaremos una entrevista para ella y las demás. Aunque sabes cómo le gustan a Argos las...
― Si, y ella sería perfecta ―comentó sin dejarla terminar la frase.
No era ciego, todas allí eran hermosas y vestían como si ahorrar en tela fuese un deporte nacional, Alice no tendría problema con ello.
― Bien ―soltó como modo de finalizar la charla.
Estaba de malas, no sólo porque respondía cuando tenía qué, sino por su postura, a punto de salir y asesinar a alguien. Lo único bueno era que sólo le quedaban un par de minutos de aquel aire tenso, sólo eso lo separaban de la libertad, y también de Sinner...
***
Naths estaba enfrascada en la decisión de que quería mudarse, aquella monstruosa mansión era demasiado para ella, sin contar que la misma tenía una cantidad de polvo impresionante, Bastiaan le dijo que contratarían a alguien ya que sus tentativas de cocinar habían quedado en pobres intentos desastrosos, no, no era lo que se conocía como ama de casa, cuando vivió sola había sido fácil, siempre compraba comida hecha, o los sobres con sopas que lo único que requerían eran agua. El intentar hacer espaguetis había sido una proeza de dos horas para terminar con una salsa quemada y fideos pegados, luego sus comidas no habían ido a mejor ni por asomo.
Ese día su futuro marido había dicho que no llegaría hasta entrada la noche, no le presto vital impotencia a lo que él intentó comunicarle a las ocho de la mañana, sonó como a algo muy importante, pero no lograba recordarlo.
Llegó hasta el libro de cocina que Bastiaan le había regalado como un chiste, claro que no entendía absolutamente ni la mitad de las cosas que decían allí, aunque intentaba hacerlo todo al pie de la letra siempre había un paso que salteaba o simplemente omitía, y era lo que terminaba de empeorarlo todo.
Podía infiltrarse en el Infierno, armar un gran desmadre y llegar a tiempo para volver a afilar sus espadas, pero cocinar era una habilidad para la que no estaba entrenada...
― ¿Por qué no sé ve como la fotografías? ―gruñó molesta al observa su sopa desabrida y sin chiste alguno.
Seguramente todo terminaría con una huida a la cocina de Magnolia y una vuelta con un plato digno de reverenciar.
Con una blasfemia cortando la punta de su lengua se dirigió al teléfono. Marcó y esperó dos tonos. La voz algo agrietada de la Bruja sonó del otro lado.
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Saga Ángel Oscuro III. Tentando al Diablo
RomanceAclaración, modo de leer la Saga: Ángel Oscuro I. La Sangre del Culpable. Ángel Oscuro II. La Dama de Blanco. Ángel Oscuro III. Tentando al Diablo. _________________________________________________ «Tentando al Diablo, es la tercera entrega de la Sa...