Mingyu despertó en su celda, sintiendo cómo escocían cada uno de los moretones y cortes en su cuerpo. Wonwoo, como siempre, ya estaba alerta ante cualquier peligro. Los pasos de los soldados resonaban en los pasillos, el eco confirmando lo que ya sabía: no eran de la guardia real, sino hombres del regente.
Habían pasado tres días desde que los soldados de Jeonghan fueron reemplazados. Ahora estaban a merced de sádicos que disfrutaban torturándolos a la menor provocación. Los moretones en su torso y las heridas abiertas eran pruebas suficientes de las palizas que había recibido, y un dolor agudo en sus costillas le indicaba que probablemente alguna estaba rota. Wonwoo había tratado de protegerlo, pero su estado físico empeoraba, y Mingyu no podía permitir que lo dañaran más.
Sabía muy bien lo que el regente pretendía. Quería que Jeonghan sufriera, que se arrepintiera por haber retrasado la ejecución, llenando sus últimas horas de agonía. Así que la parafernalia que había preparado para el viaje hacia la zona de batalla no lo sorprendió.
La caravana estaba compuesta por soldados de Serenity, algunos a pie, otros a caballo, manteniendo una posición firme. Liderando la comitiva estaba el regente Yoon, cabalgando su corcel marrón. Frente a todo el convoy, dos caballos arrastraban una antigua jaula de hierro que a Mingyu le recordaba las jaulas de los circos de osos.
Lo metieron en su nuevo cautiverio, aún más estrecho que la celda, sin espacio para moverse. Mingyu estaba a punto de ser atado cuando el llamado del regente distrajo al guardia.
"¿Estás bien? ¿Cuánto más crees que puedas aguantar?" preguntó a Wonwoo, cuya palidez y labios secos revelaban la gravedad de su estado. Wonwoo asintió débilmente, pero no dijo nada.
El guardia regresó y jaló con rudeza el brazo de Mingyu, girándolo para que quedara frente al regente. Lo ataron con los brazos por encima de su cabeza, firmemente sujetos a los barrotes de la jaula. A pesar de su condición, Mingyu sostuvo la mirada del regente sin dejarse intimidar.
El regente avanzó, con una sonrisa arrogante.
"¿Qué diría tu tío si te viera así ahora mismo?" dijo con burla.
Mingyu no respondió, su mirada seguía firme. El regente soltó una carcajada despectiva.
"Y todo por follarte a una puta barata..." añadió, intentando provocarlo. Mingyu apretó la mandíbula, decidido a no darle el gusto de una reacción. "No te preocupes, encontrará fácilmente a quien abrirle las piernas... ¿Quién sabe? Quizás yo mismo me encargue de él."
El simple pensamiento lo enfureció. Sintió náuseas al imaginar al regente tocando a Jeonghan. Golpeó la jaula con toda su fuerza, haciendo que el metal vibrara.
"Ni te atrevas a tocarlo..." gruñó.
El regente se rió, satisfecho por haber logrado su cometido.
"No estarás allí para impedirlo", dijo antes de regresar a su lugar en la comitiva.
Mingyu estaba a punto de abalanzarse nuevamente cuando sintió los fustazos de los guardias en su torso. Los golpes no eran nada comparados con el fuego que ardía en su interior, pero sabía que Wonwoo también pagaría las consecuencias de su ira. Detuvo su ataque, aunque sus puños temblaban de rabia.
"Es suficiente. Dejen que llegue con vida a la zona de batalla", dijo una voz que reconoció de inmediato: Jeonghan.
Mingyu permaneció con la cabeza baja, tratando de recobrar el aliento. Sabía lo que el regente hacía, pero la sola insinuación de involucrarse sexualmente con su sobrino lo asqueaba. Pensar en el tiempo en el que Jeonghan estuvo bajo la tutoría de ese hombre, el cómo lo primero que hizo al tenerlo a su cargo fue romper el compromiso con Seungcheol a pesar de las ventajas políticas de la unión; o cómo atacó su caravana enviando a los bandidos bajo la consigna de secuestrar al príncipe, ¿qué hubiera pasado si realmente lo hubieran raptado?

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Príncipe Captivo
Hayran KurguJeonghan tiene que hacerse pasar por esclavo para sobrevivir hasta que cae en manos del príncipe de Quartz. Capri Gyuhan Au