Capítulo 2

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ㅡYa llegué...

Avisó Lisa, dejando las llaves en la pequeña mesa a un lado de la entrada y se acercó a la pequeña cocina-comedor. Sacó un pequeño plato hondo de las repisas, colocó las fresas previamente lavadas y untó la mostaza encima. Tomó el plato entre sus grandes manos, caminando con pereza hasta la única habitación.

ㅡAquí están.

El pequeño bulto entre las sabanas se movió y una cabellera castaña junto a un par de ojos dorados se asomaron viéndola curiosa.

ㅡGracias, Manobal. ㅡUna sonrisa tímida salió de los gorditos labios contrarios.

Lisa solo asintió, acercándose hasta la cama en una esquina de la habitación y entregándole el plato hondo, con las fresas y la mostaza, a Jennie.

ㅡ¿Ya debes ir a trabajar?

La de ojos dorados observó la espalda de la alta mujer frente a ella, notando como se acercaba a su armario sacando sus prendas de siempre.

ㅡSí. ㅡRespondió secamente, abriendo la puerta de la habitación y saliendo con la intención de vestirse en el baño.

Jennie sigue sin entender eso de tener que cambiarse en el baño cuando podría hacerlo en la habitación. Pero al mismo tiempo entiende que Lisa no debe de estar acostumbrada a ser visto por nadie, le gusta tener privacidad.

Hasta donde ella sabe fue su primera vez, la primera en verla sin nada puesto, en cambio Jennie había tenido su primera vez hace unos años atrás, con un compañero de clase que le gustó demasiado en su época estudiantil.

Extraña esos tiempos.

Sus amigos, sus padres, escaparse de casa para ir con su grupo de amigos hacia el cine y llegar tarde para esperar ser regañada por sus progenitores.

¿Extrañaba sus padres? ¿Extrañaba las travesuras que hacia con sus amigos? ¿Extrañaba a sus hermanos menores? ¿Extrañaba su antigua vida? Sí, más que a nada en el mundo, lo extrañaba.

¿Desearía volver en el tiempo, evitar haberse conocido con Lisa Manobal y así haber evitado caer en sus encantos aquella noche? No del todo.

Quería volver a su juventud sin preocupaciones por lo que pasaría luego además de preocupar tener buenas calificaciones y cuidar a sus hermanos menores, claro que sí. Pero al mismo tiempo estaba encantada con esa sensación de caer enamorada por Lisa.

Jennie tiene un sentimiento en su corazón que con el tiempo sigue creciendo temerosamente por la alta chica con el que comparte su pequeño apartamento. Sentía que todo había pasado muy rápido y tembloroso como para asimilarlo por completo.

Esa fiesta de fin de semestre Lisa se le acercó, la miró con interés y luego la atrapó con su encantadora sonrisa, un par de bebidas, unos fogosos besos, las caricias y los gemidos en la habitación fueron suficientes para atrapar su corazón rodeado por algodones.

Recuerda muy bien que amanecieron abrazadas, se sonrieron e intercambiaron números mientras Jennie soltaba sonrojos y Lisa halagos hacia la menor.

Ese fue su primer y último encuentro antes de aquella cita en la cafetería preferida de Jennie. Aquel lugar donde le confesó la existencia de ese bebé que lleva en su vientre. En ese lugar Lisa decidió hacerse cargo, con una mueca en sus labios pero la mirada llena de determinación.

La puerta se abrió sorprendiéndola, con sus ojos dorados escaneó rápidamente a la madre de su bebé pronto a nacer, alejando sus pensamientos y en su rostro apareciendo una ligera sonrisa y rubor.

ㅡJennie debo irme. No salgas de la cama hasta que vuelva a almorzar.

La menor asintió con una pequeña sonrisa al verla morder sus uñas, algo que hace siempre que va a llegar tarde al trabajo, era algo que recientemente había descubierto.

ㅡBien, te veo en la noche. ㅡLisa cerró la puerta y posteriormente se escuchó como le echaba seguro a la entrada principal.

Jennie por su parte solo sonrió. Adora descubrir algo nuevo de Manobal cada día. Ese lunar que se encontraba en su cuello, cuando arruga su nariz si algo no le gusta, cada vez que muerde sus uñas al estar apresurada o nerviosa como hace unos momentos hizo.

Desde que empezaron su convivencia por su bebé Jennie ha descubierto cosas en Lisa que la hacen suspirar. Está enamorada, cada día lo confirma un poco más. Sabe que está mal. Todo lo está.

Porque Jennie siente cada día más una razón para caer de a pocos en Lisa y la rubia sólo está a su lado para hacerse responsable del bebé que lleva en su vientre.

Jennie desearía con toda su alma que fuera diferente.

Jennie quisiera que no fuera por ella que Lisa dejara sus estudios y se dedicara a lavar platos.

Jennie amaría que Lisa sintiese lo mismo que ella, que lo quisiera como ella lo hace.

Pero hay tantas cosas que uno desea y que nunca podrán cumplirse. Jennie lo sabe muy bien, ellas no tendrán un romance como en las películas, mucho menos compartirán los mismos sentimientos. Aún así tiene esperanza a pesar de su realidad, tiene esa discreta ilusión por comenzar una buena relación con Lisa, compartiendo los sentimientos correctos.

Después de todo creció rodeado de algodones. Su corazón no sabe que es sufrir de verdad... Pero pronto lo sabrá.

 Pero pronto lo sabrá

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Desire of love | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora