Capítulo 13

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No era una mujer muy partícipe de reuniones vecinales. Con la música alta y la parrilla haciendo humo, soltando también un agradable olor a carne. Lisa observa con su usual expresión helada a su alrededor, luciendo calmada y callada como siempre frente a las demás personas en el patio trasero de su vecino, donde la pequeña fiesta de cumpleaños de un amigo muy querido por su madre se celebraba.

Pero la verdad es otra, ella no está nada calmada, solo aparenta.

Su interior se quema, las llamas atacan a su corazón, su mente es una batalla y los dolores de ésta no se podrían comparar al dolor que sentía en su espalda baja días atrás. Algo le pide gritar y liberar todo ese vacío mediante palabras honestas y miles de Perdóname, Háblame, Golpéame, Ódiame, Dime algo, Te ruego perdón...

Pero el orgullo es demasiado alto, llena sus venas y nubla su corazón tan arrepentido. Una vez más sus manos aprietan el vaso de plástico entre sus dedos, lleno de jugo de cereza que su propia madre preparó. Pensó en ella un poco más.

Jennie...

No se han hablado durante ya casi una semana, la tensión en la casa no podrían estar más tensa, hasta su madre lo ha notado y se tomó la libertad de llamarle la atención por ese hecho. Recuerda la conversación que tuvieron ayer.

ㅡ¿Crees que no me doy cuenta? ㅡsu figura como el de un jarrón no se tardó en aparecer.

Lisa sólo asintió, siendo la mujer de pocas palabras que siempre ha sido. Realmente no quería hablar del tema con su madre, porque se avergüenza de su actitud frente a su madre. No quiere decepcionarla.

ㅡHija, sabes muy bien que hacer ㅡdijo, suavizando su molesta expresión ㅡpedir perdón, escuchar y perdonar; es la mejor manera de solucionar un conflicto. Siempre te lo he dicho.

Lisa bajó la cabeza y rascó su nuca, tratando de no escuchar. Sabe que Chitthip tiene toda la maldita razón, y eso la hace sentirse avergonzada por sus actos.

ㅡ¿Acaso tu orgullo es tanto? Eso no te llevará a ningún lado, no quiero seguir viéndolas así, me duele. No me quieres decir lo que les pasa, y eso lo respeto, pero si algo grave pasa entre ustedes sólo lo diré una vez más, ¿escuchaste? Pedir perdón, escuchar y perdonar. Deja tu orgullo o timidez de lado, cariño ㅡcon un beso en la mejilla su madre salió de la cocina.

Pedir perdón, escuchar y perdonar. Lo ha escuchado toda su vida, y toda su vida pareció funcionar. Ella debe pedir, o mejor dicho rogar y hasta suplicar de rodillas el perdón de Jennie. Es lo mínimo que puede hacer en esos momentos.

¿Pero quién puede culparla? Es un humano y cometemos errores. Nos confundimos como ella se confunde en el sentimiento tan extraño nunca antes experimentado de esta forma.

Tan puro, intenso y real.

Estos días sin el calor de la pequeña mujer a su lado ciega de dolor a su corazón. Las noches son frías con Jennie durmiendo en la habitación de huéspedes. Su mente le atormenta, hasta que la obliga a darse cuenta de que aquel sentimiento tenía un nombre y un porqué.

No puede relajar los hombros, la noche pasada tampoco la disfrutó mucho que digamos. Y ahora mismo también la extraña. Jennie se quedó en casa, porque según ella se sentía mal del estómago, diciéndolo con los ojos rojos.

Es una mala mentirosa. Sólo no quería ir con ella.

A Lisa le crece una molestia en el pecho, porque ella misma causó todo eso, y ejerciendo más fuerza de la debida, el vaso entre sus dedos se estruja hasta que el líquido sale disparado hacia ella. Maldice en voz baja, viendo su blusa empapada por el jugo que salió disparado hacia su pecho.

Entre zancadas ingresó a la casa, donde vio a su mamá en la cocina, lo cual la asustó, pues hace un momento estaba en el jardín. ¿O es que acaso tanto tiempo se quedó pensando en Jennie? Seguro ni fue consciente del tiempo que pasó de pie en medio del patio.

ㅡMamá…

La mujer giró a verla, con una sonrisa en su rostro. Lisa señaló su blusa y la mirada de la mujer descendió hasta su blusa mojada por el líquido que ella misma preparó, soltando una carcajada.

ㅡ¿Se ve muy mal?

ㅡTe ves tan graciosa, amor ㅡlimpió una pequeña lágrima imaginaria, haciendo avergonzar a su hijaㅡ Ten ㅡle extendió un trapo amarillo, cuando ya se había calmadoㅡ Trata de quitar la mancha, ¿sí? Yo seguiré con el postre.

La mujer le dejó un beso en su mejilla y giró de nuevo para regresar a su trabajo. O al menos así sería, porque al cabo de apenas unos minutos Lisa jaló un poco de su chaqueta de mezclilla azul.

ㅡIré a cambiarme, creo que es mejor ㅡavisó, cuando se dio cuenta que empeoraba la manchaㅡ Mamá, ¿se ve muy feo? ㅡpreguntó con vergüenza, estirando la playera blanca para que se vea mejor la mancha.

La mujer se carcajeó un poco más, haciendo a su hija fruncir el entrecejo. ㅡLo lamento, pero te ves muy chistosa. Pareces una pequeña cachorrita pidiendo ayuda a su mamá ㅡse acercó hasta ella y acarició su mejillaㅡ Ve a casa y cámbiate, no hay problema.

Y así hizo, saliendo de la casa vecina dónde una gran amiga de su madre era la dueña y quién organizó tal fiesta. Ingresó a su hogar. Todo se hallaba callado, las cortinas abiertas dejando entrar los potentes rayos del sol que aquella mañana se dignó a salir. Pero a pesar de parecer una casa solitaria, pudo escuchar una suave voz junto a una melodía y no pudo evitar caminar hacia aquel sonido cautivante.

¿Cómo un ser humano podría cantar tan bonito a pesar de verse tan triste?

Sólo Jennie pone esas dudas.

Jennie observaba a través de la ventana, con su nariz roja al igual que sus mejillas, rastros de lágrimas cubrían su rostro, abrazando su vientre crecido, cantando para lograr calmarse. Dejó de cantar cuando divisó el cuerpo de Lisa en el marco de la puerta, observándolo directamente y pareciendo temblar ligeramente. Más su expresión seria seguía ahí.

ㅡTenemos que hablar... ㅡdio unos cuantos pasos hasta quedar frente a Jennieㅡ Por favor...

 ㅡdio unos cuantos pasos hasta quedar frente a Jennieㅡ Por favor

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Desire of love | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora