Otra semana de trabajo terminó para Lisa y puede catalogarla como una de las peores. Minatozaki Aiko se encargó de hacerle la vida imposible.
¿Cómo? Pues luego de aquel día donde tuvieron la discusión con la mujer, ella le llamó a su oficina y dijo que su sueldo lo redujo a la mitad sin ninguna explicación, pero claro que Lisa sabía el porqué.
Ser tratado de esa forma es indignante y completamente injusto.
Luego, por si fuera poco, la llenó de tareas que van más allá de su trabajo como secretaria. ¿Limpiar su oficina? ¿Ordenar sus libros? ¿Quedarse hasta altas horas de la noche para clasificar papeles sin ningún sentido? ¡Nada de eso es su maldito trabajo! Agregándole a eso los malos tratos y obvias indirectas hacia su pareja o hasta ella misma.
Era un abuso que Lisa no quería soportar, pero si renunciaba ahora, ¿Quién pagaría los gastos en casa o los medicamentos de su madre? Exacto. Nadie.
Esas preguntas impedían que ella renunciara de una buena vez, porque tenía responsabilidades que atender más allá de su bienestar.
ㅡCuando vuelvas vas a limpiar mi baño privado y me traerás café. Y ahora sí, largo.
Lisa apretó la mandíbula y asintió. Salió de ahí con la rabia picando su cuerpo.
Horas después había hecho lo que la mujer le ordenó, aunque realmente no quisiera lidiar con ello. Ella salió de ahí diciendo tener una reunión importante, dejándola sola detrás de su escritorio.
ㅡHola Manobal.
ㅡHola... ¿Cómo has estado esta semana? ㅡdijo mientras dejaba de lado los papeles en sus manos. ㅡCasi no hemos podido hablar.
ㅡMal. Mi madre me ha ordenado sin parar que acabe mi relación con Mingyu. Ha tratado de convencerme de todas las maneras posibles además de darme trabajo extra en casa para lidiar con problemas de la empresa, me mandó a diferentes lugares de Corea para reuniones sin sentido, de hecho, mi cabeza da vueltas por tanto viajar, ja, sumándole amenazas y dolores de cabeza.
Lisa al principio no entendía el odio de Aiko hacia la familia de Mingyu, los Kim dueños de las farmacias One & One. Pero luego de que Sana le contara su historia entendió.
La mujer y los Kim tenían buenas relaciones hace años cuando aún estaba casada con el padre de Sana. Pero ellos rompieron sus alianzas luego de que el padre de Sana se fuera con su amante, que fue cuando Minatozaki Aiko se dio cuenta que el señor Kim es hermano de la mujer con la que su padre se fue. Los odiaba por ser familia de la persona que le quitó a su esposo.
Ella lo vio como una clara traición, decidió alejarlos de su compañía y tacharlos de su vida con obvios pero injustificados rencores.
ㅡNunca había conocido esa cara de mi madre... ㅡconcluyó. Sana se apareció y la miróㅡ cielos, te ves muy cansada Lisa ㅡpreocupada vio las ojeras de cansancio en Manobal junto a una expresión cansina.
La rubia negó. ㅡMe siento horrible, te juro que tengo un dolor de cabeza que no se va.
ㅡ¿Qué te ordenó que hicieras?
ㅡLimpié su estúpido baño privado ㅡdijo con clara molestia.
Últimamente groserías se han escapado de su boca cuando referirse a sus tareas del día a día se trata. Cansada y falto de sueño.
ㅡMi madre está loca... pero descuida, yo trataré de conseguir un nuevo empleo para ti como acordamos.
Peinó con fuerza sus cabellos. ㅡAyer me dijo que si renunciaba ella se encargaría de que nadie me contrate.
Sana la miró con sorpresa y la boca abierta, pero pronto se transformó en molestia. ㅡ¿Qué mierda? Te amenazó, eso es ir demasiado lejos.
ㅡLo es, ¿Pero qué quieres que haga? No puedo hacer nada contra su jodido odio sin sentido ㅡgruñó.
ㅡLo único que queda es actuar como la ley lo pide. Ella es mi madre, pero está cruzando todos los límites, y no debemos permitirlo ㅡdemandó Sana.
Lisa asintió tapando su rostro, se veía muy desganada. Ella sólo quería estar en casa y gozar de la tranquilidad de su hogar, los mimos de su pareja y poder conversar con sus bebés.
ㅡ¿Ya conseguiste un abogado?
ㅡJusto venía a darte malas noticias ㅡLisa destapó su rostro y la miró esperando sus palabrasㅡ mi madre congeló mi cuenta en el banco, no tengo nada en mi billetera como para contratar un abogado por lo menos decente en poco tiempo y no puedo vender nada porque joder, ella es dueña de prácticamente todo lo que tengo. Me siento tan estúpida.
ㅡNo lo eres... ya veremos la forma, descuida.
Ella negó. ㅡNo. Debemos hacer algo ahora. Yo puedo soportar las tonterías de mi madre, pero tú tienes una familia y tu relación no va muy bien que digamos, solo... déjamelo a mí.
Lisa agradeció con una sonrisa cansina y exhaló con fuerza. Podía confiar en Sana.
ㅡEstá bien, confío en ti. ¿Qué tienes en mente?
ㅡContactaré con tu hermana, la abogada.
Tal como prometió, lo cumplió. Dos días después y gracias a los contactos de Sana en el mundo del espectáculo Lisa se estaba reuniendo con su hermana en un restaurante de alta calidad y confidencialidad.
Ella había aceptado encontrarse tras haberle presentado el papel donde se confirmaba que compartían sangre. Ahora debía hablar con ella y esperaba le brindara su ayuda.
ㅡHola, hermana.
La mujer se quitó los lentes dejándole ver sus ojos y sonrió con amabilidad.
ㅡHola, Lisa.
No importa si vuelve a ser una lava platos porque si eso le permite estar cerca de Jennie y sus bebés, entonces no le importaría volver a ello aunque se endeudara para pagar los medicamentos de su madre, no le importaría.
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