2

88 22 7
                                        

El ruidoso golpeteo de la madera lo despertó.

Dentro del carro estaba aún oscuro pero se colaban pequeños rayos de sol por las aberturas. Sus ojos se entonaron tratando de distinguir las siluetas que lo rodeaban.

Un movimiento repentino hizo que golpeara su cabeza contra el piso del carro. Aturdido se incorporó tratando de sentarse, fue entonces que notó el sabor metálico en su boca que le hizo recordar lo sucedido el día anterior.

Su cabeza retumbaba mientras repasaba los sucesos. Lamentablemente había perdido el conocimiento en algún momento de la noche por lo que desconocía a dónde se dirigían.

Los rayos de luz que se filtraban entre la madera eran de un color amarillo pálido, propios del amanecer y el que entraran por el lado izquierdo del carro le hizo saber que viajaban nuevamente al sur. La velocidad con la que se movían le hacía pensar que descendían de la montaña.

Miró cómo a su alrededor todos los esclavos yacían indiferentes, quizá demasiado débiles como para pensar. Desconocía cuánto tiempo llevaban sin ser alimentados o si habían tomado un poco de agua siquiera.

La culpabilidad se asentó en su pecho. Los esclavos no eran parte de su repertorio de tareas, por lo que sólo asumía que alguien más se encargaba de saciar sus necesidades. Ahora que los veía no estaba tan seguro. Se recriminó por no pensar en eso hasta que se volvió parte de ellos.

Ahora no sólo tenía que salir a buscar a Jisoo, también tenía que mantener a sus esclavos a salvo.

"Magestad" una voz detrás de él habló.

Observó al joven reclinado sobre la pared trasera del vagón. Notó su mano envuelta en harapos pintados de sangre. Fue quien impidió que hablara la noche anterior.

"¿Se encuentra bien?" El hombre habló de nuevo. Jeonghan no sabía si estar agradecido o recriminarle por impedirle ayudar a Jisoo.

"¿Sabes a dónde nos dirigimos?" Preguntó al joven.

"Seguramente al pueblo más cercano. Los domingos por la mañana se instala el mercado ambulante. Los esclavos somos la atracción principal. Probablemente seremos subastados" La noticia no lo había sorprendido, era de suponerse que los bárbaros intentarían deshacerse del motín lo más rápido posible para evitar ser rastreados. No arriesgarían su seguridad por un montón de esclavos.

Ahora que había escuchado hablar más al hombre notó un leve acento. Extranjeros. Estos esclavos provenían de otras tierras, lo cuál explicaba el poco interés que mostraron con su llegada. Probablemente no se habían enterado de que viajaban con el futuro rey de Serenity.

"¿Cuál es tu nombre?"

"Jun. Su majestad"

"Han. Puedes llamarme Han."

"Nadie aquí habla su idioma"

"No podemos arriesgarnos."
...

Poco después del mediodía llegaron al centro del pueblo más cercano.

Fueron atando uno por uno a los esclavos a una misma cadena. Jalaron de la pieza de metal llevándolos a todos hasta un estrado en la plaza central.

De un fuerte tirón los hicieron caer a todos de rodillas. Jun evitó que cayera de bruces contra el suelo tomándolo del codo.

Jeonghan inspeccionó a la gente del pueblo, muchos de ellos cargaban los víveres que habían adquirido en el mercado. Alimentos, animales y diversos utensilios. Ninguno parecía tener el suficiente dinero para pagar por esclavos.

Sólo unos cuántos hombres al frente con ropas más elegantes parecían ser los potenciales compradores.

Jun apretó su antebrazo suavemente tratando de llamar su atención para que bajara la mirada al suelo.

Príncipe CaptivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora