Capítulo 1

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Suspiró.

ㅡ¿No crees que es muy temprano? ㅡPreguntó, apenas moviéndose en su cama individual, sin embargo, ambas entraban de cucharita.

ㅡLo sé, Manobal. Pero este antojo no se me va... ㅡLisa arrugó la nariz ante el pedido de la menor.

Aún no terminaba de entender por qué Jennie tenía antojos tan... peculiares. Su madre dice que es completamente normal en las embarazadas, aun así, Lisa no puede terminar de entender cómo es que se come todo eso.

Salchichas con crema batida.

Arroz con mayonesa.

Sandía con mantequilla.

Aún no terminaba de entender esa etapa en el embarazo de Jennie, después de todo, habían sido tomadas desprevenidamente como madres primerizas.

ㅡ¿Quieres que vaya ahora? ㅡPreguntó tallando sus ojos.

Pudo sentir el cuerpo de Jennie darse la vuelta a su dirección, por lo que se pegó aún más a la pared a su costado y se apoyó en sus codos para poder ver mejor a los bonitos ojos contrarios.

ㅡPor favor, Lis. ㅡSuplicó la menor.

Lisa asintió cansada, apenas había logrado dormir unas cuatro horas y ya debía volver a salir de la cama. Estaba cansada, su cuerpo dolía a pesar de los masajes que Jennie le había proporcionado para bajar la molestia. Trabajar, prácticamente, todo el día como lavaplatos en aquel restaurante suele ser pesado al ser este uno de los más visitados. Pero quería ir, a pesar de sentirse adolorida quería cumplir con los antojos de la menor.

ㅡBien. ㅡRespondió rascando su nuca mientras salía de la cama y caminaba con lentitud hasta el baño.

Cuando salió se acercó a una de las sillas al lado de la cama y tomó su chaqueta, se colocó los zapatos y salió de la pequeña habitación.

«Al menos no hacía tanto frío como los días anteriores», pensó tratando de animarse al ver por la ventana las calles cubiertas de blanco por la nieve.

ㅡ¡Ve con cuidado, Lisa! ㅡEscuchó a Jennie exclamar mientras tomaba las llaves y salía del pequeño departamento.

Quizás no era nada lujoso o espacioso.

Quizás ni siquiera es un buen vecindario.

Pero a pesar de todo eso, la renta es cómoda a su situación económica. Lisa debía trabajar hasta horas extra lavando platos, algo que le diera unas cuantas monedas más para poder llevar más dinero a casa. Jennie no podía trabajar por obvias razones, ella está en cinta y su embarazo es algo delicado.

Y aunque su madre y ocasionalmente los padres de Jennie las apoyan dándoles cierta cantidad de dinero cada fin de mes, tampoco es como si ellos tuvieran muchos ingresos. Además, los padres de Jennie no están muy felices con la situación. Cree que con el tiempo ellas los dejarán completamente de lado.

Lisa y Jennie aprovechan bien el dinero y lo usan para las necesidades básicas como pagar la renta y comprar la comida necesaria, mientras que lo poco que sobra lo ahorran para las cosas del bebé que dentro de escasos meses nacería.

ㅡDemonios. ㅡMaldijo al sentir el frío bajo su pijama.

Pronto está cruzando el pasillo y bajando las escaleras con flojera. Trata de masajear su nuca en un intento de disminuir el dolor, pero éste no quería irse, sus muñecas dolían de tanto lavar, su espalda dolía al estar encorvada, ella era muy alta y donde debía de lavar la cantidad inmensa de platos, ollas y cubiertos era muy pequeña.

Luego de tener aquel asunto del bebé para nada esperado con Jennie tuvo que dejar sus estudios de Medicina y encontrar un trabajo lo más rápido posible. Encontró su salvación en aquel restaurante a calles de su departamento. Aunque el lugar de trabajo no se adecuaba a sus comodidades pagaban bien, al menos lo suficiente para algunos gastos más lo que sus padres le daban.

Agradece que su madre y los padres de Jennie las apoyan.

En estas circunstancias cuando su bebé está pronto a llegar necesita tener ahorros, así comprar su cuna, sus pañales, biberones, ropita. Todo... aún no podía creer que siendo tan joven sería mamá, se considera inexperta y hasta poco capaz. Y ni hablar de Jennie, que es menor por tres años, una chica joven con el mundo por delante, pero que ahora se encuentra viviendo con ella llevando un embarazo de riesgo.

Aún no lo asimilaba del todo.

Lo único que pensó en aquel momento, cuando Jennie la citó en aquella cafetería para contarle su embarazo, fue que se haría cargo, que sería responsable y que tomaría las consecuencias de sus actos. Y ahora está aquí, un mes y algo más después, comprando fresas y mostaza para Jennie en la tienda de enfrente. Antes, a esa misma hora, estaría en el departamento de su madre y suyo, tomando su desayuno, listo para poder salir y llegar a tiempo a la Universidad.

Y ahora está aquí, con un horrible dolor en la espalda por pasar horas extra del tiempo libre que no tiene lavando platos en un restaurante para así mantener a una chica que no ama y un bebé que está próximo a llegar.

Antes, podría estar en casa y ver series en su tiempo libre, luego dedicándose de lleno para sus prácticas y exámenes, leyendo los libros correspondientes y ayudando a su madre en la casa con un trabajo de medio tiempo.

Pero no puede quejarse. No debe.

Fue responsabilidad suya y de Jennie no haber usado protección aquella vez, y ahora ambas tratan de hacerse responsables de un bebé que nacería pronto. Ahora por esa irresponsabilidad ellas deben vivir juntas, aunque Lisa no ame a Jennie, y dude también amar a ese bebé. Ella sólo está ahí porque considera injusto de su parte dejar a la pequeña castaña con toda la responsabilidad que un bebé conlleva. Sólo está ahí por ese error suyo, nada más y nada menos. Pero...

¿En verdad cree que es un error?

¿En verdad cree que es un error?

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Desire of love | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora